
Un aspecto del mundo del software libre que nunca abandona es la compatibilidad con las aplicaciones de Windows. A nuestra disposición, tenemos herramientas como Wine, Bottles y Proton para hacer frente a esta brecha de accesibilidad, que cada vez es más pequeña. Estas funcionalidades nos permite, como usuario de Linux, acceder a un amplio surtido de juegos y programas «made in Windows». Cada una ofrece ventajas exclusivas. Por ejemplo, Wine proporciona una base general más sólida para compatibilidad. Bottles está especializada en una gestión de entornos Wine más completa y Proton tiene como objetivo mejorar la experiencia jugable en Linux. Estas herramientas suponen una verdadera transformación para los más acérrimos a Linux, al permitir que disfruten de un amplio número de programas y juegos diseñados, en un principio, para el sistema operativo de Bill Gates.
Wine, el ideal para mayor compatibilidad general
Wine, que significa «Wine is not an emulator», es una herramienta de compatibilidad para Linux que traduce las instrucciones de los sistemas Windows. Y las traduce en sistemas POSIX como puede ser Linux. Su vida útil comenzó en el año 1993, por lo que tiene un gran bagaje a sus espaldas. Entre las principales características que nos ofrece, encontramos:
- Amplia compatibilidad con programas de Windows
- Ahorro de consumo energético, ya que no es un emulador directo de Windows, sino de sus programas en concreto.
- Crecimiento constante, debido a su naturaleza de código abierto.
Hablamos de una utilidad realmente completa. Sin embargo, el único «pero» que podemos hallar, y no es que sea una contra real, es que Wine requiere una configuración manual a través de líneas de comandos. Y esto puede resultar algo difícil para los usuarios menos familiarizados.
Bottles, el simplificador de Wine
Bottles es una funcionalidad que utiliza Wine como base, pero añade una capa de facilidad de uso gracias a una interfaz muy intuitiva. Su objetivo es el de facilitar todo lo que tenga que ver con Wine, lo que nos aporta ciertas ventajas:
- Organiza nuestras aplicaciones en tareas individuales.
- Nos permite configurar diferentes tipos de software
- Gestiona de manera simplificada las dependencias de los programas y sus DLL.
- Capacidad de integración con ProtonDB y WineHQ para un mejor soporte.
Podemos decir que Bottles ha llegado para «traducir» Wine. Esto quiere decir que podremos aprovechar las funcionalidades de Wine sin llegar a sumergirnos en configuraciones complejas ni líneas de comandos.
Proton: videojuegos en Linux
Te sorprenderá saber que esta funcionalidad fue desarrollada por la propia Valve, creadora también de Steam. En esencia, Proton es una versión modificada de Wine, y optimizada para videojuegos. Sus funcionalidades son variadas:
- Se integra directamente en Steam para un soporte en videojuegos casi infinito
- Capacidad para traducir DirectX a Vulkan con el objetivo de mejorar el rendimiento visual.
- Cuenta con actualizaciones periódicas que mejoran la compatibilidad con los nuevos juegos.
- Ofrece un catálogo de más de 16.000 juegos de Windows que podemos jugar en Linux.
Eso sí, ten en cuenta que está especializada en videojuegos, por lo que no busques más funcionalidades especializadas.
¿Cuál deberíamos elegir?
La verdad es que no hay un claro ganador entre los tres, pues no estamos midiendo un solo campo. Sin embargo, sí que podemos dar ciertas recomendaciones según nuestras necesidades:
- Si te enfocas en aplicaciones generales y dejas de lado los juegos, utiliza Wine, o en su defecto, Bottles.
- Si tu interés primordial son los videojuegos, y la accesibilidad a Steam, no lo dudes: Proton.
- Si deseas una solución que combine facilidad con potencia, puedes elegir Bottles. Ofrece una experiencia más amigable que Wine por sí solo, eso sí, para aplicaciones no relacionadas con juegos.