No me gusta hacer artículo como este, sobre todo con cosas que me gustan tanto como esta, pero… No puedo aguantar más: Vivaldi, mi navegador favorito desde hace años, ha fallado como no recuerdo hacerlo a ningún otro antes. Y lo que podía ser algo circunstancial se ha convertido en un drama de difícil contestación a estas alturas.
Mi indignación viene a cuento de que hace doce días ya que se rompió el servicio de sincronización de datos del navegador. Lo repito para que quede claro: hace doce días que no funciona la sincronización en Vivaldi. Doce días sin que marcadores, historial, pestañas y otros datos puedan sincronizarse entre diferentes dispositivos, lo cual para mí es toda una faena, porque esas son mis circunstancias: estoy cambiando constantemente de dispositivo y sistema y la sincronización es esencial.
De hecho, considero que la sincronización es una función esencial para muchos usuarios, aunque lo sea en menor medida. Para no perder datos entre el PC y el móvil; no digamos ya si se usan varios equipos y además se usan para trabajar, como es mi caso. De verdad que no recuerdo un fail de este nivel en ningún otro navegador, aunque os dejo espacio en los comentarios para puntualizarme si se tercia.
No es la primera vez que pasa, pero no hay comparación posible con cualquier otra: a finales de octubre se lanzaba Vivaldi 7.0 y una de sus novedades, a priori inocua, era la sincronización instantánea: «tus marcadores, notas y ajustes se sincronizan ahora de forma instantánea entre dispositivos de escritorio», detallaban en el anuncio. Lo cual está bien, aunque personalmente nunca he tenido problemas en este aspecto.
Pues bien, unos pocos días después, la sincronización falló durante casi dos días enteros. Bueno, las cosas fallan, qué le vamos a hacer. Toca esperar a que lo arreglen. Pero volvió a suceder el 6 de diciembre y hasta hoy… y a saber lo que queda, según se puede leer en el servicio de estado de Vivaldi, donde han colgado ya ocho actualizaciones sin aclarar nada, ni mucho menos dar fechas estimadas de restablecimiento.
Mientras tanto, en los foros oficiales va cayendo un goteo de mensajes de usuarios entre desconcertados y enfadados que fluye hasta este hilo, donde se ha podido leer un poco de todo. También comentarios del tipo «no te quejes que es gratis», «es un equipo de desarrollo pequeño», «la sincronización no sustituye las copias de seguridad», «te puedes sincronizar los datos por tu cuenta»…
No hay excusa para semejante desastre y si minusvalorar la capacidad de los responsables de Vivaldi para ofrecer una respuesta a la altura de las circunstancias es la manera que encuentran algunos -más o menos afiliados al proyecto- para defenderlo, menuda vergüenza. Es Vivaldi el que se vende como un navegador para «power users» (¿profesionales, tal vez?), entre otras muchas cosas. Eso hay que cumplirlo.
Sin conocer los detalles del problema, ya que no los han facilitado… ¿se podría hacer peor? Se podía y lo han hecho: tras más de semana y media sin sincronización, no han publicado ni un solo comunicado oficial alertando del asunto en su blog oficial o en las redes sociales, pese a la insistencia de los usuarios. ¿Entienden el perjuicio que puede suponer un fallo así? El riesgo de pérdida de información es muy alto, sin importar que recuperen la base de datos.
Yo puedo llegar a entender muchas cosas: que el fallo a nivel de hardware o software haya sido tan bestia que cueste mucho volver a ponerlo todo en su sitio, que no hablamos de Google o Microsoft… ni siquiera de Mozilla o Brave… Pero que no se comunique algo así de manera que la mayor cantidad posible de usuarios se entere… Se me escapa. Y no, poner una alerta en Vivaldi Status no es suficiente. No para un descalabro de estas características.
Ojo: una cosa es que entienda y otra que me parezca razonable. A mí Vivaldi me encanta. Lo uso, como decía, desde hace muchos años (tuve un pequeño interludio con Firefox, pero duró poco) y aunque tiene sus cosas, conmigo cumple muchísimo más que cualquier otro navegador. Pero una semana sin sincronización a mí me mata, no digamos ya dos -y que no sean más. Ahora bien, con lo que no puedo es con la actitud demostrada.
Los usuarios de software libre (Vivaldi no lo es y es una de las quejas que tengo con el navegador, pero la funcionalidad que me aporta y la forma de actuar de la compañía lo suplen) estamos acostumbrado a leer condiciones de uso tales como «este software viene sin garantía», «si te pasa algo te buscas la vida», «úsalo bajo tu responsabilidad»… Cosas que echarían para atrás a muchos, más en el ámbito profesional. Pero sabemos que la realidad no es esa.
La realidad es que quienes desarrollan ese software, muchas veces por amor al arte y otras tantas gratuito, no tienen necesidad o capacidad de cubrir posibles reclamaciones. La realidad es que todo falla, pero en una medida tan insignificante que ni reparamos en según qué prácticas. Como la de realizar copias de seguridad, algo que la sincronización no reemplaza, aunque en aplicaciones como los navegadores web no lo tengamos bien asumido (navegadores como Brave o Firefox avisan de ello).
Sin embargo, mi queja no viene por una posible pérdida de datos, sino porque me parece increíble que en casi dos semanas no hayan sido en Vivaldi competentes como para solucionar un problema cuya afectación puede causar innumerables contratiempos; y por una política de comunicación absolutamente nefasta, cuando no potencialmente dañina para el usuario y su propia reputación.
Digo en el titular que es difícil hacerlo peor, pero el adjetivo que había utilizado de primeras era imposible. Lo he cambiado tras la última actualización del estado, porque no sé cómo va a acabar esto, ni cuándo. Y creo que Vivaldi se merece este artículo.
La entrada Vivaldi y la debacle: difícil hacerlo peor es original de MuyLinux