Sarria: “Hay que quitarnos la etiqueta del rockero rancio, bebiendo cerveza en moto”

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Diez años atrás estuvo en México por vez primera, desempeñándose como roadie con la banda sevillana Los Labios, durante una gira que abarcó nuestra tierra, Estados Unidos y Bahamas. Terminaría tocando en dicho combo, sustituyendo en la guitarra a Álvaro Suite (también músico de Bunbury). Pero ese pasado está lejos; hoy, Nacho Sarria vuelve en plan solista a México, con su segundo álbum bajo el brazo: El mundo es cruel (pero creo en él). Reflejo del momento que el músico vive: luminoso, atrevido. Feliz. Él mismo lo detalla. 

Comenzó a hacer canciones a los 13 años de edad, aunque fue hasta los 18, con “Gitana”, su single de estreno, que descubrió que había encontrado su identidad. “Entonces hallé mi manera de cantar y contar, de sonar a mí”, comenta el español, recalcando que el tiempo ha transcurrido y que a estas alturas, con El mundo es cruel (pero creo en él) disfruta mucho más tocar, reír. “Ahora toco desde el corazón, estoy cumpliendo un sueño y no lo oculto. Con mi banda traigo un show potente. Si me hubiera visto como estoy ahora cuando tenía 15 años, me entusiasmaría”.

Tienes tus raíces musicales en los años 60 y 70, ¿qué encuentras en esa época que te seduce?

Ahí encuentro una verdad muy fuerte. Los músicos de esa época estaban comprometidos con sus instrumentos, su claridad de expresión era especial. Es una música que funcionó como un escape en una época donde, por ejemplo, en Inglaterra o trabajabas en una fábrica o te hacías futbolista. Aparte, esa música tiene un componente social, hay algo mágico en esos años. Escucho a los Faces, a los Who o a Led Zeppelin; a los Beatles o a los Beach Boys, y todo me emociona. Son inventores de mundos surrealistas.

Luces feliz, Nacho.

Me siento feliz tras haber pasado por problemas de ansiedad. Pasé dos años sintiendo repentinamente una presión continua, no podía mirar al cielo porque me entraban ataques de pánico. Una situación muy rara. Venía de tocar con Los Labios cuatro años, y ellos eran mucho más mayores que yo; sí, antes los idolatraba, pero al conocerlos desde dentro supe que eso no era para mí. Además, muchos aspectos de mi vida no estaban de lo mejor. Cuando acabé esa fase me fui encontrando a mí mismo.

Muchas veces aguantamos demasiado en sitios donde no queremos estar, lo digo a modo personal, y mi evolución musical busca crear un sitio donde estar mejor. Busco hacerme responsable por cómo siento las cosas y las expreso, acercándome a lo que es coherente con quien soy. Al día de hoy estoy a gusto con mi vida, en paz conmigo mismo. Lo que estoy logrando con El mundo es cruel (pero creo en él) es alcanzar una evolución personal, llegar a un lugar mucho más luminoso donde me voy atreviendo a más cosas, perdiendo el miedo. Me he estado forjando como adulto, mi perspectiva es mucho más fuerte, sé dónde quiero estar.

El álbum que nos presentas está producido por Paco Loco, ¿qué tal la experiencia?

El Phil Spector de Cádiz. Conocí a Paco en una charla que dio en Málaga, aunque de toda la vida sabía de él. Hay mucha leyenda a su alrededor, es un personaje bizarro. Yo le puse las maquetas que tenía y vi que entendía mi música mejor que yo mismo. Finalmente estuvimos más de un mes viviendo juntos y a la hora de grabar descubrí que era una persona alucinante. Pero no está loco, siento decirlo: no está loco, por mucho que él mismo se empeñe en alimentar eso. En un tío sensato que cuida la música como nadie y arriesga, es atrevido y escucha, respeta. Sus referencias nunca me las había planteado. Me decía: oye, ¿porqué en esta parte no metes un ritmo como de Lou Reed en tal disco? Cosas que yo jamás hubiera pensado. Una sinergia muy bonita creamos. Él, su pareja y sus perros ya son como de mi familia.     

Hablas de The Who, Lou Reed, Les Zeppelin, Faces… y eso que, se dice por ahí, las nuevas generaciones ya no escuchan rock, pues éste lleva rato muerto.

En España se está recuperando una tradición musical más orgánica, artesanal, yendo a la contra de lo que dicta la industria con el urbano, que es algo instantáneo. Siempre me he sentido un poco alienígena, aunque tengo compañeros con gustos afines, pero es complicado que quepamos en el mismo saco. Hay un mal que tenemos los músicos de rock, y que nos deberíamos quitar: que los medios digan que el rock ha muerto es una cosa, pero que nosotros los músicos seamos victimistas…

Creo que la muerte del rock es parte de la vida del rock, porque lleva muerto desde que se inventó. Se están rompiendo barreras, antes los géneros musicales iban unidos a tribus urbanas; ahora los rockeros usan auto-tune. Es algo bonito lo que pasa: ya no tienes que ser rockero para escuchar rock. La música es más grande que cualquier etiqueta de vestimenta. Los medios se empeñan en recalcar eso de que ha muerto, y los músicos también; pero el rock está vivo. Le pones a un niño a Chuck Berry y el niño baila. El rock seguirá vivo, aunque lo maten.

¿Qué sucede en España en este sentido?

En España el rock está en un punto flaco. Los grupos grandes pertenecen a una generación antigua, hay pocas bandas jóvenes. Me da la sensación de que los grupos encuentran un sonido y se quedan con él, hay una mentalidad muy conservadora en el rock en español, se encuentra una fórmula que funciona para refugiarse en ella. Hace falta un relevo generacional, renovar las temáticas, las formas. En España no se ha dado esa transición donde la gente joven conecte con el rock de una manera pop. Los medios no apoyan nada, es complicado, falta empuje por parte de la industria y eso complica las cosas. Yo creo que ya hay que quitarnos la etiqueta del rockero rancio, bebiendo cerveza en moto. Esa es una parte del rock, pero hay otros matices.

Vayámonos con algunas recomendaciones, Nacho. Háblanos de bandas de rock español que te gusten. 

Santero y Los Muchachos, de Valencia (rock reposado con textos increíbles); Vera Fauna (hace cosas muy chulas), La Trinidad (post-punk de Málaga), Manola (una chica de Cádiz que hace neo soul con influencias folclóricas) y Erin Memento (tiene muy claro su sello personal, es de Zaragoza, de la banda de Enrique Bunbury).

*Nacho Sarria forma parte del cartel de Portamerica Latitudes, así como de los showcases que la FIM Pro tiene planeados en Guadalajara (boletos aquí). Sin embargo, el malagueño ha alistado presentaciones en la CDMX, en el Foro Bizarro y Foro del Tejedor.

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