El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ha generado una ola de atención internacional al ordenar que el Departamento de Estado abandone el uso de la tipografía Calibri —una fuente sans-serif popular en documentos digitales— porque la consideró “demasiado ‘woke’ o ‘progre’” y carente de formalidad para la comunicación oficial. La directiva, que reemplaza Calibri por Times New Roman, ha sido interpretada como un símbolo de la llamada “guerra cultural”. Esto en particular en su intento por revertir políticas de diversidad, equidad e inclusión implementadas en administraciones anteriores.
Cambio de tipografía: ¿una medida estética o política?
El pasado 9 de diciembre, Rubio emitió una directiva ordenando que el Departamento de Estado deje de utilizar Calibri en todos los documentos diplomáticos oficiales.
La norma, difundida a través de un cable interno a representaciones diplomáticas estadounidenses alrededor del mundo, argumenta que la fuente con serifas —como Times New Roman— proyecta un sentido de formalidad y profesionalismo más acorde con la tradición y la identidad institucional del departamento.
Rubio calificó la adopción previa de Calibri en la administración de Joe Biden como un ejemplo del influjo de políticas “woke” —un término utilizado en Estados Unidos para describir iniciativas de diversidad, equidad e inclusión— que, según él, no sólo resultaron innecesarias, sino que “degradaron” la correspondencia oficial.
Origen del conflicto tipográfico y razones del cambio
La tipografía Calibri, una fuente sans-serif moderna diseñada para mejorar la legibilidad en pantallas digitales, fue incorporada oficialmente en 2023 por recomendación de la oficina de diversidad e inclusión del Departamento de Estado, con el objetivo de hacer los documentos más accesibles para personas con discapacidad visual o dislexia.
Antes de esa adopción, Times New Roman —una tipografía con serifas tradicionalmente asociada a documentos formales impresos y legales— había sido la fuente estándar durante casi dos décadas.
Rubio sostiene que el cambio a Calibri no produjo beneficios claros y que incluso generó costos innecesarios, argumentando que la vuelta a Times New Roman restaurará “decoro y profesionalismo” en la documentación oficial del Departamento.
Reacción del mundo del diseño y la accesibilidad
La decisión ha generado reacciones mixtas entre diseñadores y expertos en tipografía. El propio creador de Calibri, Lucas de Groot, ha señalado que la fuente no tiene intenciones ideológicas, sino que fue concebida para ser legible y eficiente en entornos digitales.
Especialistas apuntan que el debate va más allá de preferencias estéticas y pone en la mesa cuestiones sobre accesibilidad y la importancia de tipografías sans-serif para personas con dificultades visuales, particularmente en documentos electrónicos, donde los detalles de diseño pueden afectar la lectura.
Críticos de la medida también interpretan el cambio como parte de un movimiento más amplio dentro de la administración actual para desmantelar iniciativas de diversidad, equidad, inclusión y accesibilidad en el gobierno federal.
Implicaciones diplomáticas y culturales
Aunque pueda parecer una cuestión menor, el cambio de tipografía en comunicaciones oficiales ha sido interpretado por analistas como un reflejo de la polarización política y cultural en Estados Unidos. Para algunos, la eliminación de Calibri es un símbolo de la ofensiva contra lo que ciertos sectores consideran una influencia excesiva de políticas “woke” en ámbitos no directamente relacionados con derechos sociales o económicos.
Otros observan que, si bien la tipografía puede parecer un detalle técnico, también es parte del lenguaje visual con el que un país comunica su imagen institucional, tanto interna como internacionalmente.
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