Además de músico, Ricardo Jacob también ha hecho trabajo en prensa y fue allí donde nació su gusto y vínculo con la música de África, “la verdadera, no la que se vende con toda la parafernalia, sino la que se hace por la música no por estar en festivales en todo el mundo. Sobre todo el trabajo de Mulatu Astatke y Fela Kuti, Tinariwen y Salif Keita también”.
Con esa influencia, quien fuera baterista de Los Jaigüey, entrega ahora su segunda producción en solitario con el título de Suenan las trompetas en la cual, efectivamente, las trompetas virtuales (“son unos instrumentos digitales que emulan muy bien los sonidos, la combinación de algunos de ellos hicieron el sonido de este disco”) son las protagonistas. El álbum tiene un decisivo sabor afroamericano y ello se hace patente con el corte abridor, de igual nombre al álbum. Es una composición que se mueve entre el jazz y el afrobeat, aunque el condimento de éste es más melódico que rítmico (“Como percusionista, los ritmos me atraen aunque no me especializo en nombres ni procedencias, sino en lo que me hagan sentir y lo que se me ocurre pueda quedar bien con ellos”, comenta Jacob).
En “Inesperado” encontramos rasgos de funk mezclados con jazz y “Una tarde”, sin dejar de lado las influencias afrobeat, se inclina más hacia lo cinemático, una cualidad que ya había desplegado el músico en Mumberome, su producción anterior. Por su parte, “Todo listo” persiste en ese tono africano que, insisto, no se enfoca totalmente en el ritmo, sino en una elegancia melódica en donde las trompetas llevan la batuta. “Todos los instrumentos son controlados ya sea por un teclado o controlador y una batería eléctrica. Los instrumentos virtuales que usé te permiten mover todos los parámetros y tú controlas la expresión, la intensidad, el vibrato y todo. Cuando tocas, el sonido es muy plano, cuando mueves los parámetros como deseas, suenan muy distinto y bastante humanos”, señala Jacob y con ello en cuenta no resulta extraño que “Baile” no tenga nada de bailable.
“Instántanea” se decanta por el reposo y crear un ambiente evocador, mientras en “Volando” las trompetas recuperan un tema desplegado en otras partes del disco y, como con otras composiciones, es un corte de tintes jazzísticos y tonos cinematográficos. Deje usted, escucha, a un lado el prurito de los instrumentos virtuales y concéntrese en el gozo y la emoción que Suenan las trompetas pueden depararle. De esa “ayuda” tecnológica, dice Ricardo Jacob: “ Esos instrumentos son el medio para lograr ese sonido que si hubiera querido hacerlo en vivo, me hubiera costado bastante dinero. Afortunadamente ahora los discos se pueden hacer en una recámara, lo importante es la idea no el medio”.
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