El nuevo álbum de Patriarkh, «Prophet Ilja», se presenta como un ambicioso proyecto que busca capturar la esencia del black metal ortodoxo, un género que la banda (antes conocida como Batushka) ha explorado con fervor en sus trabajos anteriores. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos evidentes por igualar la majestuosidad de su obra maestra «Litourgiya», el resultado final se siente como una copia mal lograda que carece de la originalidad y el impacto emocional que una vez definieron a la banda.
Desde sus inicios, Patriarkh, anteriormente conocida como Batushka, ha sido conocida por su capacidad para fusionar elementos de la liturgia ortodoxa con la intensidad del black metal, creando una atmósfera única que resonó profundamente con los oyentes. «Litourgiya», lanzado en 2015, fue un testimonio de esta habilidad, con sus coros eclesiásticos y riffs pesados que transportaban a los oyentes a un mundo de devoción y oscuridad. Sin embargo, «Prophet Ilja» parece esforzarse demasiado por replicar esta fórmula sin aportar nada verdaderamente nuevo o innovador.
El cambio de nombre de Batushka a Patriarkh fue el resultado de una larga disputa legal entre los miembros fundadores, Krzysztof Drabikowski y Bartłomiej Krysiuk. Esta disputa no solo afectó la identidad de la banda, sino también su dirección musical. El álbum, que narra la vida del profeta Eliasz Klimowicz, intenta combinar coros litúrgicos, instrumentos folclóricos y riffs de guitarra en una amalgama que, en teoría, debería ser impresionante. No obstante, la ejecución deja mucho que desear.
La diversidad de instrumentos, que incluye mandolinas y hurdy gurdies, se siente más como un intento desesperado por añadir teatralidad que como una integración orgánica en la música. En lugar de elevar la experiencia auditiva, estos elementos a menudo resultan abrumadores y desarticulados, restando coherencia al álbum.
Musicalmente, «Prophet Ilja» carece de la cohesión y la brillantez que caracterizaron a «Litourgiya». Las composiciones se sienten forzadas y repetitivas, con pocos momentos que realmente destaquen. Los riffs, que una vez fueron el alma de la banda, ahora parecen reciclados y carentes de la energía que los hizo memorables. Incluso los coros, que solían ser un punto fuerte, se sienten monótonos y sin vida, como si la banda estuviera simplemente siguiendo una fórmula en lugar de crear algo con pasión y convicción.
La producción del álbum también deja mucho que desear. Mientras que «Litourgiya» tenía una calidad cruda pero poderosa que complementaba su temática, «Prophet Ilja» suena pulido en exceso, perdiendo la autenticidad que una vez definió a Patriarkh. La mezcla de los instrumentos a menudo resulta confusa, con elementos que compiten por la atención en lugar de trabajar juntos para crear una experiencia auditiva unificada.
En cuanto a la evolución de la banda, «Prophet Ilja» parece un paso atrás en lugar de un avance. Patriarkh (Batushka) había demostrado en el pasado su capacidad para innovar dentro del género, pero este álbum sugiere una falta de dirección y creatividad. En lugar de construir sobre su legado, la banda parece estar atrapada en un ciclo de repetición, incapaz de recapturar la magia que una vez los definió.
«Prophet Ilja» es un intento fallido de revivir la grandeza pasada. A pesar de sus esfuerzos por igualar la majestuosidad de «Litourgiya», el álbum carece de la originalidad, la cohesión y la pasión que una vez hicieron de la banda una fuerza a tener en cuenta en el mundo del black metal ortodoxo. En lugar de una obra maestra, «Prophet Ilja» se siente como una copia mal lograda que deja a los oyentes deseando más.