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Muchas veces se ha dicho que los jóvenes oyen pero no escuchan. Que están demasiado metidos en sus propios mundos. Pero lo que antes podía ser un problema de comportamiento en una etapa de la vida ahora se ha vuelto un problema real. Uno de los últimos avances en lo que se refiere a los dispositivos de audio son los sistemas de cancelación de ruido. Con ellos los auriculares anulan sonidos externos y permiten que los usuarios se concentren en lo que están escuchando. De principio esta tecnología parece una gran idea y una herramienta que podemos utilizar en varios escenarios. Sin embargo varios organismos de la salud en Reino Unido han comenzado a advertir que se necesitan hacer estudios para determinar su vínculo con ciertos trastornos auditivos.
La capacidad para escuchar
Los profesionales especializados han advertido que se ha dado un marcado incremento en las consultas de los jóvenes preocupados por problemas auditivos. Lo que describen es conocido como trastorno del procesamiento auditivo. Esta condición supone una disminución en la capacidad para comprender el habla. Es importante notar que no existe una causa bien definida para este problema, pero se lo suele asociar infecciones, traumatismo y otros trastornos físicos.
Pero extrañamente cuando se realizan los exámenes, en una gran cantidad de ocasiones no aparece señal alguna de causa física. Oyen bien, pero su habilidad para procesar el sonido ha sido afectada.
El cerebro pierde la práctica
En varios casos se ha advertido que los pacientes utilizaban dispositivos con sistema de cancelación de ruido durante varias horas al día. Esto ha llevado a los profesionales médicos a apuntar que es posible que estos ingenios jueguen un papel importante. La vicepresidente de la Academia Británica de Audiología, Claire Benton, señala que al estar bloqueados los sonidos diarios el cerebro no tiene necesidad de filtrar lo que no interesa. En este ambiente falso creado se pierde dicha destreza.
Esa destreza es la que utiliza el cerebro cuando, por ejemplo, vas a un restaurante y hablas con amigos, sin prestar atención a la conversación que se da al lado. El cerebro filtra los datos que no son de tu interés. En cambio, con los sistemas de cancelación, esos datos no llegan.
Dada que la habilidad de filtrar el sonido termina desarrollándose al final de la adolescencia, el uso de estos dispositivos en edades tempranas es especialmente poco recomendable.
De todas maneras, solo la investigación mostrará cuanto influye, cuantas horas son demasiado y otros factores relacionados. Es muy probable que el uso moderado no suponga una amenaza.
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