Bitcoin nació de la gente, pero necesita reglas claras para crecer de forma segura y adecuada.
Bitcoin nació de una necesidad real de la gente. La gente quería una forma de dinero que no dependiera de los bancos, que fuera más justa y que estuviera al alcance de todos. Y ¡voilà!, nació Bitcoin.
La presión para crear Bitcoin vino desde abajo, de la gente común y corriente que buscaba una alternativa al sistema financiero tradicional. Y vaya que lo lograron. Bitcoin demostró ser una tecnología con gran potencial.
Pero, como en todo, se necesitan reglas claras. Imagina un partido de fútbol sin árbitro: sería un caos total. Lo mismo pasa con Bitcoin. Para que este juego siga creciendo y madurando, necesitamos reglas que protejan a todos los jugadores: desde los que crean empresas de criptomonedas hasta los que invierten su dinero.