A pesar de haber tenido años para adaptarse, Apple parece haber sido sorprendida por la inminente prohibición de los puertos Lightning en la Unión Europea. Esta regulación, que entra en vigor en enero de 2025, obliga a los fabricantes de smartphones a adoptar puertos USB-C como estándar para la carga y transferencia de datos. Aunque Apple ha lanzado dos generaciones de iPhones con USB-C, la transición ha dejado huecos significativos en su línea de productos en Europa, y las consecuencias podrían ser graves.
Apple ha tardado en eliminar el puerto Lightning
La normativa de la UE que prohíbe los conectores Lightning obligará a Apple a retirar en Europa modelos como el iPhone 14, 14 Plus y SE de tercera generación. Esto dejará un vacío en la oferta de dispositivos asequibles, ya que el iPhone más económico será el 15, con un precio inicial de 859 euros.
Aunque esta situación será temporal, el impacto para Apple podría ser notable. La ausencia de modelos económicos hasta que llegue en 2025 el iPhone SE de cuarta generación podría empujar a muchos consumidores europeos hacia alternativas más asequibles en el ecosistema Android. Marcas como Google, Xiaomi y Samsung podrían beneficiarse de esta brecha en la oferta de Apple.
Además, la decisión de no lanzar el iPhone SE 4 antes de la fecha límite refleja una estrategia que prioriza los intereses internos de Apple sobre la adaptación a las normativas. Si bien la transición al USB-C es ahora inevitable, Cupertino se ha resistido al cambio durante años, en parte por el ecosistema de accesorios Lightning que genera ingresos significativos para la compañía.
La pregunta que muchos analistas y usuarios se hacen es: ¿por qué Apple no se preparó mejor? Algunas soluciones habrían sido relativamente simples, como acelerar el desarrollo del nuevo iPhone SE o rediseñar los modelos existentes para incorporar USB-C. Estas decisiones habrían permitido mantener una oferta completa en el mercado europeo.
Apple se vio obligada al cambio
La realidad, sin embargo, es que Apple siempre ha optado por implementar cambios cuando se ve obligada a hacerlo, en lugar de adelantarse a las regulaciones. Esto se debe en gran parte a que el conector Lightning, introducido en 2012, ha sido una pieza clave del ecosistema de Apple. Cambiar a USB-C significa renunciar al control exclusivo de los accesorios y cables, algo que Cupertino no estaba dispuesto a hacer voluntariamente.
La transición al USB-C no solo afecta a los iPhones, sino también a otros dispositivos del ecosistema Apple. Modelos como los AirPods y algunos accesorios aún utilizan Lightning, por lo que la compañía tendrá que modificarlos en este aspecto para cumplir con la normativa.
Con la prohibición del Lightning, se cierra un capítulo en la historia de Apple. Aunque la transición al USB-C es técnicamente sencilla, el impacto en la estrategia de la compañía y su ecosistema será significativo. Apple tendrá que demostrar que puede mantener su atractivo para los consumidores incluso cuando ya no controle completamente los estándares de conectividad.
El adiós al Lightning no es solo el final de una era, sino también una prueba para el futuro de Apple en un mercado donde las regulaciones y las preferencias de los consumidores tienen cada vez más peso.
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