En una reciente aparición en el primer episodio del podcast «Stories To Tell With Richard Marx», Paul Stanley, guitarrista y vocalista de KISS, compartió sus pensamientos sobre la vida después de la gira de despedida «End Of The Road», que concluyó hace más de un año. Su reflexión ofrece un contexto claro sobre cómo los músicos enfrentan la transición de una vida en la carretera a una existencia más sedentaria, revelando datos clave sobre su experiencia personal y un análisis sobre la auto-percepción y el retiro artístico. Este tema es especialmente relevante en el mundo del rock y el metal, donde la conexión emocional entre artista y audiencia es profunda y, a menudo, define la carrera de un músico.
Stanley ha reconocido que, aunque la necesidad de la aprobación del público pudo haber sido un motor importante en su juventud, ahora ve su carrera desde una perspectiva más madura. Asegura que la última gira fue una oportunidad para apreciar el valor y el significado que KISS ha tenido en su vida, aunque admite que continuar con ese ritmo de vida es insostenible a largo plazo, comparándose con atletas de alto rendimiento como Michael Jordan. Su enfoque actual se ha desplazado hacia otras fuentes de satisfacción personal fuera del escenario, como la pintura, la familia y los amigos, empleando una metáfora poco convencional al describir la adrenalina de los conciertos como «heroína producida por humanos», lo que añade un matiz psicológico a la discusión.
El guitarrista de KISS también habló sobre la ausencia de la emoción de los shows en vivo, describiéndola como un vacío inevitable que todos enfrentamos en la vida. Stanley no busca reemplazar esa sensación única de comunión con el público, sino que ha encontrado formas de llenar su tiempo y redefinir su identidad más allá de la música. Sus palabras subrayan un cambio en la percepción personal del éxito y la realización, destacando la importancia de la autoaceptación y el equilibrio entre la vida pública y privada.
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