MxMF VIII: El rugido del metal extremo llegó a la Ciudad de México

Fotografías: Johanna Malcher (@laweradelasfotosmerol)

El MxMF Metal Fest VIII hizo su debut en la Ciudad de México los días 16 y 17 de noviembre de 2024. Este evento, que ha ganado reconocimiento como uno de los principales festivales de metal en Latinoamérica, luego de siete ediciones en Monterrey, Nuevo León, llegó —en medio de controversia— por primera vez al Velódromo Olímpico, marcando un nuevo capítulo en la historia del metal en la capital mexicana.

Desde temprano, las inmediaciones del Metro Velódromo se llenaron de metalheads provenientes de diversos rincones del mundo: fans chilenos, argentinos, estadounidenses, canadienses, y de otras naciones se unieron a la marea mexicana para disfrutar de un fin de semana que prometía lo mejor del metal extremo, gracias a un cartel que incluía desde leyendas hasta bandas emergentes.

Para esta nueva edición, la promotora Cacique Entertainment, tras una serie de disputas con su antiguo socio organizador, asumió el reto de llevar las riendas del festival, pero ahora en la Ciudad de México, con dos escenarios principales dentro del estadio (MX y MF) y con otro más pequeño (Trve Stage) a un costado, en la Carpa Velódromo. Y aunque el evento fue celebrado con una atmósfera festiva, hubo también momentos de caos técnico, problemas logísticos y decisiones cuestionables que demostraron que aún hay camino por recorrer para alcanzar la perfección.

Día 1: De la luz al oscuro infierno

A las 14:05 horas, tal y como estaba pactado, Leo Jiménez, la banda del ex Saratoga y ex Stravaganzza, conocido como una de las voces más icónicas del metal español, inauguró el festival. Bajo un sol abrasador, entregó un set cargado de energía, con canciones como “Mesías” y “Cielo e Infierno”. Su interpretación de “Vientos de Guerra”, un clásico de Saratoga, fue coreada al unísono por los asistentes. Sin embargo, el primer tropiezo llegó pronto, con la cancelación de Enforcer, reemplazados a última hora por Voltax, representantes del heavy metal mexicano. Que si bien, con temas como “Acero Inmortal”, demostraron por qué son un pilar del género en el país, la noticia fue un duro golpe para los fans de la banda sueca de heavy metal, quienes se enteraron del cambio en el último instante, cuando el festival y la banda anunciaron que el cantante se había enfermado. Los ganadores de esta situación fueron sin duda los regios de Urtikaria Anal, que justamente en ese momento estaban tocando en el Trve Stage, el cual mágicamente se fue llenando ante la decepción de que en los principales no estaba Enforcer. El trío (batería, guitarra y voz) aprovechó a la perfección la oportunidad dando un show magníficamente grotesco, con ese grindcore sucio y hasta apestoso que tanto suele gustar al público mexicano.

 

Tras presenciar un acto digno del inicio de una celebración metalera, era momento de regresar a los escenarios principales para presenciar, a Legion of the Damned, que desde los Países Bajos no trajo un set plagado de brutalidad, con temas como “Cult of the Dead” y “Doom Priest”. Sin embargo, fallas en la ecualización opacaron la potencia de su vocalista, Maurice Swinkels, dejando una sensación agridulce entre los asistentes, la cual se quitaría de inmediato gracias a Samael, que con su mezcla de black metal industrial y atmósferas electrónicas, se encargó de llevar a los presentes por un viaje sonoro oscuro y sofisticado. Los suizos interpretaron himnos como “Rain”, “Baphomet’s Throne” y “Slavocracy”, cerrando su set con el emblemático “Black Supremacy”. Nueve canciones en total fueron un deleite puro. Vorph y Xy, agradecidos con el público, insinuaron la posibilidad de un nuevo álbum, lo que emocionó a sus seguidores.

Legion of the Damned
Samael

Mientras tanto, en el Trve Stage, al cual para llegar era necesario subir y bajar unas escaleras a un costado del velódromo, el ambiente se estaba llenando de la rabia y abominación de Hate, que llevó el blackened death metal a nuevas alturas, y aunque su set se vio afectado por problemas técnicos y retrasos, lograron crear una atmósfera lúgubre que resonó entre los fans más acérrimos que abarrotaron la carpa. De regreso a los escenarios principales, los británicos de Benediction arrasaron con su death metal directo y crudo. Temas como “Scriptures in Scarlet” y “Rabid Carnality” convirtieron al escenario principal en un campo de batalla sonoro. 

El éxtasis de Enslaved y Satyricon

Enslaved

Los noruegos de Enslaved ofrecieron uno de los momentos más memorables del día con su black metal progresivo  lograron hipnotizar al público desde el primer acorde. Canciones como “Havenless” y “Isa” envolvieron al público en un trance vikingo, mientras que la impecable producción sonora, cortesía del técnico francés Sylvain Masure, elevó la experiencia a otro nivel. La banda no solo reafirmó su conexión con los seguidores de siempre, sino que también conquistó nuevos corazones con otras piezas como “Homebound” y “The Dead Stare”.Por otro lado, Inmediatamente después, El ambiente cambió radicalmente con la llegada de Sonata Arctica, que trajo un respiro melódico al festival. A pesar de algunos problemas de ecualización, la banda logró mantener la atención de sus fieles seguidores, quienes corearon con fervor canciones como “Broken” y “My Land”. La atmósfera se cubrió de una fina capa de nieve imaginaria, creando un contraste interesante con la intensidad previa de Enslaved.

Sonata Arctica

Mientras eso sucedía, en el rincón underground del festival se llevaba a cabo la presentación de Arkona. A pesar del cambio de horario ya con el festival iniciado, una multitud se congregó para disfrutar de su hipnótico show que esta vez se enfocaría en el black metal, dejando un poco de lado el folk que también caracteriza a la banda. La densa neblina de hielo seco no impidió que la banda rusa desplegara todo su talento con temas como “Razryvaya plot’ ot bezyskhodnosti bytiya”, “Ydi” y “Mor”. Masha, la carismática líder, conectó de manera excepcional con el público, demostrando por qué es una referencia en el género pagano. Ahí mismo llegó Ne Obliviscaris, que aunque apareció con una alineación incompleta, no decepcionó. Su virtuosismo quedó patente desde el primer segundo, aunque muchos tuvimos que abandonar su set para no perdernos a Satyricon.

A las 8:50 horas el Velódromo Olímpico lucía una buena entrada. En medio de la efervescencia, la oscuridad se apoderó del escenario principal cuando Satyricon hizo su entrada triunfal. Satyr, con una bandera negra y una cruz invertida blanca, lideró a la banda en un viaje sonoro que comenzó con “To Your Brethren In The Dark”, para inmediatamente después entregar “Black Wings and Withering Gloom” y “Now, Diabolical”. La intensidad fue en aumento con temas como “Fuel For Hatred” y “Mother North”, hasta llegar al clímax con “K.I.N.G.”. La ecualización fue en general buena, aunque por momentos daba la impresión que la voz de Satyr se perdía ocasionalmente en el viento nocturno.

Satyricon

La puntualidad había sido la norma hasta que Satyricon se tomó 10 minutos adicionales, retrasando la actuación de Atrocity. Los alemanes, con su death metal técnico, ofrecieron un set potente con canciones como “Fire Ignites” y “Shadowtaker”. Lamentablemente, su presentación fue abruptamente interrumpida cuando los organizadores apagaron las luces y amplificadores durante “Blue Blood” debido al exceso de tiempo. Sin importar, ellos continuaron tocando. El cierre del festival fue monstruoso y estuvo a cargo de Dethklok, quienes advirtieron sobre posibles ataques epilépticos debido a las imágenes proyectadas en sus pantallas. Con un sonido ensordecedor, interpretaron temas como “Birthday Dethday”, “Bloodlines” y “The Duel”, manteniendo al público en vilo hasta el último acorde. “La banda más brutal del planeta”, como es conocida en el universo de Metalocalypse, hizo honor a su sobrenombre, en lo que para muchos fue la actuación más demoledora del primer día. 

Día 2: Liturgias y fiestas inolvidables

El segundo día comenzó de manera confusa, con el anuncio de que Cynic tocaría en el Trve Stage a las 12:30 horas, para después dar marcha atrás, lo que ocasionó que el equipo de HEAVY MEXTAL no hubiera ninguna de las dos actuaciones que dieron los comandados por Paul Masvidal en el festival. Lo que sí pudimos apreciar fue el peculiar death metal de Party Cannon, encargado de inaugurar el segundo día del MxMF VIII, cuyo logo colorido contrastaba con la brutalidad de temas como “Grass Obliteration”. Su actitud desenfadada preparó el terreno para metalcore de Chelsea Grin, quienes abrieron con “Hostage”, pero fueron temas como “Dead Rose” y “Recreant” las más ovacionadas. Siguió Alestorm, quienes con su pirate metal y un gigantesco pato inflable, desataron un carnaval en el escenario. Temas como “Mexico” y “Fucked With An Anchor” fueron coreados por un público que no dejó de bailar y reír.

Mientras todo era alegría en los escenarios principales, en el rincón del festival se alistaban algunos de los rituales satánicos más impresionantes. El primer en llevarse a cabo fue el de 1349 quienes ofrecieron un banquete de black metal noruego pese a la decepcionante ausencia de Frost en la batería, que la noche previa había tocado con Satyricon y esta vez había decidido ceder la furia de los blast beats a Kevin Kvale (Gaahl’s Wyrd, Svartelder, Immortal). La banda salió con cierto retraso, y pese que sol a plomo que convirtió a la Carpa del Velódromo en un auténtico hervidero, el público se congregó para sentir la furia de temas como “Slaves”, “I Am Abomination”, “Atomic Chapel”, entre otras. Aún con el éxtasis de este ritual, era momento de regresar a la calma, y para eso, nada mejor que la melancolía de Candlemass, con su doom metal directo desde Estocolmo, Suecia. “Es muy temprano para una banda como nosotros”, soltó el cantante Johan Längquist, al percatarse que los rayos de sol pegaban sin piedad (eran apenas las 14:50 horas); sin embargo, eso no impidió que los asistentes se emocionaran al máximo con temas como “Mirror Mirror”, “Under the Oak” y “Solitude”. Más de uno, en primera fila, se emocionó hasta las lágrimas. 

1349

Era momento de ponerse el chaleco thrash con Forbbiden o presencial otro ritual de oscuridad con Taake. Así que optamos por una pequeña dosis de adrenalina con los de San Francisco, quienes provocaron de inmediato moshpits entre los asistentes, para ir de inmediato al Stage Trve y ser testigos de la bestialidad de Taake. Ahí, en cuanto Orjan Stedjeberg, conocido como Hoest, apareció en escena envuelto en una capa con la bandera noruega, el público se encendió con esa presencia imponente, olvidando de inmediato los ligeros problemas técnicos que hubo. La banda interpretó clásicos de sus primeros álbumes como “Nattestid Ser Porten Vid” y “Hordalans Doedskvad”, demostrando por qué son una de las bandas más respetadas del black metal noruego. La atmósfera se volvió eléctrica, y el público respondió con entusiasmo a cada acorde.

La recta final: armonía, oscuridad y marcianos 

A las 16:40 horas el festival estaba entrando en su recta final (ese día terminaría a las 22:00 horas), y no había una mejor banda para enmarcar ese momento que los suecos de Katatonia. No obstante, los suecos, se presentaron (nuevamente)  Anders Nyström en la guitarra, lo que a todas luces pegó en el ánimo del público, que simple y sencillamente pareció no conectar pese a temas populares como “Birds”, “My Twin” y “Evidence”. Desde España, Crisix trajo su thrash metal lleno de humor y energía. Aunque muchos los consideraron la revelación del festival, algunos se los perdieron por asistir a uno de los actos más esperados: Cattle Decapitation. Los originarios de San Diego entregaron en 2023 el “Terrasite”, uno de los mejores álbumes de metal de ese año y la expectativa que habían levantado por verlos en vivo era alta. El inicio de su show fue un tanto desconcertante, con la voz de Travis Ryan sepultada. Así pasaron “Terrasitic Adaptation”, “We Eat Our Young” y “Scourge of the Offspring”, los tres temas demoledores que justamente abren su último trabajo discográfico. Y aunque el sonido no era el mejor, la violencia que se sentía en el ambiente provocó un éxtasis total en el ambiente. Conforme avanzaba el show el sonido mejoró y se pudieron escuchar de mejor manera otras joyas como “The Storm Upstairs”, “Bring Back the Plague”, “Time’s Cruel Curtain”, “Kingdom of Tyrants”, entre otras. Una bella devastación que fue un digno preámbulo para lo que seguía: La misa negra del MxMF. 

Cattle Decapitation

Desde Uppsala, Suecia, Watain tomó uno de los escenarios principales y ofreció una de las mejores presentaciones del segundo día. Con su ritual característico y bajo el rugir de himnos como “Legions Of The Black Light”, “Devil’s Blood”, “Serimosa” y “Total Funeral”, lograron manejar y controlar el escenario a la perfección. Aunque no pudieron arrojar sangre al público, Erik logró “bautizar” a algunos espectadores con su mano ensangrentada y lanzó una antorcha al inicio del show. La combinación de música, ritual y teatralidad hizo de su actuación una experiencia inolvidable. En menos de cinco minutos pasamos del satanismo a la energía inagotable de un veterano del heavy metal como Udo Dirkschneider, que junto a su banda U.D.O. trajeron nostalgia y magia a la noche con su impecable interpretación, en su totalidad del álbum “Balls To The Wall”, un clásico total de Accept y por supuesto, del metal en general. Otras canciones como  “Love Child” y “Fast As A Shark” resonaron con fuerza, haciendo sucumbir a cualquier metalhead presente. La precisión y energía de su show demostraron por qué siguen siendo una leyenda en el mundo del metal.

Cerrando el festival en el Trve Stage, Venom Inc. demostró cómo se ejecuta el metal después de tantos años. Con una interpretación limpia y potente, deleitaron a los oyentes con temas como “Welcome To Hell”, “In Nomine Satanás” e “Inferno”. La iluminación, aunque intensa, no impidió que la música se sintiera en el ambiente. La banda mostró una maestría en su ejecución que dejó a todos los presentes impresionados.

Mientras que para poner broche de oro en el escenario principal, vino desde Suecia Peter Tägtgren y su Hypocrisy. Con canciones como “Don’t Judge Me”, “Warpath” y “Roswell 47”, y un popurrí de “Pleasure Of Molestation / Osculum Obscenum / Penetralia”, destrozaron el lugar. El sonido fue perfecto, aunque la iluminación dejó a la banda en la oscuridad en algunos momentos. Su death metal con temática alienígena fue el clímax no solo del segundo día, sino de todo el festival. Y aunque al final de su acto brillaron por su ausencia los clásicos fuegos artificiales y el tradicional anuncio de bandas de la siguiente edición, miles de metalhead se fueron más que satisfechos por una larga y espléndida celebración de metal extremo. 

Áreas de mejora

El MxMF Metal Fest VIII reunió a leyendas del metal extremo, ofreciendo experiencias inolvidables. Sin embargo, no estuvo exento de fallas: problemas técnicos, cambios de último minuto, falta de comunicación, escasez de agua, áreas VIP que dejaron mucho que desear y la falta de coordinación en ciertos horarios son puntos a mejorar. Mención aparte la pre-fiesta del viernes 15 de noviembre en el Circo Volador, la cual registró un retraso de 3 horas y media, afectando a varias bandas (incluídas dos internacionales) que sólo tocaron un par de canciones. Si bien no hubo un anuncio al término del evento, por medio del sitio web del festival, Cacique Entertainment lanzó un “nos vemos en 2025”, que hace suponer que tendremos una IX o segunda edición (como lo quieran ver). Hasta entonces. 

Comparte lo que descubriste en Pongara News