Muthahupa: Sátira zen en modo nasty y una leyenda del rap mexicano

Coloca el porno indie de Garganta profunda, a 2 Live Crew y su rap explícito del sur gabacho, Lolita de Nabokov, el zen psicodélico de Jodorowsky y Salón de belleza de Mario Bellatin. Mezclar con un poco de South Park, una pizca de valium con alcohol y agitar bien. El resultado es Muthahupa, que abreva de ese coctel pop, pero que lo sublima en un rap energético cuyo objetivo es mantener el coolness hiphopero como actitud de vida. Este grupo se convirtió en una especie de leyenda urbana y hay un statement que delinearon sobre su extraña identidad: “Si no conoces Muthahupa, no conoces rap de cabo a rabo”.

El 2009 parece lejano. El ser humano que nació aquel año ahora es un puberto de quince años al que el acné le revienta el rostro. Su estilo de vida está basado en TikTok y su consumo de porno y de música es algorítmica. ¡Pero hey!, todo bien con eso. Sirva el ejemplo anterior para evidenciar el gap temporal. Aquella era una época en la que la incipiente industria del rap doméstico cargaba con pesados lastres propios del pre-internet. La evolución ocurría a paso de tortuga. El público era pírrico, favoritista, y casi exclusivamente masculino. La mayoría de los venues carecían de buen sonido con entornos hasta cierto punto peligrosos y los CD´s, playeras o flyers se encontraban en la Plaza Peyote del extrarradio del Tianguis Cultural del Chopo, o en la tienda TT Caps del Centro Histórico.

La génesis: De mother fucker a madre hopper

Fue en ese momento en el que apareció La vida es gratis (Rapdikaloops, 2009) de Muthahupa. El disco generó un verdadero revuelo en las coladeras del rap. En gran medida porque el emcee al frente vocal de aquel “nuevo grupo” era en realidad un viejo conocido: Yak-Mag, pionero en la ciudad que había formado parte de los seminales DFK Crew, Lifestyle Family y Microphonk junto a Zqualo aka Tibu One y Bocafloja. Éste último por un breve periodo. En 2006 Yakuza Magú había editado un disco en solitario que cosechaba su culto: De santos y demonios (Hipnozys Records), producido por Ed One, DJ Maxo, PCMC y el mismo Zqualo, quien estaba al frente de Hipnozys, sello que haría escuela.

En el impasse luego de las sesiones de aquella placa, Yak-Mag siguió grabando cosas en Hipnozys con el Sarcástico Komando, sólo por hacer rap con sus amigos. “Luego comencé a planear lo que sería el siguiente proyecto. En ese momento no estaba muy seguro cómo, pero quería salir de lo preestablecido en cuanto a sonido y necesitaba un beatmaker que fuera más ecléctico. Ahí entró Riel. En una reunión en casa de Tibu, coincidimos y después de platicarle lo que traía en mente, quedó en enviarme algunas maquetas y a partir de ahí todo fluyó de manera vertiginosa”, dice Magú a Marvin.

El nombre, agrega, surgió de la frase mother fucker. Le dio la vuelta para que tuviera un significado más positivo, pero con la misma fuerza. De ahí el Muthahupa, como madre hopper o madre hip hop. “El concepto fue básicamente tener beats y sampleos eclécticos sin llegar a abusar de un solo sonido en particular, y letras que no me había dado el chance de escribir. Todo sin dejar de sonar y ser hip hop”. Para ese propósito, Yak-Mag encarnó a un nuevo alter ego ad hoc para la nueva faceta. Había nacido Dr. Young.

La vida es gratis, ¡¡¡dame valium!!!

Riel era conocido en el mundo del grafiti como Riel de Mator. De dominar las latas de aerosol, Riel pasó al rap. En concreto, con El Profanador (antes El Reincidente), y DJ Sativa dio vida a los proyectos La 4ta Lírica y La Dolce Vita en los primeros dosmiles. Luego integró con El Profanador el Ktarsis Squad en Hipnozys Records. En 2005 comenzó a producir sus primeros beats. Ese año se integró T Capital a Ktarsis en las tornamesas y en el 2007 el trío lanzó su disco más reconocido: Bienvenido a la Ciudad de Ciegos.

Bajo el aka de Koopa Funk, Riel tomó las riendas de la producción, scratches y estética sonora de la nueva aventura. Y puso sus skills al servicio de La vida es gratis, luego de cocinar un demo del emergente dúo. El resultado se separaba de lo que había hecho antes. También del espíritu lúgubre de dipsómano literario y existencial a la Bukowski que Yak-Mag había explorado en su De santos y demonios. Ambos llegaban a una nueva etapa creativa en la que la sátira ficcional sería el elemento fundamental, algo que no todos los fans entendimos a pleno en aquel momento, pero sobre eso iré líneas abajo.

Recibimos aquella propuesta como algo inaudito, que apelaba a la imaginería ochentera del hip hop fiestero, pero con sus toques de rock, tropical mexicano, techno, house e incluso de noise. Lo más importante es que ¡SONABA BIEN CABRÓN! Era raro, sí, pero totalmente rapero. Un pastiche críptico, sardónico y hedonista. Las bases se alejaban del clásico boom bap del canon rapero promedio, e iban a otro lado: de lo jazzy y el funky disco, al drum and bass y samples orquestales del cine Lyncheano. En su conjunto era un punto medio entre la elevación de la mente, el ego trippin y lo dionisíaco.

Dos piezas representan muy bien esos polos: “En busca del equilibrio”, donde Koopa samplea al Topo de Alejandro Jodorowsky, una referencia recurrente en todo el rap de Yak-Mag, y “El misógino (Siempre quise ser un Lifestyle)”, donde el narrador es un rapstar ególatra, con la testosterona al tope y frustrado, al que las mujeres le deben servir sexualmente. Además, Riel samplea aquí “El orangután” de La Sonora Santanera para imprimirle una atmósfera de fiesta guapachosa.

Algo similar ocurre en “Cuando las niñas buenas se corrompen”, canción que actualiza el mito de la Lolita pero en su versión grupie musical cachonda que seduce a su ídolo mayor, quien nos lo cuenta con un recurso narrativo similar a lo que hace Uili Damage en “Pum-pum bang bang” de Los Esquizitos. El track Dr. Young” nos deja claro por qué Yak-Mag tomó el nombre del personaje de Garganta profunda que interpretó el actor Harry Reems. Se trata de un gran homenaje y quizá de los únicos en el rap nacional a la peli pornográfica más exitosa e influyente de la cultura pop, que aún cultiva un importante fandom

Las tres partes de “Asalto a la razón” son pura demostración de habilidades en clave lírica a lo braggadocio. Gang Starr, Killarmy y Jay-Z en la casa. Ocurre con la raggaGotas en el mar (caerán)” y con el manifiesto “Pump up the valium”, que reversiona el clásico hip house y one hit wonder de M.A.R.S.S.. Por su lado, la postura social no pierde el sentido tragicómico en “Puercos en la azotea”, storytelling en segunda persona donde Dr. Young explora el arquetipo del fuck the police bajo la piel de un delincuente barrial pendenciero y de poca monta, a quien sus vecinos chismosos delatan con la poli.

Amén de las exploraciones espirituales como “Llegar a Tar es siempre irse” y las colaboraciones: “Tres pasos para estrellarse” con los hermanos Dualidad Juglar, Luis Badyl y Federico Pocamadre, “Poder mental supremo” con Zqualo. En los tracks oscuros hay un cruce interesante. Por un lado la inesperada pero afortunada participación de Pascual Reyes, vocalista de San Pascualito Rey, en “Días grises”, para un trip hop rap bolero, mientras que en “Para no ver el cieloDr. Young hace mancuerna con su hermano El Ratta, de Monogatari, en un cierre experimental en el que el rap se acerca al territorio punk, harsh noise y grindcore de esa banda indie que es interesante, pero extraña, como dijo Paty Chapoy de Björk.

Muthahupa contra la invasión de los marcianos

Decía que La vida es gratis fue un madrazo, guardadas las proporciones de lo que vemos hoy en día, claro. Las presentaciones del disco en TT Caps, donde trabajaba Riel, la cantina La Faena en el Centro y otros tugurios se abarrotaban. Era algo que no se había visto para un show que no pusiera a figuras españolas en el cartel. Un verdadero supergrupo que para algunos refrescaba el estatus subterráneo del rap hecho en el país, con actitud chilanga, con reminiscencias a la cultura de la East Coast, que marcaba distancia de la imitación del español ibérico que era muy común en los flows de aquellos días.

Esto ocurría justo en un momento en el que la escena comenzaba a dar una vuelta de tuerca empujada por una nueva generación que dejaba MySpace para irse a SoundCloud, YouTube y redes sociales emergentes como Facebook de manera expansiva para difundir su vibe. Entre otros, estaban Tino el Pingüino ―amigo y colaborador cercano de Muthahupa―, Eptos Uno y Phontenak  (Mike Díaz), quienes en 2009 fundaban Never Die Crew con una ambición de carácter nacional sin los prejuicios aldeanos. Orbitaban Jedi Revolver, Hood P, Yoga Fire, Adán Cruz, y freestylers como T Killa y Hadrián emergían al spotlight. Hadrian ganó la categoría nacional e internacional en la entonces Red Bull Batalla de los Gallos en 2008. Era el primer mexicano en lograrlo y otro mundo nacía, con más crews, sellos independientes con acceso a mejores estudios caseros vía las nuevas tecnologías y una mentalidad renovada, como ocurrió con Homegrown Mafia, donde La Banda Bastön y asociados hicieron alianza.

En todo ese proceso, Muthahupa se mantuvo fiel a su estilo, enfocados en lo suyo. En 2014 regresaron con su segundo y último disco hasta la fecha: NODRIZA, una placa conceptual, cinematográfica y en franco homenaje a El Santo contra la invasión de los marcianos. Aquí Koopa Funk pasó a ser Koopa Rock, el productor Maiky Navajas del mítico Bulbo Studio de Texcoco (que es parte clave en el posicionamiento de Tino), tenía participación en la mezcla y en general había un crew más grande detrás.

NODRIZA presentó una maduración del sonido y la lírica del grupo. Una extensión de La vida es gratis, con una producción más convencional y menos ecléctica que el debut, pero no por ello menor. Una segunda parte que evolucionó muy bien. Prueba de ello es el hitazo de “20 20”, con Tino en pleno ascenso, “Nodriza”, “Estrella Polar” y “Alguna vez” con los Dualidad Juglar. En los años posteriores vendrían sencillos como “Nubes y autos rojos” y “Sci-Fi cannabis”, con MOF de la Hood P.

Muthahupa cerraba un ciclo en cuanto a la edición de discos y una actividad musical conjunta. Porque cada quien por su lado sí que se mantuvo activo, comenzando con Randee Marsh, proyecto de Yak-Mag junto a Maiky que debutó con el disco Crónicas jazzianas para elevar el juego del rap con un nuevo alter ego y colocarse entre lo mejor de la reciente década, con un amplio reconocimiento especializado, tanto de escuchas como de heads.

Koopa Rock publicó en 2020 su disco Dume y produce hasta la fecha en la familia Rapdikaloops. En la pandemia Yak-Mag volvió a su antiguo aka para sacar una dupla de EP´s (Catnip y Egregor) ya en el roster de El Monsón, crew y sello de rap integrado por los raperos A.A.G.G. Demente (hermano mayor de Tino El Pingüino), Juancer el Bastardo, el tornamesista y beatmaker veterano Neemeye, Maiky, la artista visual Dhapower y el productor, locutor y periodista de hip hop Asgard Mendizabal aka La Risa de Asgard.

Incorrección rapera para la era woke

Para Magú, Muthahupa no descubrió el hilo negro. “Sólo nos aventamos a hacer rap de una manera más libre, cercana y divertida. Me quería alejar de la idea de encasillarme en un solo estilo y de paso ponerme a prueba. Mi estilo es tener muchos estilos. Lo mío no es lo monótono; eso me aburre, escucho muchas variantes de rap y de música, así que sólo era buscar cómo concentrar todo eso y darle vida, siempre con honestidad y sin censura”.

Quizá, como reza el epíteto, Muthahupa se adelantó a su tiempo. Desde otro enfoque es probable que no podría existir en un presente como el que vivimos. Sobre todo porque, como decía líneas arriba, muchos no comprendíamos del todo el nivel de sátira de La vida es gratis, pero ahora podemos hacerlo y colocarlo como un recurso clave para revalorar en retrospectiva al grupo de cara a esta era woke, donde la cancelación artística llega por menos contenido funable que, por ejemplo, el que se nos presenta en “El misógino”. 

No importa que se trate de una representación y que sea absurdo que una obra ficcional se juzgue de manera literal, matando en el proceso al espíritu artístico mismo. Por todo eso, el líquido que, libidinoso, aún escurre de La vida es gratis y de un combo como Muthahupa, parece ser más transgresor visto con la lupa de estos tiempos. Y eso es más político que un panfleto de activistas que van por ahí con supuesta consciencia de clase, pero con la American Express en el bolsillo y no se saben la de chambear.

Por todo lo anterior, Muthahupa es una gran sátira zen en modo nasty. En definitiva, una verdadera leyenda del rap mexicano. ¡Paz!

*Muthahupa vuelve en un show único. El grupo se presentará de manera exclusiva en una fiesta con locación secreta (Centro de CDMX) el 18 de mayo. Sólo hay 100 entradas a la venta y todos los detalles están en las redes sociales del dúo. También se presentan Dualidad Juglar, Sin Pose, Bordon RCO, Numen, Te Capital, Cutztantine y DJ Sonriks.

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