Ni la luna roja ni una amenaza de sismo pudieron detener el festín de headbanging del primer tour de Minipony en la CDMX.
Los ecuatorianos, que estrenaron su segundo álbum el año pasado y que continúan levantando los growls y guitarrazos por el bien de la escena metalera independiente de Latinoamérica, invocaron a sus fans en el FuckOff Room, que retumbó con ellos y sus buenos acompañantes que lucieron muy bien a pesar de los detalles y problemas de repente con el audio.
La cita era a las 8 de la noche en este pequeño recinto sobre Avenida Patriotismo, sin embargo por un aparente retraso en el soundcheck de las bandas, las puertas del lugar se abrieron casi media hora más tarde. A pesar de ello, ya había gente y medios dispuestos a disfrutar de la brutal velada al lado de Minipony. Pero la primera escala antes de la locura de los ecuatorianos llegaría desde la hermana nación argentina.

Muñeki77a, la vibrante voz de una muñeca salvaje
Justo cuando todo se estaba preparando para la primera tocada, una alerta sísmica hizo que el público tuviera que abandonar el recinto, solo para volver con más ganas al mismo de querer soltar todo el poder y la energía con los teloneros de la noche. Y así, por fin la espera terminó, pues Muñeki77a apareció con su guitarrista, Ozz Gutierrez y el baterista Jorge Schoelman, para empezar el brutal festín de inocencia corrompida con Devil Kiss.
Dementores y la provocación de un beso que te roba el alma continuaron con los growls de la vocalista sumado a la alocada actitud imparable de sus acompañantes dieron paso a un cover muy intenso de Panda. Cuando no Es sonó con toda la brutalidad y emoción de la talentosa argentina que después tuvo un invitado especial con Monde, quien desató toda la Furia en el escenario mientras, debido a fallas en los micrófonos, compartían en el canto el mismo hasta que los dos pudieron gritar y growlear chingón por su cuenta.

Después, Muñeki77a rindió tributo primero a una de sus más grandes influencias musicales, Ataque 77, interpretando todo un clásico del rock con Arrancacorazones, seguido de un himno dedicado a México con un tema que la metalera detesta porque “no la deja dormir por las mañanas” cuando visita nuestro país. Así, Se Compra, versión power metal de aquellos que venden y compran fierros viejos en las calles de México fue una agradable sorpresa que amenizó la casi despedida de la argentina.
El adiós de la talentosa metalera que, junto a los demás presentándose esta noche, también es producto de su propia gestión y encargada de hacer todo el arte y concepto rodeándola, mismo que vendía en souvenirs autografiados en el local, llegó con Cosa de Chicas y Miss Sunshine, dejando la vara alta en el FuckOff Room…y esto apenas comenzaba.

Douchebagz, la locura de los “desperdicios” mexas
Después del concepto sexy metalero, se vino la contraparte con tres chicos nacionales vestidos y pintados en su cuerpo que parecían repartidores de basura. Y así, con un ritmo de reggae engañoso en su intro, los Douchebagz comenzarían una media hora de caos absoluto donde el mosh pit y los “pokeputazos” se dejaron sentir en el recinto de Patriotismo.
Mientras el baterista hacía lujo de su virtud y regalaba una pipa de marihuana especial, el guitarrista pacheco y sus riffs servía de escolta para un vocalista que brilló por la personalidad y carisma, por no decir los grandes gruñidos de las rolas que conforman su presentación. Con solo un álbum en su haber y en vísperas del lanzamiento de uno nuevo, Douchebagz alzó el metal mexicano a base de pisadas fuertes, gritos y pistolas de agua que invocaron el desmadre total mientras aprovechaban para grabar partes del show para sus próximos videos.

Invocando siempre a que rolaran la hierba y que se dieran todos en la madre, la banda calentó muy bien los ánimos y dejo todo puesto para que Minipony cerrara con todo e invocara la luna de sangre y el poder del temblor que no fue para complacer a aquellos que ya llevaban desde las 7 y media de la noche esperando para escuchar a Emiilia y compañía. Y los ecuatorianos cumplirían con creces.

Minipony, la Princesa Dragona conquistó la luna de sangre
Y así, después de una larga espera, cerca de las 11:15 de la noche, los estelares salieron e inmediatamente prendieron a todos con uno de sus sencillos más aplaudidos, Kill Like a Human. Al primer batacazo dado por Moncaya, la vocalista, acompañado de la poderosa guitarra de Amadeus Galiano y de un proyector que pasaba imágenes y partes de las letras de la banda, los ecuatorianos creaban un temblor de emociones entre los presentes.
Un repaso por sus dos álbumes de estudio, Imago y Ajna, fue lo que regalaron durante la hora que duró su presentación, donde nuevamente hubo líos con el sonido y los volúmenes de los micrófonos, pero eso no detuvo a MInipony de seguir contagiando con actitud, growls y brutalidad a todos los asistentes, mismos que incluían a una pequeña de 10 años que aprovechó la oportunidad para saludar a la vocalista, que le regaló un sticker de la banda y una sonrisa. ¿Quién dice que no hay niños metaleros?


Los bailes y el poder gutural de Emilia se dejaron sentir con Gatos y Shadow, mientras el calor hacía mella en el recinto y el sudor escurría entre cabelleras largas y headbanging, además de la típica chela. Inlcuso Galiano, guitarrista de Minipony, se quitó su camisa y salió un rato a armar el mosh pit con sus seguidores, algo de lo más destacado en esta gira por nuestro país que demostraba la verdadera fortaleza del metal independiente latino.
Pero fue con The Meeting y Dragonprincesa que la banda se entregó por completo, rindiéndole culto a la luna de sangre del viernes mientras la brutalidad de las líricas, los bailes y la presencia escénica de Emilia, que se robó los corazones de los fanáticos y de algunos despistados que no sabían quienes eran. Milkwithsilk y Song for Fiona bañaron de un halo de cuento de hadas pesado y oscuro al FuckOff Room, enriqueciendo el recital metalero de formas interesantes.


El cierre de locura llegó con una cabalgata salvaje al cantar Don 18, que los metaleros ecuatorianos dijeron fue “inspirada por el Sonidito y la historia de un señor que solamente tenía 18 dedos porque le habían cortado dos” y así le decían de apodo. Pero fue con Minipony Meat donde la demencia metalera agarró a todos de alma mientras Emilia le daba el micrófono a algunos fans para corear la rola que se ha convertido en un himno para la banda, terminando una hora de éxtasis entre gritos y guitarrazos que cimbraron por completo y de buena forma esta primera gira en solitario de la banda, que dijo adiós con el tema Ajna.