Kelly Osbourne ha enfrentado un año marcado por el dolor familiar y la exposición pública constante. Tras la muerte de Ozzy Osbourne el 22 de julio de 2025, la hija del líder de Black Sabbath ha lidiado con comentarios sobre su cambio físico. En un momento de vulnerabilidad, decidió confrontar directamente las acusaciones en redes sociales.
La reacción de Kelly al escrutinio público
En un video compartido en Instagram —que luego borró—, Kelly abordó los mensajes que cuestionan su salud y apariencia. El clip formó parte de una entrevista que Sharon Osbourne dio a Piers Morgan, donde se repasaron los detalles finales de la vida del cantante de heavy metal.
Allí, Kelly expresó su frustración sin filtros: “A las personas que creen que son graciosas y malas escribiendo comentarios como ‘¿estás enferma?’ o ‘deja el Ozempic, no te ves bien’. Mi papá acaba de morir, y estoy haciendo lo mejor que puedo, y lo único por lo que tengo ganas de vivir ahora es por mi familia”.
Añadió: “Y elijo compartir mi contenido con ustedes y compartir el lado feliz de mi vida, no el lado miserable. Así que a todas esas personas, váyanse a la mierda”.
Esta salida refleja el peso emocional que carga Kelly, de 41 años, en un contexto donde el legado de su padre sigue resonando en la escena del heavy metal. Ozzy, figura central de Black Sabbath, dejó un vacío que afecta a su familia de manera profunda.
El apoyo de Sharon y el historial de críticas a su imagen
Sharon Osbourne respaldó de inmediato las palabras de su hija en esa misma charla con Morgan. “Tiene razón. Perdió a su papá, no puede comer en este momento”, dijo, recordando la cercanía entre Kelly y el músico.
El duelo por Ozzy Osbourne ha complicado aún más la relación de Kelly con su cuerpo, un tema que ha marcado su vida pública desde la adolescencia. Famosa por el reality The Osbournes a los 15 años, ha estado bajo el foco mediático durante décadas.
En mayo de 2025, durante un evento de People, Kelly habló de cómo las críticas a su peso superaron incluso sus luchas con adicciones: “He sido drogadicta, alcohólica… He sido un desastre total, irrespetuosa con la gente, horrible, pero recibí más mierda por ser gorda que por cualquier otra cosa. Es una locura”.
Explicó que los artículos sobre ella siempre giran en torno a su figura, ya sea con más o menos peso. Recordó frases de su juventud como “‘Eres tan bonita. ¿Por qué no pierdes un poco de peso y así serás el paquete completo?’”.
Intentó de todo para manejar la presión: “Probé probablemente todo lo que existe: cirugía, medicación, dieta y ejercicio. Puse mi mente donde necesitaba estar, y todo empezó a acomodarse”.
Incluso en su embarazo, optó por aislarse para evitar el juicio público, citando casos como el de Jessica Simpson. Hoy, en medio del luto, Kelly Osbourne busca espacio para procesar sin el ruido de las opiniones ajenas, un recordatorio de cómo la fama en el mundo del rock amplifica las vulnerabilidades personales.
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