Metal español al desnudo: 7 anécdotas de estudio que nunca olvidaremos

Barón Rojo


El metal español no solo se caracteriza por su fuerza, su energía y su crudeza, sino también por las historias que se tejen detrás de cada grabación. No todo en este género tiene lugar en grandes estudios de grabación con presupuestos millonarios. La realidad, en muchas ocasiones, es mucho más cruda y espontánea. En este artículo, echamos un vistazo a siete momentos de estudio que marcaron a algunas de las bandas más emblemáticas del metal en España. Estos relatos, contados por quienes los vivieron, van más allá de la música misma y se adentran en el proceso de creación, a menudo en condiciones que desbordaron lo convencional.

1. «Volumen Brutal» de Barón Rojo: El sótano que se convirtió en leyenda

En 1982, Barón Rojo no solo grabó un disco que definiría el heavy metal español, sino que lo hizo en condiciones poco habituales para la época. Volumen Brutal, uno de sus álbumes más icónicos, fue registrado en un sótano en Madrid. Sin la tecnología avanzada de los grandes estudios, el sonido crudo y directo que caracteriza al disco surgió en gran medida de la improvisación. “La acústica era pésima”, recuerda José Luis Álvarez, el productor del disco, “pero eso hizo que el sonido tuviera una energía única, algo que no se podía replicar en un estudio normal”. Ese “improvisado” estudio no solo marcó el inicio de Barón Rojo como una banda esencial, sino también el sello de una era.

2. «Cicatriz» de Eskorbuto: El caos como metodología

Si hay una banda que representó el espíritu más rebelde y anárquico del punk y el metal en España, esa fue Eskorbuto. El álbum Cicatriz (1988) fue grabado en un ambiente de absoluta tensión y caos, con la banda enfrentándose a limitaciones técnicas y personales que reflejaron perfectamente el sonido áspero de la grabación. El productor Jesús Gómez recuerda cómo cada sesión de grabación era un campo de batalla. “Eskorbuto no era fácil de manejar. Había constantes disputas sobre cómo debía sonar cada canción. Era un verdadero desafío, pero esa incertidumbre se reflejó en el disco. No había una dirección clara, y eso lo hizo único”, afirma Gómez. El resultado final fue un testimonio de la época, con una energía cruda que se reflejó en cada acorde y en cada letra desafiante.

3. «Ácido» de Los Suaves: La grabación interminable

La grabación de Ácido (1987) de Los Suaves fue una carrera de resistencia. Los miembros de la banda pasaron días enteros en el estudio sin descanso, luchando contra la fatiga y la presión del tiempo. El guitarrista Yosi recuerda que la grabación se convirtió en un proceso más largo de lo esperado, ya que la banda no quería comprometer su visión de cómo debía sonar el álbum. “Era una cuestión de no conformarse con lo que teníamos. Cada toma tenía que ser perfecta, incluso si eso significaba que pasáramos toda la noche en el estudio. Estábamos tan exhaustos que la música salió con una energía que solo el cansancio puede generar”, relata Yosi. El resultado final fue un disco con una agresividad y una pasión que solo un esfuerzo de esa magnitud podría haber producido.

4. «Resistencia» de Warcry: La perfección en cada toma

Warcry es conocida por su nivel de exigencia, y la grabación de Resistencia (2008) no fue la excepción. Durante la grabación, la banda y el productor Dani Sanchís se enfocaron en cada detalle, no conformándose con lo “bueno” sino buscando lo “perfecto”. Sanchís recuerda que las sesiones fueron extremadamente largas, a menudo superando las 12 horas al día. “Nunca había trabajado con una banda tan comprometida con la perfección. Regrabamos varias canciones varias veces hasta que todo encajó. El resultado fue un disco extremadamente pulido, pero también lleno de la energía cruda que caracteriza a Warcry”, explica Sanchís. El resultado fue un álbum que refleja la determinación de la banda para entregar lo mejor de sí misma.

5. «Subir al Cielo» de Mago de Oz: Una mezcla de sonidos épicos

La grabación de Subir al Cielo (2001) marcó un antes y un después en la carrera de Mago de Oz, especialmente por la incorporación de elementos sinfónicos y orquestales. El proceso fue largo y exhaustivo, ya que la banda no solo quería lograr un sonido pesado, sino también incorporar capas de complejidad. “Tuvimos que experimentar con sonidos, probar distintas configuraciones y mucho de lo que grabamos fue una improvisación total. No sabíamos cómo iba a sonar el resultado final, pero teníamos claro que queríamos algo que fuera épico y diferente”, recuerda el guitarrista Jesús María Sánchez «Chiflo». La fusión de metal y música clásica no fue sencilla, pero el resultado fue un álbum que los catapultó a otro nivel dentro del panorama del metal español.

6. «Cuentos de la Cripta» de Hamlet: Superando las adversidades

La grabación de Cuentos de la Cripta (2004) de Hamlet se vio marcada por una serie de dificultades. El estudio en el que la banda grabó el disco tenía problemas técnicos, y los miembros de Hamlet estaban atravesando un momento de cambios dentro de la banda. A pesar de todo esto, lograron crear uno de sus discos más emblemáticos. “No fue fácil. Hubo problemas con el equipo y la banda estaba pasando por una etapa difícil, pero eso solo sirvió para que estuviéramos más enfocados en lo que queríamos transmitir”, recuerda el cantante y guitarrista, Jorge Escobedo. El proceso difícil dio como resultado un álbum que es considerado uno de los más representativos del metal alternativo español.

7. «Tiempos de Furia» de Tierra Santa: Creando el mito

La grabación de Tiempos de Furia (2008) fue una aventura que puso a prueba a Tierra Santa, tanto por la complejidad de sus composiciones como por las circunstancias que rodearon la grabación. El productor Daniel Melián recuerda cómo la banda no solo se centró en crear una obra poderosa, sino en construir una atmósfera épica. “Cada canción era una batalla. El reto era hacer que las canciones tuvieran una atmósfera coherente a pesar de los cambios de estilo. La banda quería algo monumental, y no pararon hasta conseguirlo”, explica Melián. Este esfuerzo dio lugar a un disco que destacó por su epicidad y por la capacidad de Tierra Santa para fusionar la potencia del metal con la grandiosidad de la música cinematográfica.


Estas historias no solo hablan de discos fundamentales, sino de los momentos en que las bandas se enfrentaron a limitaciones técnicas, desafíos personales y crisis creativas. En cada uno de estos relatos se refleja la pasión de quienes, a pesar de las adversidades, no solo lograron crear música, sino que cimentaron su lugar en la historia del metal español.