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Reviewer
Qué afortunados somos de tener películas como Flow y Memorias de un Caracol (Memoir of a Snail) para poder degustar historias diferentes que se inclinan más por hacernos críticos en pensamientos inmersivos y que nos dan otra perspectiva de vida.
En Flow pudimos ver la interacción y la fluidez con la que la resiliencia y el “shit happens” llegan a abordar nuestras vidas. Caso parecido es con Memorias de un Caracol, donde vemos que la vida tiene su encanto después de todo y que nunca hay que ceder por muy cabrona que se ponga.
De esto va Memorias de un Caracol
La historia comienza cuando Grace (Cassandra Ciangherotti) se encuentra en el lecho de muerte de su amiga Pinky (Magda Giner), quien por vejez pasa a mejor vida dejándole un misterioso mensaje sobre algo que debe de descubrir.
A lo cual, en la investigación aderezada con el luto, Grace decide contarle la historia de su vida a su caracola favorita “Sylvia”, la cual en manera de narración también nos la cuenta a nosotros como espectadores.
La historia de la pequeña Grace es muy trágica desde un inicio, debido a la muerte de su madre en el embarazo, así como el bullying que recibe de pequeña por tener labio leporino; sin embargo, su eterno ángel y cuidador, su hermano Gilbert (Emilio Treviño) la cuida y protege de todos esos maleantes vividores que la atormentan en la escuela diciéndole “cara de conejo”.
Las cosas no se ponen más fáciles cuando el padre de los niños fallece y el departamento infantil decide ponerlos en familias diferentes en puntos diferentes del país, por lo que no solo sufren del tema del luto de su padre, sino que ahora no están juntos para superarlo.
La vida de Grace tiene muchos tintes y momentos chidos, pero la tristeza es constante, ya que no logra encontrar un significado real en su vida, únicamente quiere reencontrarse con su hermano y hacer las cosas que la hacían feliz cuando vivían en familia.
Sin embargo, aquí entra Pinky, su amiga de mayor edad, que le da una nueva perspectiva de la vida y de cómo llevarla bien “Agustín”.
Lo bueno de Memorias de un Caracol
Si bien no quise entrar mucho en detalle a partir del clímax en la historia, deben de saber que esta película se disfruta cada maldito minuto, es increíble cómo te llevan de la risa al llanto, los personajes son súper entrañables y ni que decir de la animación la cual enorgullece al ‘stop-motion’
La música, la ambientación, ese toque sombrío, pero feliz que tiene, son detalles que se agradecen y disfrutan un montón. Por la parte del doblaje, es un muy buen trabajo realizado por Ciangherotti y Treviño, y aunque a veces no se oye muy claro lo que dice Giner con Pinky, también es muy gracioso escuchar cuando mienta madres.
Lo malo de la película
Voy a hacer una advertencia en este espacio para decirles que cuando tenga películas con 5 estrellas no pondré esta sección; sin embargo, haré algunas advertencias.
Como el hecho de que no piensen que por ser una película “animada” es película para niños, ya que son temas de adolescentes para arriba, y que un niño puede no entender, aburrirse y por ende fastidiarle la experiencia a algún otro espectador. (cosa que pasó en Flow)
Conclusión
No tenía el gusto de haber visto películas de Adam Elliot, sin embargo, después de esta experiencia necesito que me inyecten más de su filmografía; simplemente es encantadora y divertida.
Memorias de un Caracol, lleva sello de garantía del Cine Chota y la puedes ver a partir del 20 de feb en todos los cines del país (bueno en la mayoría).
