Maná hace rock (aunque sus detractores lloren un río de tanto coraje)

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Siempre que el nombre de Maná salga al cuento muchos brincarán, entre molestos y ofendidos. No importa lo que se diga de la banda, un resto de gente se inclinará hacia enfrente y con la mano en la barbilla comenzará a gesticular en modo desaprobatorio, diciendo que esos cuatro nunca hicieron ni harán rock, para empezar, y luego se esforzará por demostrarlo con argumentos blandos. La realidad: para todos ellos Maná fue, es y será su piedra en el zapato rockero por una razón: se miran reflejados en su música, así de simple, y les molesta al andar. Que ahora mismo varios se ofendan o se burlen al saber que la banda ha sido nominada para ingresar al Salón de la Fama del Rock and Roll significa justamente eso: saber que se ven reflejados en algo que les hace sentirse ofendidos, burlados.

Sepamos que el Rock & Roll Hall of Fame es una institución fundada en 1983 (importantísimo: una institución, con todo lo que esto conlleva) que cuenta con un museo nacido en 1995 (un museo, con todo lo que esto significa) cuya sede se halla en Cleveland. El organismo se dedica “a honrar a los artistas, productores e influencias clave en la historia del rock y géneros relacionados”. Hay que decir que para muchos (así como para bastantes más no significa cosa alguna) el Salón de la Fama del Rock and Roll es considerado “el máximo reconocimiento en la historia del rock y la música popular”. Bien, con ello claro, y ahora que sabemos que Maná tiene una nominación para entrar a un círculo donde figuran nombres como los de The Beatles, Nirvana, Led Zeppelin, David Bowie, Queen o Metallica, algo otorgado por la misma institución que, se supone, los rockeros de cepa respetan, ¿cuál es el problema?, ¿por qué varios lloran un río de tanto coraje si ya les están diciendo que sí, que Maná hace rock?

El Salón de la Fama del Rock and Roll reconoce el legado musical de los artistas a los cuales induce gracias a un comité compuesto por cientos de personas influyentes en la industria musical (de productores a periodistas), quienes evalúan si el impacto de los nominados ha resultado trascendental. ¿Qué significa esto? Que para ganarse una nominación la banda o artista en cuestión “debe haber lanzado su primer material al menos 25 años antes de la nominación, y su impacto debe ser cultural, musical y comercialmente relevante”. Sabiendo todo esto, hay que subrayar que Maná es la primera banda de rock en español que recibe tal distinción. Es decir, tras más de sesenta años de historia de rock interpretado en el idioma de Cervantes, todos esos sujetos calificados como influyentes al fin descubrieron que algo importante, bajo sus parámetros, sucede de este lado.

Sí, el impacto cultural que otros artistas han tenido a lo largo de la historia gracias a su labor cantando en español es innegable, y hablamos de un impacto a nivel global. Sin embargo faltaba que nuestros vecinos del Norte avalaran a alguien, que los números de los susodichos dieran de sí, cosa que Maná ha conseguido. ¿Quién podría competir con Fher y los suyos en este nivel? Nadie, ni de lejos. Ninguna banda en la historia del rock en español cuenta con la proyección internacional que Maná presume tras más de cuatro décadas de historia y, se dice, más de cincuenta millones de discos vendidos alrededor del planeta. Números que avalan su éxito comercial. Números. Mientras, seamos sinceros para así entender el grado de penetración cultural que el cancionero del grupo ha conseguido: ¿quién no se sabe una canción de Maná? Que nos gusten o no esos temas es otro asunto. La verdad es que nosotros vamos a desaparecer de este planeta y seguramente habrá por allí muchos cantando “Oye mi amor” o “Mariposa traicionera” (por sólo mencionar dos hits de los oriundos de Guadalajara).

Que a estas alturas se siga debatiendo tan acaloradamente si Maná hace rock, y poniendo a consideración que son bien fresas, que son televisos, que están rechafas sus canciones… Híjole. Pura apreciación subjetiva, además de ganas de llamar la atención, francamente. Y luego que todo este alegato se refresque gracias a una nominación otorgada por una institución con la credibilidad del Rock & Roll Hall of Fame (uy, y espérense, que además los mexicanos compiten con Oasis, weeey, ¡los Maná de Inglaterra!)… Pero ahí andan los señores peleándose, viendo quién llora más ríos. En realidad todo esto parece ser síntoma de algo más que ganas de expresar un gusto personal. Hay ardor ahí. El resquemor que provoca verse reflejados gracias ellos, los de Maná, quienes tan campantes recogen aplausos en diversas partes del mundo sin pensar en todos los que se sienten tan molestos, ofendidos y burlados. Lo peor es que no ha de faltar mucho para que alguien por ahí diga que debieron nominar a Caifanes… o a The Warning.  

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