Hace unas semanas los accionistas de Tesla manifestaron su preocupación por la participación de Elon Musk en el gobierno estadounidense. Tenían dudas sobre la capacidad del ejecutivo de manejar efectivamente la empresa cuando sus actividades no dejan de multiplicarse. No es la primera vez que la compañía, que no atraviesa su mejor momento, exige un poco más de atención.
Lo cierto es que las ventas de Tesla en Europa se han desplomado. En Francia, uno de los principales mercados para los vehículos eléctricos, la reducción ha sido de un 63% en enero, comparando con igual mes del año anterior.
En Alemania el impacto fue muy similar y llegó al 60%. La mayor caída se dio en España, con una reducción en las ventas del 75%. Mientras tanto, en Dinamarca, Suecia y Noruega se produjeron retracciones mayores al 40%.
Uno de los pocos sitios en los que Tesla consiguió cierta estabilidad fue Reino Unido. Allí la caída fue del 8%. Un movimiento que en cualquier otro contexto sería muy preocupante.
A pesar de la caída en las ventas de Tesla la venta de baterías ha aumentado. En Alemania, por ejemplo, se dio un incremento del 53,5%.En Reino Unido el aumento ha sido del 41%.
Las automotrices chinas
El problema que ha llevado a la caída de Tesla no es extraño a las automotrices europeas, que también han estado sufriendo mucho estos meses. No es el comportamiento político de Musk, aunque seguramente eso no ayuda. El problema es el crecimiento de las marcas de origen chino.
Los registros muestran que en las ventas de BYD en Reino Unido han crecido un 550% en un año, en Alemania, en igual periodo, el aumento fue del 69%. Polestar, una marca que tiene participación de la sueva Volvo, creció un 216% en Reino Unido y un 113% en Alemania.
No todas las marcas chinas venden grandes cantidades. Algunos de estos números son el resultado lógico de un buen ingreso a un mercado. Pero los malos resultados de las automotrices locales sirven para terminar el cuadro de situación.
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