Los Bunkers: la emoción del MTV Unplugged llevada al Teatro Metropólitan

Por Mich Mayoral Mora

Con puntualidad a las 8:30 la banda chilena salió a escena. El diseño del escenario era una replica de aquel MTV Unplugged de 2024 que sorprendió a propios y extraños. No estábamos en butacas de cine esta vez, pues delante de nosotros aparecieron los hermanos Francisco y Mauricio Durán, así como Álvaro y Gonzalo López junto a Cancamusa y todos sus músicos invitados.

Comenzó el concierto; con la euforia en cámara lenta y los gritos a tope, se coreaba la canción “No me hables de sufrir” de su disco “La culpa”, sin importancia del significado de la rola, se notaba a lo lejos cuánto se había deseado estar en ese lugar para los fans. Baile y sobre todo una audiencia que poco duró sentada, completamente diferente a la presentación en Querétaro, donde los fans se pusieron de pie muy avanzada la noche.

Se tiene que dar tiempo para disfrutar los arreglos musicales, arreglos que si tuviste la oportunidad de ver el acústico, serás capaz de reconocer y si todavía no, entonces tienen varias fechas para poder disfrutarlos. El movimiento de la música era capaz de percibirse entre los fans, los bailes de Álvaro, la banda trasladándose de lado a lado en el escenario y cuando se centraba la atención del reflector en Francisco Durán.

El setlist iba por buen lugar, sin el mismo orden que en el unplugged, lo cual generaba intriga en los fans por cual sería la siguiente canción. “Yo sombre mis penas por amor en tu jardín” , “Las cosas que cambie y deje por ti”, “Bajo los árboles” y seguido de una pausa en la que Álvaro se dio la oportunidad de saludar a la CDMX, recibiendo como respuesta un lío de gritos de madres con sus bebés en brazos, trabajadores que venían de una jornada larga, niños esperando en algún momento que Juan Carlos Bodoque o Tulio aparecieran detrás del telón, las porras para los chilenos tras cada canción se volvían más y más fuertes.

Las luces encendidas y la agrupación enfrente con el sentimiento a flote, recibieron a la canción “Calles de Talcahuano”. Podía sentirse la nostalgia en el aire, se podía sentir la calidez por un tema que habla del lugar donde crecieron, como bien apuntaron los miembros de Los Bunkers.

Siguiendo por el camino de la nostalgia, “Canción para mañana” nos hizo volver al pasado, enlazado con el libro de la historia de la banda escrito por Mauricio Duran. Canción tras canción, un dejavú pudo haberte llenado esta parte del concierto, era sin duda alguna reconocible, el cuarteto de cuerdas “Niños héroes” comenzó a escabullirse en el escenario, recibidos por un gran aplauso a petición del cantante. Los instrumentos de cuerda tocaron las fibras más sensibles, parecía que todos estaban fuera de contexto ¿Es esto un concierto de Rock?, fue entonces que Francisco pronuncio la primer palabra y era inexplicable el sentimiento, podía sentirse como una ola emocional “Llueve sobre la ciudad”, un clásico.

Los arreglos musicales de esta canción la volvían algo completamente diferente, sin perder la esencia y el sentimiento que busca transmitir. El cuarteto fue capaz de cambiar la vibra emitida por los fans. Fue entonces cuando comenzaron las sorpresas y se hizo presente Meme del Real de Café Tacuba acompañándolos en “Si estas pensando mal de mí”, no había manera que no mantuvieran al Metropólitan de pie. Fue cuando Álvaro anunció una de las que no aparecen en el disco, “La velocidad de la Luz”.

Al llegar había marionetas, personajes de 31 Minutos como si la presentación fuera de ellos y muchos niños en la entrada, emocionados por una banda de 1999, con música de una profundidad que se vuelve poco probable que se comprenda a su edad, pero todo tiene sentido al estar ahí dentro, al saber la historia de la banda y cómo estos han estado involucrados en la música de los más pequeños.

Todo comenzó con la canción “Una nube cuelga sobre mí“, en cuyo video donde aparecieron varios personajes de 31 minuto. La presentación fue vivaz “¿Hay niños aquí? Últimamente vemos a muchos niños en nuestros shows, eso nos da mucho gusto… y esta canción es para ellos”, dijeron. Todos los pequeños y sus padres o aquellos que iban sin hijos, pero han seguido a Los Bunkers durante toda su carrera comenzaron a gritar cuando Juan Carlos Bodoque hizo su gran aparición junto a Álvaro, cuando cantó con él y pegó de brincos.

A la espera de aquella persona que no llegó, en la canción “Quiero dormir cansado” se cubrió el lugar de Mon Laferte quien estuvo con la agrupación en el Unplugged. Su parte fue cantada al unísono por los fans, se hizo lo que se pudo y aun así se disfrutó al máximo, aunque se tuviera la esperanza de recibir en este excelente show a la chilena más mexicana.

Al volver del encore, Cancamusa reveló que había sufrido una caída, pero que el show tendría que continuar como lo hizo durante todo el concierto, donde estuvo atada a un collarín. Aquello no le impidió disfrutar el show ni tampoco volver para aventar grandes canciones como “Ven Aquí” en su versión cumbia.

Los Bunkers en el Teatro Metropólitan. Foto: Lulú Urdapilleta, OCESA

También surgió de las bocinas el clásico “Bailando Solo” que convirtió el teatro en un estadio, parecía que eran aficionados en unas butacas de cemento, cantando al equipo de sus amores, saltando y haciendo ruido; luego, la metamorfosis comenz y aquello recibió a Carmen Ruiz entre una bola disco de antro noventero a ritmo de “Heart of Glass” de Blondie.

Aquella escena de Los Bunkers bailando con gran cadencia nos convence de que esta es una despedida llena de toda emoción, un reflejo de todo lo que se vivió en el concierto, todo estaba junto, la nostalgia, la euforia, el entusiasmo. Todas las emociones de cada uno de los fans eran palpables. La banda nunca dejará de sorprender a sus fans, sin importar el tiempo que pase.