A finales del mes que viene se cumplirá un año desde el lanzamiento de KDE Plasma 6, la nueva versión mayor del entorno de escritorio, posiblemente la alternativa más avanzada de su categoría -sin importar el sistema operativo- y todo un orgullo del software libre, del desarrollo comunitario, y es que es increíble que algo así, hecho de manera altruista, resulte en un mejor producto que opciones supuestamente punteras de la industria.
El primer año de vida de KDE Plasma 6 se coronará con el lanzamiento de KDE Plasma 6.3, cuya llegada está prevista para un poco antes. Pero hoy no vengo a hablar del futuro, sino del pasado más reciente, de lo mejor que nos ha dejado 2024, en mi opinión, circunscribiéndonos al entorno del escritorio Linux… donde se han dado otros avances muy interesantes. Pero lo del nuevo Plasma, yo no me lo esperaba… y eso que estábamos avisados.
Casi cuatro años antes comenzó todo. Repito: casi cuatro años antes de que la nueva versión del escritorio viese la luz, en KDE tenían claro que querían llegar a Plasma 6 con los deberes hechos, esto es, con una base lo suficientemente sólida como para que la transición resultase inocua para desarrolladores y usuarios. O lo que es lo mismo, no querían repetir los errores del pasado. ¿Y lo han conseguido? ¡Vaya si lo han conseguido!
Personalmente no las tenía todas conmigo y aunque me aventuré a adoptar Plasma 6 antes de su lanzamiento final, también expresé mis reservas para con esas distribuciones que no esperaron a disponer de la versión estables para dar el salto. En concreto, me lancé a la piscina con la segunda RC y unos días después me posicionaba en contra y a favor de lo hecho por KaOS y Kubuntu, respectivamente, por lo dicho: sin versión final, me pareció apresurado.
Pero no lo fue. Esto creo que ha quedado claro para todo el mundo, o al menos para quienes ya han asumido la nueva versión: KDE Plasma 6 es un lanzamiento insólito. Da igual con qué lo compares, aunque lo relevante y oportuno es hacerlo con la propia trayectoria del proyecto KDE. Yo no viví el transcurso de las dos primeras versiones del escritorio: me subí al carro con KDE 3 y recuerdo muy bien, como seguramente lo hacéis muchos de vosotros, lo traumático del cambio a KDE 4.
De KDE 4 a KDE 5, o mejor dicho, a Plasma 5, todo fue más llevable, aunque de igual modo no tiene nada que ver con lo que ha sucedido en esta ocasión. Pero nada. De hecho, ya lo he comentado antes, pero Plasma 6 es tan similar en todo a Plasma 5, que apenas se nota el cambio. Solo cuando te adentras un poco en el sistema, te vas dando cuenta de las novedades. No me refiero solo al aspecto, o si se ha añadido alguna función que no estaba, o viceversa.
Vale la pena recordar que de KDE 3 a KDE 4 sí hubo un cambio apreciable en la interfaz y el diseño, no así de KDE 4 a Plasma 5, o no en sus primeros compases. Fue con el tiempo que cada uno desarrolló su propio estilo, por lo que las últimas y primeras versiones se parecieron mucho entre sí. Lo mismo que ha pasado ahora, con más énfasis si cabe: solo el ojo muy -pero muy- entrenado podía distinguir Plasma 5.27 de Plasma 6.0 a simple vista.
No es algo que importe, porque – es mi opinión- Plasma 5.27 se ve bastante bien, aunque sí espero que las mejoras en este sentido, el plástico, se vayan dando poco a poco: el tema de las aplicaciones y los iconos aguantan el tipo; es en los detalles donde el margen de mejora es más considerable, pese a que Plasma 6 ya ha contribuido a pulir alguno ciertamente destacado y no para bien, hablando de Plasma 5 (por ejemplo, la coherencia con los elementos flotantes o los marcos de las aplicaciones).
Más allá del plano estético está el práctico, y es en este en el que KDE Plasma se ha mostrado siempre excelso. ¿Ha aportado algo al respecto Plasma 6? Sí, es la respuesta corta. La larga conllevaría mencionar los pequeños cambios que se han introducido en esta versión, muchos de los cuales -no todos- son interesantes; pero sería excesivo. Es más, la falta de novedades llamativas en Plasma 6 es al mismo tiempo la explicación del porqué se trata de una versión insólita.
Pero no me entiendas mal: por falta de novedades me refiero a cambios consonantes en relación a la etapa previa, tal y como sucedió en cada nueva versión mayor del escritorio. Porque lo cierto es que los tres lanzamientos de KDE Plasma que hubo en 2024, todos trajeron lo suyo:KDE Plasma 6.0, KDE Plasma 6.1 y KDE Plasma 6.2 llegaron bien nutridos de mejoras. Sin embargo, la sensación era estar recibiendo KDE Plasma 5.28, 5.29, 5.30…
Lo cual no tiene nada de malo, y es que ahí radica el éxito de KDE Plasma 6: la transición ha sido prácticamente imperceptible, gracias al trabajo por adelantado con KDE Plasma, pero también con KDE Frameworks, KDE Gear… Seguro que alguien tienes quejas de Plasma 6 vs Plasma 5 por el motivo que sea, pero estoy seguro de que son los menos. Yo, desde luego, me quito el sombrero: si con Plasma 5 seguía preguntándome un año después de su lanzamiento si estaba listo, ahora no tengo dudas.
¿Podrían haber intentado reinventar la rueda o darle un completo lavado de cara al escritorio para justificar el lanzamiento? Por poder… Pero creo que la mayoría de usuarios de KDE estamos muy contentos con el rendimiento y las posibilidades que nos brinda el software y aunque siempre querremos más, la estabilidad era la clave para hacer del estreno de KDE Plasma 6 algo excepcional. ¡Objetivo conseguido!
Es por ello que si alguien me preguntara por lo mejor del escritorio Linux en 2024, tampoco tendría dudas: KDE Plasma 6. Y pro supuesto que tengo quejas y le puedo sacar cosas que hay que mejorar, pero… Este no es el día. Este es el día de celebrar las buenas obras, así que te animo a colaborar con KDE rascándote un poco el bolsillo. Merece la pena.
La entrada ¿Lo mejor de 2024? KDE Plasma 6 es original de MuyLinux