Las sanciones económicas impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania en 2022 tenían el propósito de debilitar la economía rusa y reducir su capacidad de financiar la guerra en general, y a su ejército en particular. Casi tres años después del ataque a la soberanía de Kiev, ¿han servido para algo?
No, dicho efecto no se ha logrado. Al menos no, como deseaba Occidente. Incluso con sanciones, Rusia ha seguido recibiendo ingresos enormes gracias a la exportación de combustible, especialmente de petróleo.
Entonces, ¿por qué las sanciones no han cumplido su cometido? La respuesta radica en la capacidad de adaptación rusa y la dependencia global de sus fósiles. Rusia ha mantenido y mantiene una posición de privilegio.
Rusia y su papel en el mercado energético mundial
Rusia es uno de los productores de petróleo más grandes del mundo, con una producción diaria superior a los diez millones de dólares. Gracias a ella, mantiene una posición casi de privilegio en el mercado en términos de energía.
A pesar de las sanciones, Rusia ha podido mantener las exportaciones de petróleo e incluso aumentarlas, vendiendo su preciado “recurso” a China y la India. Países necesitados de energía barata, que han comprado durante los últimos años el petróleo ruso a precios muy bajos.
Aparte de eso, Rusia ha creado un sistema de intermediarios y zonas muertas sin supervisión, los conocidos como “barcos fantasmas”, para evadir las restricciones.
Como se ha podido descubrir, los ingresos de la exportación de petróleo y gas eran suficientes para cubrir gran parte del gasto militar. Por lo tanto, Occidente no ha logrado debilitar al país que controla con mano de hierro Vladimir Putin.
Adaptación a las sanciones por parte de Rusia
Uno de los principales factores que contribuyen a la resistencia de Rusia a las sanciones ha sido su rápida adaptación a las nuevas condiciones del mercado. El país ha diversificado las rutas de exportación e incluso ha firmado acuerdos con las naciones que no han respaldado las sanciones occidentales.
Además de ello, ha adoptado diversas medidas internas para fortalecer la economía, entre ellas la devaluación de rublo y la expansión de la producción industrial.
Asimismo, Europa sigue siendo altamente dependiente de los combustibles fósiles rusos. Incluso pese a que la Unión Europea ha disminuido drásticamente las importaciones de gas y petróleo del país, otros estados han reemplazado dicho volumen. Es decir, millones de dólares todavía llegan a Rusia.
Impacto limitado de las sanciones en tres años
A pesar de los intentos de aislar económicamente a Rusia, las sanciones han afectado escasamente a la economía del país. Según previsiones oficiales, el PIB ruso en 2022 disminuyó menos de las expectativas.
Incluso ya se pronostica su recuperación total en los próximos años gracias a las exportaciones de energía que han cubierto las pérdidas en otros sectores importantes bloqueados por Occidente.
También las sanciones han provocado un cierto efecto boomerang en ciertas naciones occidentales. Y es que, como resultado del incremento de los precios de la energía, la inflación y los problemas en la economía europea y estadounidense han provocado que algunos líderes reconsideren la efectividad de la implementación de tales medidas.
Alemania, Estonia, Letonia y Lituania son algunos de los daños colaterales más directos de este conflicto, el mayor en tierra europea desde la II Guerra Mundial.
El comercio histórico entre Rusia y la Unión Europea
Históricamente, la Unión Europea ha sido uno de los mercados de exportación de petróleo y gas natural ruso.
Antes del conflicto de Ucrania, el país abastecía con aproximadamente el 40% del gas natural, así como el 25% de petróleo del consumo que necesitaba la UE. Sin embargo, la agresión a Ucrania y las sanciones han roto prácticamente en su totalidad esta relación comercial.
A Europa no le ha tocado otra que buscar otras alternativas y ser resiliente. A pesar de todos los esfuerzos de la UE por implementar una política de disminución de los suministros energéticos rusos, el proceso ha tardado mucho en dar sus frutos.
La UE decidió optar como plan b por el gas natural líquido de los EEUU pero la factura ha sido y es demasiado cara.
El caso ruso es otro ejemplo más de como las sanciones económicas no siempre son viables cuando se trata de actores económicos tan potentes y que actúan en un mercado global predominante.
Occidente aún busca una diversificación total de las fuentes de energía rusa y la reducción de la dependencia de sus combustibles fósiles. Y al mismo tiempo espera que, aunque la guerra termine, las sanciones a Rusia hagan un mayor efecto a medio y largo plazo. Por ahora, económicamente, Rusia apenas se despeina.
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La noticia
Las sanciones a Rusia no han funcionado. ¿El problema? Producen mucho petróleo y es imposible ponerle puertas al campo
fue publicada originalmente en
El Blog Salmón
por
Sergio Delgado
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