La crudeza en el black metal puede abordarse desde múltiples ángulos: la producción, la ejecución, la atmósfera y la intención detrás de cada pieza. En el caso de Mayhem, esta característica no se limita a un solo aspecto, sino que se manifiesta en su totalidad. La banda noruega, pionera del género, construyó su legado a partir de composiciones que desafiaban cualquier estándar de lo convencional, tanto en sonido como en concepto. Desde sus primeras grabaciones, registradas en condiciones rudimentarias, hasta álbumes que marcaron la evolución del estilo, Mayhem ha sido un referente de la agresión sonora sin concesiones.
Al analizar las canciones más crudas de su repertorio, no solo se considera la distorsión o la velocidad, sino también la sensación de caos y desesperanza que transmiten. La banda ha explorado diferentes formas de brutalidad, desde la furia primitiva de sus demos hasta la densidad asfixiante de sus discos más trabajados. A continuación, se presentan cinco composiciones que reflejan la faceta más implacable de Mayhem, cada una con elementos que las hacen destacar en este ámbito.
- «Pure Fucking Armageddon» (1986)
Incluida en la primera demo de la banda, esta pieza encapsula la esencia más rudimentaria del black metal de los años 80. La grabación es precaria, con guitarras saturadas hasta el punto de generar un muro de ruido, una batería que suena más como un estallido caótico que como una base rítmica clara y una voz que se confunde con el resto de los instrumentos. Esta composición no busca precisión ni coherencia estructural, sino transmitir un impacto inmediato y agresivo. Representa el momento en que Mayhem aún se movía en la frontera entre el thrash metal más extremo y el black metal en formación, con una actitud que privilegiaba la intensidad sobre la técnica.
- «Deathcrush» (1987)
Si bien el EP Deathcrush mostró una evolución en la identidad sonora de la banda, esta canción mantiene un nivel de ferocidad que la hace destacar. La introducción de batería y bajo crea una tensión que se rompe con la entrada de los riffs cortantes y la voz de Maniac, que alterna entre gritos desgarrados y frases casi habladas. La estructura es errática, con cambios abruptos de velocidad y secciones que parecen colapsar sobre sí mismas. La producción mantiene la aspereza del demo anterior, pero con un nivel de claridad suficiente para resaltar la violencia del conjunto.
- «Chainsaw Gutsfuck» (1987)
Dentro del mismo EP, esta canción lleva la crudeza a un nivel más físico y visceral. Su riff principal es repetitivo y monolítico, con una ejecución que se aleja del sonido más afilado de otras piezas del disco. Maniac entrega una interpretación vocal que roza lo primitivo, con un tono grave que contrasta con los chillidos habituales del black metal. La influencia del death metal es evidente en la estructura y en el contenido lírico, lo que la convierte en una de las canciones más directas y violentas del catálogo de Mayhem.
- «Freezing Moon» (1994)
Aunque en términos de producción De Mysteriis Dom Sathanas marcó un avance significativo respecto a los primeros trabajos de la banda, esta canción mantiene una crudeza distinta a la de los temas previos. La estructura es más pausada, lo que permite que la atmósfera tome un papel central. Los riffs son gélidos y repetitivos, mientras que la interpretación vocal de Attila Csihar refuerza una sensación de extrañamiento. La crudeza aquí no proviene del caos ni de la velocidad, sino de la manera en que la composición genera una sensación de vacío y aislamiento.
- «Carnage» (1991, Live in Leipzig)
La versión en vivo de este tema, registrada en el legendario Live in Leipzig, es una de las más salvajes de la banda. Dead, en su breve tiempo como vocalista de Mayhem, desarrolló un estilo de interpretación que se percibe tanto en la técnica como en la actitud. Su voz en esta grabación es más áspera y descontrolada que en cualquier otro registro, con un tono que sugiere un desgaste extremo. La instrumentación mantiene la inestabilidad característica de las primeras etapas de la banda, con una batería que parece a punto de perder el control y una guitarra que enfatiza más el impacto sonoro que la precisión.
Estas cinco canciones muestran diferentes facetas de la crudeza en Mayhem. Algunas lo hacen a través de su producción y ejecución descarnada, mientras que otras logran un efecto similar con una construcción más atmosférica y opresiva. En cualquier caso, todas son piezas fundamentales para entender la evolución del black metal y la manera en que la banda moldeó su identidad a lo largo de los años.
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