Hablar de la mejor voz del metal español no es un ejercicio sencillo. No basta con medir registros vocales, comparar octavas o listar giras multitudinarias. La voz en el metal no es solo técnica; es identidad, presencia y una forma de canalizar la agresividad o la épica que define al género. En España, donde el heavy y el power metal han dominado la escena durante décadas, algunos vocalistas han logrado una conexión especial con el público, ya sea por su rango, su interpretación o su capacidad de reinventarse.
Tras analizar los nombres que han marcado el género, una figura sobresale entre todas: Leo Jiménez.
Leo Jiménez: la voz que lo ha cantado todo
Leo Jiménez ha transitado por casi todas las caras del metal: desde el heavy melódico hasta el metal extremo. Su trayectoria comenzó con Krymson, pero fue con Saratoga donde se ganó el respeto del público y la crítica. Su trabajo en discos como Agotarás (2002) y El Clan de la Lucha (2004) redefinió el metal español, con una interpretación que llevó a Saratoga a su etapa más reconocida.
Su apodo, «La Bestia», no es gratuito. No se trata solo de su capacidad para alcanzar agudos imposibles, sino de su manera de modular la voz, transmitiendo rabia y dramatismo sin caer en el histrionismo exagerado. Su legado en Stravaganzza, un proyecto más ambicioso y experimental, consolidó su reputación como un vocalista versátil, capaz de moverse entre la brutalidad y lo melódico con facilidad.
Con el paso de los años, Leo ha explorado otros terrenos en solitario, adaptando su voz a estilos más modernos sin perder su sello característico. Pocos vocalistas en el metal español pueden presumir de semejante evolución sin haber perdido la esencia.
¿Por qué Leo Jiménez y no otro?
El metal en español ha tenido voces legendarias. José Andrea llevó a Mägo de Oz a lo más alto con su interpretación teatral; Fortu Sánchez de Obús sigue siendo una referencia del heavy clásico; y Ronnie Romero, aunque más internacional, ha demostrado su potencia en Rainbow y MSG. Sin embargo, Leo Jiménez se distingue por haber mantenido un estándar altísimo en cada etapa de su carrera, dominando tanto el metal tradicional como los sonidos más extremos.
Su control vocal, su energía en directo y su capacidad para reinventarse lo colocan en una posición única. No se trata solo de la nostalgia de Saratoga o de la experimentación con Stravaganzza, sino de su influencia en las nuevas generaciones y su resistencia a encasillarse en un solo estilo.
Habrá quienes prefieran la calidez de José Andrea o la garra de Fortu, pero si hablamos de técnica, impacto y versatilidad, Leo Jiménez es el nombre que se impone.