La inteligencia artificial puede ser la tecnología de la productividad que Internet (interrupciones, entretenimiento) no ha sido

La inteligencia artificial puede ser la tecnología de la productividad que Internet (interrupciones, entretenimiento) no ha sido

En 1987, el economista Robert Solow formuló una paradoja que sigue vigente: «Puedes ver la era de las computadoras en todas partes, excepto en las estadísticas de productividad». Esta observación se conoce como la paradoja de Solow y resume el contraste entre la rápida innovación tecnológica y el crecimiento relativamente lento de la productividad laboral.

Hoy, esta idea también aplica a Internet, una tecnología que, pese a revolucionar la comunicación y el acceso a la información, no ha generado los aumentos significativos de productividad que muchos esperaban. Sin embargo, quizá la inteligencia artificial (IA) suponga un cambio sustancial de esta dinámica… y no son pocos los estudios que lo señalan.

El impacto de la IA

Si hablamos de Internet, hay estudios que defienden un impacto ambiguo en el lugar de trabajo. Así, si bien facilita el acceso a datos y permite opciones como el teletrabajo, también introduce distracciones constantes, como notificaciones, redes sociales y una cultura de disponibilidad permanente que puede reducir la eficiencia.

Una rápida búsqueda nos da multitud de ejemplos en esta línea, como este estudio de la Organización Internacional del Trabajo sobre los efectos para la conciliación laboral-familiar; este otro sobre su impacto en el estrés laboral e incluso este, sobre cómo redes sociales y smartphones influyen en el rendimiento laboral

En Twitter (ahora, X), el analista Martínez Álvarez ilustraba esta tensión con un gráfico que mostraba que, pese a la penetración de Internet, la productividad laboral se había estancado, con un PIB per cápita alrededor del 1 %. Su apuesta: con la IA, volveremos a niveles de crecimiento propios de la Revolución industrial.

Desconocemos si acertará, pero sí es cierto que la inteligencia artificial (IA) podría marcar un antes y un después, puesto que, a diferencia de Internet, no solo optimiza el acceso a información, sino que está automatizando tareas repetitivas, puede analizar grandes volúmenes de datos y asiste en la toma de decisiones de forma precisa y rápida.

Un estudio realizado por investigadores del MIT y Stanford demostró que la introducción de herramientas de IA en un centro de atención al cliente aumentó la productividad en un 14 %, con un impacto mayor en empleados con menos experiencia, quienes mejoraron su rendimiento hasta un 35 %.

En este sentido, el Barómetro global de la Inteligencia Artificial en el empleo 2024 (PwC) señaló que aquellos sectores más expuestos a la IA (finanzas, TIC) estaban experimentando un crecimiento de su productividad cinco veces superior.

La IA optimiza

La diferencia clave (entre Internet y la IA) radica en su propia naturaleza:  Internet transformó nuestras formas de interactuar entre nosotros y consumir información, mientras que la inteligencia artificial modificará cómo vamos a trabajar: en el sector bancario, por ejemplo, el de la salud y la manufactura, los sistemas de IA ya están ejecutando tareas que antes requerían horas de trabajo humano, como la auditoría de datos o la detección de patrones en grandes conjuntos de información (Big Data).

A nivel macroeconómico, se proyecta que la IA podría aportar hasta un 1,2% anual al crecimiento de la productividad en países desarrollados durante la próxima década, según un informe de PwC. Esto supera con creces los beneficios que generó la adopción de Internet… ¡durante los primeros veinte años!

Por supuesto, no todo es optimismo. La implementación de la IA también enfrenta retos significativos, como la necesidad de formar a la fuerza laboral en habilidades tecnológicas, las implicaciones éticas de su uso y la creciente desigualdad entre quienes adoptan estas tecnologías y quienes no.

Los ejemplos se agolpan, pero, en este caso, vale la pena señalar uno propio del mercado laboral español, en concreto de Ranstad Research, que afirma que casi el 10 % de los empleos actuales podrían automatizarse por IA en los próximos diez años, pero un 15,9 % de estos podría aprovechar estas mejoras a la vez que se prevé crear 1,6 millones de empleos relacionados con la tecnología.

Unas cifras que pueden complementarse con las proyecciones del Foro Económico Mundial: 170 millones de nuevos empleos en el mundo, 92 millones de empleos eliminados. Todo ello muestra cómo la tecnología no está exenta de riesgos ni de nuevas oportunidades.

Sin embargo, estas barreras no deberían ocultar el potencial transformador de la IA. A diferencia de Internet, cuya promesa de productividad se vio empañada por el ruido y las interrupciones, la IA está diseñada para reducir la carga de trabajo, optimizar procesos y permitir que los trabajadores se enfoquen en tareas de mayor valor.

Si se implementa correctamente, podría resolver la paradoja de Solow, ¡y eso no es poca cosa!, y convertirse en la tecnología que finalmente cumpla las expectativas de productividad de la era digital.


La noticia

La inteligencia artificial puede ser la tecnología de la productividad que Internet (interrupciones, entretenimiento) no ha sido

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El Blog Salmón

por
Javier Ruiz

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