La Inteligencia Artificial está cada vez más presente en nuestro día a día. En ocasiones, con funciones graciosas o divertidas, pero en otras, con herramientas que podrían mejorar nuestras vidas, y, sobre todo, nuestra salud, algo muy importante para cualquier persona.
Es por ello que, en el día de hoy, hablaremos sobre un estudio que nos genera muchas esperanzas, ya que, sin necesidad de renovar ni investigar sensores más potentes, podríamos conseguir recopilar y analizar mejor los datos que ya tenemos, para así encontrar posibles enfermedades de forma más precisa.
La IA podría desbloquear datos cardíacos más profundos
Un estudio reciente muestra que, combinando el sensor óptico que ya tienen los relojes inteligentes con técnicas de inteligencia artificial, es posible extraer información cardiaca mucho más detallada que la simple frecuencia de pulso. Los investigadores parten de la señal PPG (la que capta cambios de luz en la piel cuando late el corazón) y la transforman mediante un modelo que recrea cómo se propaga la onda en la arteria, lo que permite estimar parámetros como el volumen por latido o el gasto cardíaco.
Para comprobar si todo esto era cierto, el equipo aplicó su método a datos reales obtenidos en pacientes durante intervenciones quirúrgicas. Los resultados no pretenden sustituir a equipos médicos de laboratorio, pero sí muestran que el sistema identifica con fiabilidad las tendencias y variaciones en los parámetros cardiacos a lo largo del tiempo: es capaz de señalar cuándo un valor sube o baja y seguir patrones clínicamente relevantes.
Esto, llevado a la práctica, quiere decir que, si un sensor óptico sencillo puede, gracias a la IA, ofrecer señales sobre el comportamiento del corazón, los smartwatches podrían convertirse en herramientas de monitorización continua y no invasiva accesibles para mucha más gente. Esto facilitaría el seguimiento a largo plazo y la detección temprana de cambios significativos en la salud cardiovascular. Algo que ya vemos en los Apple Watch, pero no a este nivel.

Sin embargo, los autores insisten en que se trata de una prueba. No es una funcionalidad lista para el usuario final ni un reemplazo de pruebas médicas formales; es un avance técnico que abre posibilidades. A futuro, con más validación clínica y controles regulatorios, tecnologías como esta podrían añadir capas de información relevantes para pacientes y profesionales. Apple no es el dueño de esta patente, pero estamos seguros de que, después de estas noticias, va a ponerse manos a la obra, lo que podría reducir, y mucho, los plazos para que se haga realidad, y un próximo modelo de Apple Watch junto a Apple Intelligence, consiga monitorizar, de forma más profesional, a cualquier usuario, tenga problemas previos, o no.
Y tú, ¿crees que esto es importante en los Apple Watch, o deberían dejarlo para dispositivos diferentes, no mezclando la salud en un reloj inteligente, que, la mayoría de usuarios, quiere para otras funciones, o no pretende pagar más por él debido a estas mejoras? Déjanos un comentario con tu opinión, y veremos si finalmente esto se hace realidad pronto, o se queda en nada.
