A pocos días de que Leprosy suba al escenario del Fvck Off Room el próximo 29 de noviembre, Alberto “Thrash” Pimentel, una de las leyendas del metal mexicano se sentó a platicar con HEAVY MEXTAL sobre su nuevo disco “Tierra de Dioses”, los 38 años ininterrumpidos que lleva encima de un escenario y, sobre todo, sobre la realidad que sigue doliendo en la escena nacional: el público mexicano sigue prefiriendo llenar festivales cuando vienen bandas extranjeras y deja medio vacíos los carteles nacionales.
“En los ochenta y principios de los noventa se llenaban eventos solo con bandas mexicanas en la López Mateos, y se llenaba con un cartel de puras bandas de metal mexicano, y se cobrara, no creas que era de a gratis, ahorita es imposible. Lo que se me hace increíble es que haya cientos de miles de seguidores del metal, pero sólo se manifiestan en eventos internacionales y ya no como antes en los eventos de metal mexicano”, dice sin rodeOS el ex vocalista de Transmetal.
Ese desbalance es algo que Leprosy ha sorteado tocando también en eventos de rock urbano, donde Leprosy comparte cartel con bandas de otros géneros, llegando a tocar frente a cinco, ocho mil personas de todo tipo. “Ahí hay metaleros, rockeros, punks, niños, chapitos… y el slam es brutal. No es fácil, tienes que ganártelos, no es subirte y ya. Pero ahí sí hay miles de personas apoyando”.
Leyenda del metal mexicano
Pimentel es reconocido por su rol fundacional en la banda de death/thrash metal Leprosy y por su participación clave en Transmetal, una de las agrupaciones pioneras del thrash/death metal en México. Su voz gutural y letras cargadas de temas sociales, muerte y crítica han influido en generaciones de metaleros mexicanos. A sus 61 años (en 2025), sigue activo con Leprosy.
Transmetal, fundada en 1987 por los hermanos Partida (Lorenzo en bajo, Juan en guitarra y Javier en batería), marcó el inicio de la carrera de Pimentel. Invitado por los Partida tras la disolución de su banda anterior, Temple de Acero, se unió como vocalista y guitarrista rítmico, definiendo el sonido thrash/death de la banda. Su primera etapa (1987-1990) incluyó el demo Velocidad, desecho y metal (1987), que les abrió puertas con el sello Avanzada Metálica, y álbumes como Muerto en la cruz (1988) y Desear un funeral (EP, 1989), con letras oscuras sobre muerte y sociedad. Luego el disco, Sepelio en el mar (1990), fue un hito, pero Pimentel dejó la banda para formar Leprosy.
Regresó en 1992-1998, impulsando una era dorada. Lideró giras por México con bandas como Inquisidor y Mortuary, y firmó con Discos y Cintas Denver. Grabó Crónicas de dolor (1993) y el legendario El infierno de Dante (1993), producido en Morrisound Recording (Tampa, EU.) por Scott Burns, con coros de Glen Benton de Deicide. Este álbum, inspirado en la Divina Comedia de Dante, vendió más de 100,000 copias en México, tuvo ediciones en español e inglés (Dante’s Inferno), y un video que rotó en MTV Latinoamérica.
Mientras la conversación fluye, Pimentel recuerda la última vez que tocó en el Hell & Heaven en el escenario principal junto a Rammstein: “A las dos, dos y media de la tarde teníamos como cuarenta mil personas enganchadas con Leprosy”. Cuarenta mil que cantaron y hicieron slam, y apenas unas semanas después, en un venue pequeño, la misma entrega de la banda aunque el aforo fuera de cientos.
“Nosotros damos exactamente lo mismo si son cien o cuarenta mil. Por ejemplo, el domingo pasado tocamos en Puebla, en el aniversario del estudio Leprosy Tattoo. No eran miles, pero la raza hizo un desmadre como si estuviéramos en un festival grande. Tocamos un chorro de tiempo y la gente estaba prendidísima”.
Precisamente esa constancia es lo que más resalta cuando habla de su trayectoria: desde 1987 con Transmetal hasta hoy, 38 años sin parar ni un solo año.
“Hay compañeros que llevan más o menos los mismos años, pero paran diez, quince años. Yo los llevo ininterrumpidos. Eso es parte de la historia del metal mexicano”.
Y en medio de esa historia llega “Tierra de Dioses”, el primer álbum completamente inédito de Leprosy en mucho tiempo. “La raza se quejaba: ‘nada más sacas regrabaciones, ya saca algo nuevo’. Tenían razón. Este disco es cien por ciento original, sin covers”. Entre las canciones que ya están dando de qué hablar está “No Son Dos”, dedicada a los 43 normalistas de Ayotzinapa con coros de Miguel Ángel “Lagarto” Núñez de Garrobos: “El coro dice ‘no son dos, no son tres, son 43’. Lo hice con mucho respeto y ya es un clásico”. También está “La Serpiente”, un tema personal sobre relaciones tóxicas que ya tiene video, y la canción que da título al álbum, un tributo a Teotihuacán: “En náhuatl significa ‘donde los dioses nacen’. Próximamente grabamos ese video también”.
El disco ya está sonando fuerte fuera de México. “Me hicieron dos entrevistas en Argentina, uno en Patagonia y otra en Buenos Aires. Un locutor argentino se va a tatuar ‘Alberto Thrash Pimentel – Leprosy’. También está entrando fuerte en Colombia y hasta en China”.
Su momento épico
Sobre el famoso video viral donde mandó “a la verga” a quienes no sabían quién era, “Thrash” es claro: “Musicalmente no cambió nada, siempre he tenido trabajo antes y después. Lo que sí pasó es que la nueva generación me descubrió. Llegaron chavos que ni sabían quién era y ahora están en los conciertos”.
De anécdotas fuertes sigue teniendo varias guardadas. La vez que los bajaron un día antes de abrirle a Pantera porque metieron a Puya por dedazo. O la grabación de El Infierno de Dante y México Bárbaro en Morrisound con Scott Burns, cuando Glen Benton y George Corpsegrinder hicieron los coros casi por sorpresa: “Scott abrió hueco porque le gustó la maqueta mexicana. Nos dijo ‘traigo a Glen para los coros’ y luego ‘traigo a Corpsegrinder para México Bárbaro’. Imagínate”.
El sábado 29 de noviembre en el Fvck Off Room la banda promete lo de siempre: “Vamos a tocar con la misma fuerza que en Hell & Heaven o en cualquier evento masivo. El set va a tener clásicos de todos los discos y varios temas de Tierra de Dioses. Va a ser un desmadre de principio a fin”.
Al final, cuando le preguntamos qué significa la música en su vida, la respuesta llega sin titubear: “Todo. La música me cambió la vida por completo. Cuando me llevaron de morrito a ver a Queen en Puebla y vi a Freddie Mercury en vivo, ahí se definió todo. Por ese concierto estoy aquí hablando contigo hoy”. 38 años después, Alberto “Thrash” Pimentel sigue subiendo al escenario con la misma rabia y la misma entrega, mientras espera que algún día el metal mexicano vuelva a llenar venues solo por ser mexicano. El 29 de noviembre en el Fvck Off Room tiene una nueva oportunidad de demostrarlo.

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