Las ciudades estado son vistas como algo del pasado porque en las clases de historia nos las enseñan como la organización política de la antigua Grecia, aunque nunca han dejado de existir. Después tuvimos el imperio Romano, así como las repúblicas mercantes de Venecia y Génova y la liga Hanseática.
En el siglo XX siguen existiendo las ciudades estado. Hong-Kong y Macao funcionaban casi como ciudades estado. Singapur en 1965 se ve forzada a convertirse en una. También siguen existiendo San Marino y Mónaco. Si consideramos a los microestados en Europa también encontramos a Andorra y Liechtenstein, así como los cantones suizos, Suiza podría considerarse una confederación de ciudades estado. La Ciudad del Vaticano sería una especie de “barrio estado” por su pequeño tamaño y por estar dentro de Roma. Emiratos Árabes Unidos también es casi una confederación de ciudades estado, siendo Abu-Dhabi y Dubai las más exitosas y poderosas.
En una versión más amplia también podemos considerar las ciudades con un gobierno muy centrado en dicha ciudad. Aquí tenemos como ejemplo en Alemania a Berlín, Bremen y Hamburgo o Londres en Reino Unido. Si consideramos que puede haber una ciudad Estado con algo de “hinterland”, empiezan a aparecer Qatar o incluso Uruguay, con un tercio de la población de ambos países viviendo en Doha o Montevídeo. Nueva York también entraría aquí como entidad subnacional.
La ventaja es que estas ciudades estado es que tengan un órgano legislativo y ejecutivo propio para que puedan adaptar su regulación. Por dos motivos, uno es competir con el resto de ciudades estado del mundo. El otro es adoptar una regulación y unas políticas que profundicen en las ventajas competitivas de dicha ciudad.
El siglo XXI es de la economía de aglomeración
Otra tendencia que hay en el siglo XXI es la aglomeración de la economía. A finales de los años 90 se suponía que la mejora y generalización de las telecomunicaciones que hemos y estamos viviendo harían innecesario que todos los trabajadores estuvieran localizados en el mismo sitio. Lo cierto es que lo que está sucediendo es lo contrario.
La mejora de las telecomunicaciones está concentrando más a los trabajadores en grandes áreas urbanas. Esto es una tendencia que sucede en todo el mundo. Las ciudades se vuelven más fuertes, la concentración sucede. Da igual que hablemos de Asia, Europa o EEUU. Todo se concentra. Las ventajas competitivas de Londres no la tiene Birmingham, la ventaja competitiva de San Francisco no la tiene Bakersfield, también en California. A pesar de ser ambas mucho más baratas.
Además el teletrabajo parece que no ha conseguido establecerse, a pesar del gran experimento que supuso el Covid. Si ha conseguido que muchas empresas acepten el modo híbrido, lo que permite que las ciudades se expandan más y les venga bien tener terreno al que expandirse. Si sólo hay que ir a la oficina una o dos veces a la semana y las familias demandan más espacio, aumenta las posibilidades de suburbanización o expansión de la gran ciudad, aunque no elimina su ventaja competitiva de la economía de aglomeración.
Esta tendencia es así desde la China comunista hasta los capitalistas Estados Unidos pasando por las socialdemocracias europeas. Como dice el profesor de Wharton Jesús Fernandez-Villaverde, «Salir a protestar por la España vacía es como salir a protestar porque hace frío«.
Madrid como ciudad estado del siglo XXI
En 2007 se publicó un libro llamado Madrid ¿la suma de todos? En el que se hablaba desde una perspectiva marxista de como las políticas de Madrid la habían convertido en una metrópolis rica y cosmopolita al aprovechar sus ventajas, dejando a tras a los más desfavorecidos. En 2024 ha publicado recientemente Fernando Caballero Mendizabal una libro llamado Madrid DF.
Este libro trata sobre cómo dadas las tendencias de las que hemos hablado, Madrid debe intentar aprovechar sus ventajas para crecer de los actuales 7 millones a unos 10 millones que rondan el área metropolitana de aquí a 2040. Este crecimiento con una adecuada planificación y coordinación con el resto de ciudades serviría para hacer de Madrid una urbe policéntrica que facilitaría incluso fijar territorio en lo que se define como “España vacía” si estuviera bien comunicado con Madrid que junto a Barcelona sería la punta de lanza de la competitividad entre ciudades del siglo XXI. Porque las grandes ciudades del siglo XX van a competir entre ellas, estén listas las demás ciudades o no para hacerlo.
La cuestión a tratar es que seguramente si Madrid, como es previsible, sigue creciendo ese logro de ciudad-región global puede que lo acabe consiguiendo con ayuda o sin ayuda del resto. Ahora mismo probablemente la falta de vivienda sea lo que más esté frenando el crecimiento de Madrid, y eso es algo que se puede resolver habiendo grandes extensiones fácilmente edificables en las afueras y cientos de miles de personas deseosas de comprar o alquilar una vivienda en Madrid o la periferia. Por lo que no me extrañaría que el gobierno de la Comunidad de Madrid, esté tomando nota sobre cómo hacer crecer la principal metrópoli.
Porque las ventajas de Madrid (idioma, cultura, posición geográfica, aeropuerto, clima, regulación, capital humano, etc.) pueden incrementarse y explotarse sin mucho esfuerzo. Así que tengo dudas de que los gobiernos municipales y el autonómico no quieran colgarse las medallas de hacer más prósperos a sus habitantes y ganarlos o mantenerlos como votantes. La cuestión es si de este crecimiento participará la población que vive más al sur del Tajo o pasada la Sierra de Gredos.
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La noticia
La era de las ciudades estado, la tendencia del siglo XXI a la que pretende subirse Madrid
fue publicada originalmente en
El Blog Salmón
por
Javier J Navarro
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