La Casa Azul: “¿Placer culpable? Tremenda contradicción, las cosas que nos gustan nos dan vida” 

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Guille Milkyway no sólo es el inquilino de esa maravilla indie llamada La Casa Azul, fue el creador del sonido pop español del Siglo XXI, ese que bebía de las aguas de cosas tan alejadas en la teoría como el bossanova y el tecno pop. Construyó un imaginario que dislocaba los sentidos con chicles cosmos y un adictivo europop. Conocedor de las fibras finas de la historia musical popular contemporánea, ha desmenuzado minucias para encontrar el santo grial de la canción perfecta. Platicamos con él a propósito de su actuación en el Festival Sonorama el próximo 25 de abril en el Parque Bicentenario (boletos aquí), al lado de La Habitación Roja, Iván Ferreiro, Tulsa y Carlos Ann, entre otros. 

Volteas y ya tienes 25 años de carrera.

No suelo mirar demasiado hacia atrás, no repudio la nostalgia. Es bueno voltear de repente al pasado, aunque me parece que vivo más preocupado por el futuro. De unos siete años para acá que cambiamos el formato del directo, me da la sensación que justo ese es el tiempo que tengo con este proyecto, que es La Casa Azul.

En México se te recuerda mucho por la etapa de la La revolución sexual.

¡Ah! Si me hablas de esa época y me ubico en esos años, ahí sí que me doy cuenta que ha pasado mucho tiempo. Esa para mí es otra vida, que ahora mismo no recuerdo con mucho detalle. Siento orgullo de esos días, porque lo hacía todo yo solo. Lo pasaba mal en vivo, no era algo que realmente disfrutara. Aunque tengo el orgullo de decir que me atreví. Además fui de los primeros artistas indies que utilizó pantallas en su show. Puede parecer muy obvio ahora, pero en esos años que alguien se montara un espectáculo con pantallas en el escenario siendo independiente, era una rareza; parecía algo para grupos más grandes, como los Pet Shop Boys. Podía parecer una atrevimiento del tamaño de que me fueran a decir, ¿ahora qué? ¿quieres ser Madonna? Aunque para mí la referencia era Kraftwerk. Sin duda, lo más importante ha sido la esencia de las canciones, la parte que me conecta con mi público. Algunos todavía están, pero también han llegado nuevos fans.

Hablando de las canciones, ¿qué hace que una canción pop sea buena?

Es algo muy complejo de contestar, y mira que a mí me gusta meterme en la historia de la música pop. Ahí te das cuenta de que hay fórmulas y progresiones armónicas que funcionan, pero justo ahí te preguntas, si todo esto está al alcance, ¿puede ser que ahí no se encuentre el secreto? Luego piensas en el relato y la forma en que lo cuentas, el lenguaje. ¿Serán los arreglos, los riffs, será el intérprete; o el sonido, la producción, la mezcla? He llegado a la conclusión de que el secreto de una buena canción pop se basa en esos pequeños matices, porque de otra manera todo el tiempo estaríamos haciendo grandes canciones, y no es el caso. Es un proceso muy azaroso. Ahora están esos videos en YouTube donde desmitifican la historia de la música pop, te dicen que has estado escuchando la misma canción una y otra vez, pero nadie te dice que son los matices los que hacen la diferencia. 

Eres de los músicos que voltearon a lugares a los que pocos miraban en ciertos momentos. Fuiste de los que citaban a ELO muy a principios de los dosmiles, cuando nadie se acordaba de esa banda.

Más que reivindicar a grupos o productores, hay que reivindicar lo auténtico. Me molesta mucho ese concepto del placer culpable. Ponemos un manto de culpabilidad sobre las cosas que nos gustan. Hay una tremenda contradicción porque justo las cosas que nos gustan nos dan vida. 

Me parece que eso viene mucho de la cultura rock mal entendida.

¡Claro! Ese rockismo que parece tener una biblia donde está toda la verdad de la música. El arte es una expresión emocional, y me parece que es algo bueno que ha cambiado en comparación con el pasado; ahora surgen cosas con más naturalidad, sin tantos prejuicios ni complejos. Los creadores se alimentan de cosas que aparentemente están fuera de su espectro, pero al final nutren de una manera muy agradable sus propuestas. Yo fui muy afortunado porque no tuve un mentor musical, ya sabes, el padre melómano o el hermano mayor conocedor. Iba a las tiendas de discos y ahí convivía con la música de Julio Iglesias o de Mazzy Star. Obviamente sabía que existía un halo de música underground que contrastaba. Ahora eso, que tal vez estaba fuera de lo ordinario, es mucho más natural. Ahí tienes a chicos y chicas haciendo shoegaze o dreampop, pero al mismo tiempo hablándote de música urbana o de folclor. 

Eso se refleja muy bien en tu nueva colaboración con Soleá Morente, en “Ahora o nunca”.

No me gustaría decir que fue un ejercicio de estilo musical, pero sí que quisimos recuperar esas canciones de amores prohibidos. Pareciera que eso ya no existe, pero me gusta pensar en dónde está esa emoción ante tal escenario. Hace poco tuve unos días de tertulia con Ángela Carrasco, y ahí hablamos mucho de las canciones románticas de antes, esas que hablaban de lo prohibido. Y es curioso porque muchos amigos me han dicho que la mayoría de la gente sigue teniendo amores prohibidos, ya sea en la realidad o en la fantasía.

Has sido fiel a Elefant Records. 

No creo que sea un asunto de fidelidad, es que para mí no había otra manera de poner mi música a la luz pública. Desde aquella primera llamada con ellos, lo único de lo que hablamos fue de música, no de otra cosa. No hablamos de lo que se habla hoy en día en la industria, que son las cifras. En esa primera conversación charlamos del pop de los 60, del bossanova, obviamente de ELO, la música de los años 70, los baladistas, Kraftwerk, el techno pop, el indie, el dreampop ochentero. Fue una plática de fan a fan, por eso Luis y Monse son mis mejores amigos. Elefant me ayudó a entrar sin pasar por la selva de la industria. Me protegió de toda esa agresividad que hay en este negocio, que la he visto y luego me pasa rozando. He hecho todo lo que he querido hacer. No entiendo mi vida sin Elefant Records

Tu relación con México se ha dado de a poco, en los dosmiles existía una base de fans de La Casa Azul pero pasó mucho tiempo para que vinieras. Regresas al Festival Sonorama 2025.

Mi relación con México es muy importante. Sólo he ido una vez pero la cantidad de amor que recibí aquella ocasión fue impresionante, me emociono sólo de recordar aquellos días. Estamos muy felices de regresar este año al Sonorama, no estaré muchos días pero el plan es regresar con más frecuencia. Queremos hacer de México una ciudad habitual para La Casa Azul. Debo decirte que mi hijo se emociona cuando ve los videos de la gira que hice por allá, lo entiendo porque se genera una magia muy especial, algo que sólo estando ahí puedes explicar. 

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