Jessica di Falchi rompe el silencio y habla de su salida de Crypta

Jessica di Falchi, ex-guitarrista de Crypta, ofreció por primera vez una explicación detallada sobre los motivos que la llevaron a desvincularse de la banda. En una entrevista concedida al canal Cultura em Peso, Di Falchi compartió sus reflexiones con una sinceridad que contrasta con el hermetismo habitual en estos casos, y reveló que su decisión no fue impulsiva, sino producto de un largo proceso de introspección personal y artística. La relevancia de su salida no radica únicamente en el hecho de que formaba parte de una de las agrupaciones femeninas más prominentes del death metal contemporáneo, sino también en la franqueza con la que abordó temas como la disonancia estilística, el sentido de pertenencia y la necesidad de evolución musical.

Desde el inicio, Jessica dejó claro que el death metal nunca fue su lenguaje natural. Su entrada a Crypta, aunque estratégicamente comprensible en su momento, respondía más a una conexión general con el metal que a una afinidad genuina con el subgénero. “Siempre he tenido muy claro que el death metal nunca fue lo mío”, expresó, subrayando que su adhesión al proyecto se basó en una apuesta por la expansión artística. Esa distancia estilística, sin embargo, no desapareció con el tiempo. Por el contrario, se fue acentuando a medida que la dinámica del grupo avanzaba, revelando tensiones sutiles entre identidad musical y exigencias colectivas.

Uno de los puntos más reveladores de la entrevista fue su reflexión sobre la estructura preexistente de la banda. Al integrarse a un grupo ya consolidado, Jessica percibió un desajuste emocional que nunca logró disiparse. La banda funcionaba como una entidad cerrada, con códigos compartidos que no le resultaron del todo propios. “Me uní a la banda cuando ya existía… nunca me sentí parte de ella”, confesó, añadiendo que, pese a su dedicación total, la sensación de ajenidad no hizo más que profundizarse con el tiempo. Esta observación aporta una perspectiva infrecuente sobre las dinámicas internas de grupos que, aunque cohesionados musicalmente, pueden presentar fisuras en el plano humano.

Su salida, lejos de estar marcada por el conflicto, fue el resultado de una maduración paulatina. En un tono sereno, Jessica habló de la necesidad de buscar nuevas rutas y reconectar con estilos que resuenen más auténticamente con su identidad como guitarrista. “Creo que la vida es eso: un aprendizaje constante”, declaró, poniendo de relieve una ética de desarrollo continuo que parece estar guiando su trayectoria actual. Para ella, el cierre de este capítulo no implica una ruptura, sino una reorientación: tocar con otros músicos, explorar nuevos lenguajes, y afirmarse en un espacio donde el impulso creativo no esté condicionado por la rigidez de un género.

Crypta, por su parte, comunicó la salida de Jessica con una nota formal en sus redes sociales, reiterando que la decisión fue tomada por la guitarrista y que el grupo la respalda con respeto y gratitud. Este enfoque colaborativo confirma que, en el fondo, no se trató de una separación abrupta, sino de una bifurcación profesional que ambas partes comprendieron como necesaria. Jessica también se dirigió a sus seguidores, agradeciendo el apoyo recibido y prometiendo nuevas apariciones en los escenarios.