La idea fue encantadora desde un principio: una residencia de Human Drama de cinco días en la Ciudad de México, el lugar de sus grandes éxitos y donde comulga la mayoría de sus fans, ofrecida en un venue pequeño, acogedor, con la idea de convivir lo más posible con la gente que ha celebrado su arte durante más de 30 años.
Durante cuatro días, leí todo tipo de comentarios, varios a favor, fascinados por la experiencia y otros, más en tono de queja, tanto por los horarios como por el audio. Menciones llamativas, sin duda, que jugaban con la expectativa que tuve desde el anuncio de esta gira. Lo más interesante era ver los invitados sorpresa que aparecían a escena: Chava de La Castañeda y Jaime de El Clan fueron excelentes adiciones, sin duda, un reconocimiento hacia la amistad forjada con actos nacionales desde hace varios años.
El día al fin llegó para mi el 21 de octubre, el cierre de este interesante experimento del cual pocas agrupaciones se animarían a montar. Al ser lunes, la promesa de empezar más temprano se agradeció y ahí se estuvo, desde hora y media antes disfrutando la ecléctica selección de un VJ (al que varios se referían como “el Licenciado”) que iba de El Clan y La Barranca, a NIN y Depeche Mode, cerrando con un video en vivo de the Dresden Dolls.
Pasadas las 9 pm, las luces apagaron. En las bocinas comenzó a sonar “Dear God” de XTC. Desde el camerino ubicado a la mitad del foro, salió cada uno de los integrantes, sobresaliendo Johnny Indovina gracias a su altura e imponente imagen de rockstar. Sí, estaban a punto de salir a escena pero eso no impidió que se tomaran unas cuantas fotos rápidas y dieran algunos autógrafos. Terminado el ochentero tema, mismo que disfrutó Indovina cantando junto a una chica del staff, el hombre de eternas gafas oscuras subió, tomó su guitarra acústica y durante dos horas, nos atrapó en sus melancólicas redes.
“Uno de los momentos más grandes de nuestra carrera”: así fue el último concierto de Human Drama y sus ¡Cinco noches en Insurgentes!
La promesa de escuchar canciones emblemáticas de Human Drama junto a temas un poco más oscuros de su discografía, fue una de las primeras promesas en cumplirse. Así, la banda interpretó con gran maestría “Death of an Angel”, “Love’s Way”, “Wave of Darkness” y “Another Crash”, esta última acompañada por la queja del cantante de que la noche anterior, los asistentes le fallaron al no haber conseguido Blurred Images en su momento (por ahí habría amado escuchar, “King of Kings”, por cierto). “¿Ustedes si la conocen?”, preguntó ante la afirmación de muchos. “¿Cómo se que no son unos mentirosos?”, bromeó después.
Aunque las quejas del audio fueron constantes en redes durante las noches anteriores, en esta ocasión salvo un problema con el bajo al inicio y momentos donde el micrófono de su Alexandra Tischendorf, acompañante en las voces tenía un volumen bajo, el sonido lució a lo grande, sobre todo para disfrutar la gran destreza de sus demás compañeros. El violín sobre todo, cortesía del talentoso Jerry Pozos, fue una maravilla todo el tiempo, como en “This Tangled Web”.
Sin duda, uno de los mejores momentos fue ver subirse al gran guitarrista, Michael Ciravolo, cofundador de Human Drama para interpretar la segunda parte del concierto. “Le dije que eligiera una canción para empezar y ganó ‘Who by Fire”, dijo el líder al darle la bienvenida. El estilo de Ciravolo es una locura en vivo, una gran energía para tomar su guitarra decorada por la flor de lis, el símbolo de sus amados New Orleans Saints.
Uno de los lanzamientos más simbólicos en la carrera de la agrupación es el álbum de covers Pinups, representado por partida doble con sus magníficas versiones a “Wish You Were Here” y “Love Will Tear Us Apart”. Sin embargo, un tercer cover dio la sorpresa más adelante: una emotiva interpretación al himno de Lennon, “Imagine”, cortesía de Indovina y Ciravolo en dedicatoria a Ms. Carol, persona importante al inicio de su carrera. Hermoso, la verdad.
La noche terminó para Human Drama con pura joya: “Quiet Desperation”, February 10th”, “There is Only You” y claro, la más coreada y celebrada, “I Could Be a Killer”. El cantante no titubeó en mostrar su agradecimiento a los asistentes, sobre todo a aquellos comprometidos a las cinco fechas. “Este es uno de los momentos más grandes de nuestra carrera”, reconoció el artista. Créeme, Johnny, para tus seguidores, este concierto y el resto, fueron días especiales que se atesorarán para siempre.
Pocos actos refuerzan de esta manera los lazos con su público y esta demostración de devoción, debería ser un ejemplo a seguir. Larga vida a Human Drama.