Gobierno australiano prueba Copilot, pero la IA decepciona

El Departamento del Tesoro de Australia realizó durante 2024 una prueba de 14 semanas sobre la herramienta Copilot de Microsoft 365. En ella participaron unos 218 voluntarios que de forma posterior respondieron una encuesta para reflejar su experiencia. El resultado de ese trabajo fue publicado el martes. Aunque hay cierto potencial, los trabajadores del departamento no se sintieron muy impresionados.

Resultados generales

Casi todos los usuarios emplearon la herramienta durante el periodo evaluado. El 22% señaló haberla empleado 4 o 5 veces a la semana. La gran mayoría la utilizó 2 o 3 veces por semana o menos. Copilot demostró ser útil para tareas administrativas básicas. Tal fue la opinión de 2 de cada 3 usuarios. Sin embargo, cuando las tareas tenían algo más de complejidad su valor fue mucho menor. Esto se debió en parte a las limitaciones del sistema, pero también por cuestiones de seguridad y privacidad.

Expectativas y realidad

En el trabajo se midió lo que esperaban los empleados conseguir de la IA y lo que sienten que obtuvieron. La proporción de empleados que creen que la IA puede hacer de poco a nada por ellos paso del 6% al 59%. Lo que muestra un gran nivel de decepción. Los que esperan que haga algunas de sus tareas pasaron del 75% al 38%. Los que creen que pueden hacer la mayoría del trabajo pasó del 15% al 2%. Finalmente, los que esperan que la IA haga todo el trabajo paso del 4% al 1%.

Curiosamente el impacto de la herramienta en el trabajo fue bastante bien valorado. El 59% de los directores señaló que no tenía impacto, el 29% que tenía un impacto positivo. En cambio el 34% de los participantes de la prueba señalaron que no había impacto y el 56% que el impacto era positivo.

No hubo indicios objetivos de una mejora. Pero cabe destacar que los empleados señalaron que se hizo nota la falta de un periodo de entrenamiento.

Conclusiones

La evaluación concluye que las IA deben distribuirse entre el personal que puede demostrar beneficios y ahorro de tiempo. Al mismo tiempo deben moderarse las expectativas. La implementación debe realizarse en fases, comenzando con pequeños grupos de trabajo. Debe considerarse con cuidado la inversión en entrenamiento y educación. Los empleados tienen que conocer los riesgos de uso. El estrés que las IA pueden producir debe ser parte de la ecuación. De forma periódica debe verificarse si no existen nuevos productos que puedan encajar mejor con las necesidades de la organización.

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