El metal extremo en España no tuvo un desarrollo inmediato ni una escena consolidada en sus primeros años. Mientras en otros países surgían discos que definían el death y el black metal, la península ibérica avanzaba a un ritmo diferente, con bandas que exploraban la agresividad desde el heavy y el thrash metal. La evolución fue paulatina, con demos y EPs que mostraban un interés creciente por los sonidos más extremos. No fue hasta 1991 que se publicó el primer álbum de larga duración que encajaba plenamente en los parámetros del death metal: Chaopula – Citadel of Mirrors de Necrophiliac.
Antes de este lanzamiento, algunas bandas ya habían trabajado con estructuras y elementos propios del metal extremo. Fuck Off había publicado Another Sacrifice en 1988, pero su sonido estaba más vinculado al thrash metal con tintes agresivos. En la misma época, aparecieron bandas como Astaroth y Nocturn, cuyos demos mostraban un acercamiento a una estética más oscura, pero sin consolidarse en un LP. La diferencia fundamental con Chaopula – Citadel of Mirrors es que este último no solo se adentró por completo en el death metal, sino que lo hizo con un álbum completo y cohesionado, un factor determinante en su importancia dentro del género en España.
Lanzado en 1991 bajo el sello Drowned Productions, Chaopula – Citadel of Mirrors representó un punto de inflexión. Necrophiliac, originarios de Utrera, Andalucía, habían trabajado previamente en una serie de demos que les permitieron definir su sonido. La influencia de bandas como Morbid Angel, Death y Autopsy se hizo evidente en sus composiciones, caracterizadas por riffs densos, estructuras cambiantes y una voz gutural que rompía con lo que se había escuchado hasta entonces en el metal español.
El álbum presentó una producción rudimentaria, acorde con los recursos disponibles en la época para una banda de este estilo en España. Sin embargo, su sonido reflejaba la crudeza y la intensidad propias del death metal, con temas que exploraban temáticas oscuras y atmósferas inquietantes. Canciones como Gorefruit Treasure y Necrotic Narcosis mostraban un dominio técnico que, si bien no alcanzaba la precisión de las bandas estadounidenses o suecas del momento, sí establecía un estándar para el metal extremo en España.
El impacto de Chaopula – Citadel of Mirrors no fue inmediato en términos de popularidad masiva, pero su importancia radica en haber sido el primer LP en consolidar el death metal dentro del país. La escena extrema española seguiría creciendo en los años siguientes con bandas como Avulsed, Feretrum y Unbounded Terror, pero Necrophiliac tuvo el mérito de haber dado el primer paso en formato de álbum completo. La edición original del disco se convirtió en una pieza de culto, reeditada posteriormente por sellos especializados que reconocieron su relevancia histórica.
Aunque en retrospectiva pueda parecer un disco perdido entre la avalancha de lanzamientos internacionales de la época, su papel dentro del desarrollo del metal extremo en España es innegable. Fue el primer esfuerzo serio en consolidar un sonido que, a pesar de las limitaciones, logró dejar una base sobre la que otras bandas construirían en la década de los 90.