Estas bandas salvaron al rock y metal en la última década

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Diez años atrás, en 2015, el rock y el metal parecían tambalearse en un mundo donde las listas de éxitos se llenaban de beats electrónicos y rimas rápidas. Las guitarras rugientes y los gritos viscerales no dominaban las conversaciones como en décadas pasadas. Algunos decían que estos géneros estaban agotados, atrapados en un ciclo de repetición o relegados a nichos nostálgicos. Pero el suelo no cedió del todo. Desde entonces, un puñado de bandas ha mantenido el pulso de ambos estilos, no solo sobreviviendo, sino sacudiéndolos con fuerza suficiente para que sigan respirando en 2025. Esto no va de resucitar cadáveres ni de romantizar el pasado; se trata de actos que, con discos sólidos, giras brutales y enfoques inesperados, han demostrado que el rock y el metal aún tienen algo que decir.

La última década, entendida como el tramo de 2015 a hoy, nos deja un mapa claro de quiénes han cargado con el peso. No son héroes de capa ni salvadores mesiánicos; son músicos que han sabido navegar un terreno complicado, donde el streaming manda y la atención del público se fragmenta. Algunas son caras conocidas que se reinventaron, otras son nombres frescos que llegaron con hambre. Todas, a su manera, han evitado que estos géneros se queden como reliquias de museo.

El metal sigue rugiendo

Empecemos por el metal, donde el ruido sigue siendo un idioma universal. Los ucranianos de Jinjer han sido un torbellino desde que King of Everything aterrizó en 2016. Con Tatiana Shmailyuk al frente, su mezcla de metalcore afilado y giros técnicos ha llenado venues y generado ruido en plataformas digitales. No se trata solo de su habilidad para alternar entre guturales y melodías; sus shows en vivo, sudorosos y crudos, han conectado con una generación que no vivió los 90 pero quiere algo visceral. Están en listas como las de Loudwire sobre bandas a seguir en 2025, y no es casualidad.

Desde Francia, Gojira ha llevado el metal a otro plano. Su disco Magma, también de 2016, no solo trajo riffs demoledores, sino un mensaje sobre el planeta que resuena más allá de los círculos metaleros. Han tocado en estadios y festivales masivos, mostrando que el death metal progresivo puede ser tan urgente como cualquier trending topic. Su nombre aparece en rankings como el de Ranker sobre los mejores actos de metal en 2025, y sus giras lo respaldan.

No podemos pasar por alto a Slipknot. Sí, son veteranos de Iowa, pero su presencia en esta década no se ha diluido. Han seguido girando con esa intensidad caótica que los define, manteniendo al nu-metal como un puñetazo en la cara del mainstream. Igual pasa con Lamb of God, que con discos como VII: Sturm und Drang (2015) y su homónimo de 2020 han demostrado que el groove metal no necesita pedir permiso para existir.

Y luego está Burning Witches, el quinteto suizo que desde 2016 ha dado un giro al heavy metal. Todas mujeres, con riffs que cortan como vidrio y un guiño al power metal clásico, su Hexenhammer de 2018 las puso en el radar. No es solo su sonido; su sola existencia desafía un género que históricamente ha sido un club de chicos. Trill Mag las señala como una banda a escuchar este año, y sus shows lo confirman.

El rock se niega a callar

En el lado del rock, las cosas se mueven diferente, pero no menos intensas. Steven Wilson, el cerebro detrás de Porcupine Tree, ha mantenido al prog rock en la conversación. Su Hand. Cannot. Erase. de 2015 es una pieza que no solo suena bien, sino que te obliga a prestar atención con sus capas y narrativa. Prog Sphere lo tiene entre los discos que cumplen diez años en 2025, y su trabajo sigue siendo un faro para quienes buscan más que tres acordes.

Desde Indonesia, Voice of Baceprot ha roto moldes. Tres chicas jóvenes tocando covers de Metallica y Rage Against the Machine con una energía que cruza fronteras. Formadas en 2014, su ascenso en esta década las ha llevado a escenarios globales, mostrando que el rock no tiene por qué ser un idioma occidental. Trill Mag también las menciona, y su historia es prueba de que el género puede crecer donde menos lo esperas.

Loathe, desde Reino Unido, es otro caso. Mezclan metalcore con ecos de nu-metal y shoegaze, un coctel raro que funciona. Desde 2014, han ido escalando con nominaciones a premios como el Metal Hammer Golden Gods y shows en festivales como Ozzfest. Su sonido no pide permiso ni se queda quieto, y eso los hace clave para entender hacia dónde va el rock.

El filo progresivo

El prog metal también tiene sus campeones. Between the Buried and Me soltó Coma Ecliptic en 2015, un disco que te lleva por laberintos sonoros sin soltarte la mano. Son de Carolina del Norte y llevan años en esto, pero su trabajo en esta década los mantiene como referencia. Igual pasa con TesseracT, desde Reino Unido, cuyo Polaris de ese mismo año trajo atmósferas que no encajan en ninguna caja. Ambos están en la lista de Prog Sphere de álbumes que llegan a los diez años en 2025, y sus giras recientes muestran que el público sigue enganchado.

Por qué importa

Estas bandas no solo han mantenido el rock y el metal a flote; han abierto caminos. Jinjer y Loathe traen sangre nueva a públicos que crecieron con playlists en vez de CDs. Gojira y Slipknot demuestran que los veteranos pueden seguir pateando puertas. Burning Witches y Voice of Baceprot rompen barreras de género y geografía, mientras Wilson, Between the Buried and Me y TesseracT mantienen el cerebro encendido en un mundo de scrolls rápidos. No es que hayan detenido una caída libre; es que han construido puentes para que otros sigan caminando.

Los datos están ahí: discos lanzados, giras agotadas, menciones en listas de Loudwire, Ranker, Trill Mag y Prog Sphere. Pero más allá de números, es la sensación de que estos géneros no se han rendido. En 2025, el rock y el metal no son reliquias; son bestias vivas, gracias a esta gente que no se quedó mirando al pasado.