«Es que ya coticé con creces lo que recibiré con la pensión”. La gran mentira de los pensionistas en España

¿Disfrutarán los trabajadores actuales de 50 años para debajo de las mismas pensiones que los actuales jubilados? Esta es una pregunta que nadie sabe responder. Ni tan siquiera los propios partidos políticos y por mucho que desde Bruselas se repita una y otra vez que las pensiones en España son altas si se quiere disfrutar de un sistema con posibilidades de futuro.

No cabe duda de que el sistema de pensiones en España ha sido, desde su creación, uno de los pilares del Estado del Bienestar. Sin embargo, con el paso de las décadas, la sostenibilidad de este modelo ha entrado en entredicho.

A pesar de la creencia extendida entre muchos pensionistas de que lo que reciben en su jubilación es fruto exclusivo de lo que cotizaron durante su vida laboral, los datos desmienten esta afirmación.

La realidad es que el sistema es de reparto y no de capitalización, lo que significa que las cotizaciones de los trabajadores actuales financian a los jubilados, y no que cada trabajador ahorre para sí mismo.

Los pensionistas actuales: una generación beneficiada

Un informe del Banco de España confirma lo que diversos economistas llevan advirtiendo años: los jubilados actuales reciben, de media, un 74% más de lo que aportaron durante su vida laboral.

Este desajuste se explica por el crecimiento económico y demográfico que vivió España en las décadas pasadas. Las generaciones nacidas antes de 1965 disfrutaron de una situación privilegiada. Cotizaron en una época de pleno empleo, con incrementos salariales progresivos y con la garantía de un sistema de pensiones generoso y estable.

Además, la esperanza de vida era menor, lo que redujo el tiempo durante el cual cobraban la pensión, haciendo que el sistema se mantuviera equilibrado.

La situación ha cambiado drásticamente. Actualmente, la esperanza de vida ha aumentado y los jubilados pueden pasar más de 20 años cobrando una pensión. Esto, unido a una menor natalidad y a una menor tasa de ocupación estable, hace que las cotizaciones de los trabajadores sean insuficientes para mantener el mismo nivel de prestaciones.

El sistema de reparto se tambalea, y el modelo que permitió a las generaciones pasadas jubilarse con una pensión elevada no será viable para los futuros jubilados.

Un futuro incierto para los nacidos a partir de 1970

El Banco de España ha dejado claro que la generación de trabajadores nacidos después de 1970 tendrá que enfrentarse a una jubilación muy diferente a la de sus predecesores. Para que el sistema siga funcionando, habrá que reducir el importe de las pensiones o alargar la edad de jubilación, ya que las cotizaciones actuales no podrán sostener la misma generosidad de antaño.

El modelo español, basado en la solidaridad intergeneracional, se encuentra en una encrucijada. Si no se toman medidas drásticas, el futuro de las pensiones será insostenible.

Las generaciones más jóvenes, que están accediendo al mercado laboral en condiciones más precarias y con menores salarios, verán cómo sus contribuciones a la Seguridad Social no se traducen en pensiones equivalentes a las actuales.

La tasa de reposición, es decir, el porcentaje del último salario que representa la pensión, sufrirá un drástico descenso en las próximas décadas, lo que supondrá un duro golpe para quienes confiaban en el sistema público de jubilación.

Reformas urgentes para evitar el colapso

El debate sobre la reforma de las pensiones lleva años en el centro de la agenda política, pero las soluciones planteadas hasta ahora han sido insuficientes. A pesar de los esfuerzos por incrementar la edad de jubilación o incentivar la prolongación de la vida laboral, el déficit de la Seguridad Social sigue creciendo.

Según el Banco de España, el gasto en pensiones ya supera el 12% del PIB, y sin reformas estructurales podría dispararse hasta el 15% en las próximas dos décadas.

Una de las medidas más discutidas es la transición hacia un sistema mixto, donde las pensiones públicas se complementen con planes de ahorro privado. Sin embargo, esto choca con la realidad salarial de muchos trabajadores, que apenas pueden ahorrar debido a la precariedad laboral y el alto coste de la vida.

Otro aspecto clave es el retraso progresivo de la edad de jubilación, adaptándola al incremento de la esperanza de vida. Aunque impopular, esta medida podría aliviar la presión sobre el sistema y garantizar su sostenibilidad en el largo plazo.

La brecha generacional en las pensiones

El sistema actual refleja una desigualdad intergeneracional evidente. Los pensionistas actuales disfrutan de prestaciones generosas que, en muchos casos, superan lo que realmente aportaron al sistema. Mientras tanto, los trabajadores de hoy pagan sus cotizaciones sin garantía de recibir una pensión equiparable en el futuro.

Es un hecho que el modelo de pensiones de España ha beneficiado a unas generaciones en detrimento de otras. El reto ahora es encontrar un equilibrio que no deje desprotegidos a los jubilados del futuro. La clave estará en adaptar el sistema a la realidad demográfica y económica actual, buscando una distribución justa de los recursos sin comprometer el bienestar de las próximas generaciones.

Pero la pregunta es: ¿qué gobierno se atreve a rebajar las pensiones y perder una enorme bolsa de votantes? Ninguno.

Imagen: Unplash, Unplash


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El Blog Salmón

por
Sergio Delgado

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