El pacto intergeneracional es una estafa a los jóvenes: los jubilados extraen todo lo posible del sistema porque tienen los votos para forzarlo

El pacto intergeneracional es una estafa a los jóvenes: los jubilados extraen todo lo posible del sistema porque tienen los votos para forzarlo

España no es país para jóvenes. Los mayores mandan. Según el INE, las personas mayores de 65 años representan aproximadamente el 20% de la población total. O lo que es lo mismo, alrededor de 9,5 millones de personas en un país con una población total que prácticamente ya alcanza los 48.

¿Y qué significa esto? Que el tan manido pacto intergeneracional se encuentra en crisis. Un acuerdo tácito que sostiene que los jóvenes financiarán las pensiones de los jubilados de hoy en día con sus contribuciones a la seguridad social. Con la esperanza de que, a su vez, los jóvenes puedan financiar las pensiones de los jubilados cuando sean mayores.

Sin embargo, cada vez son más los expertos que denuncian que este sistema se ha convertido en un sistema viciado que tiene como víctima a los más jóvenes. Y con el objetivo de que las generaciones mayores puedan extraer todo lo posible de dicho sistema sin dejar nada para el futuro de las generaciones jóvenes actuales.

La razón es simple: los mayores han logrado a través de su poder político -ya que tienen un mayor peso demográfico-, políticas públicas que aseguran sus intereses a costa de los trabajadores jóvenes.

Un primer problema del sistema de pensiones: el envejecimiento de la población

En España el número de personas mayores de 65 años no ha dejado de crecer, y por el c contrario el número de que nacimientos se encuentra en mínimos históricos. Se espera que para 2050, las personas mayores de 65 años signifiquen el 30 % de la población.

Una situación que tendrá, como es lógico, aún un mayor impacto en la sostenibilidad del sistema de pensiones hoy ya insostenible.

En la actualidad, hay aproximadamente 2,5 cotizantes por cada pensionista, pero esta proporción bajará a 1,5 en las próximas décadas. En parte porque la esperanza de vida ha aumentado aún cuando la edad de jubilación legal en España es de 66 años.

Esto significa que los jóvenes de hoy se verán forzados a destinar más dinero del que generan a los jubilados mientras que sus propias pensiones seguirán estando constantemente puestas en entredicho.

El enorme poder político de la tercera edad

Los mayores de 65 años son el grupo de mayor número y, por ende, influyen sobremanera en los parámetros de participación electoral. Para cualquier partido político lo importante que es encontrar aquellas promesas electorales que satisfagan a esta enorme base de votantes.

Según el CIS, más del 80% de los mayores de 65 años suelen acudir a las urnas, una tasa que apenas supera el 60% en el caso del electorado menor de 35 años más proclive a ni tan siquiera acercarse a un colegio electoral.

Este desequilibrio electoral es también consecuencia de un diseño de políticas públicas que ha beneficiado la posición dominante del jubilado en detrimento de la posición de los más jóvenes.

Los pensionistas han encontrado su poder adquisitivo protegido al revalorizarse sus pensiones según el nivel del IPC , en cambio, los más jóvenes todavía tiene dificultades de encontrar trabajos de calidad y acceder a la vivienda.

De este modo, el actual sistema de pensiones aparte de ser injusto para los jóvenes es también insostenible a largo plazo.

Según diferentes estimaciones, se estima que el gasto en pensiones supere el 15% del PIB en 2050 si no se llevan a cabo reformas adicionales. Esta cifra supondría una presión insostenible para las finanzas públicas, que ya se encuentran tensas en gran parte debido al envejecimiento de la población y el elevado coste sanitario.

Además el sistema de reparto, donde pagan las cotizaciones de los trabajadores en activo financiando las pensiones de los jubilados, está obsoleta. Ideado para una época en la que las poblaciones no dejaba de crecer y la esperanza de vida era más corta.

No obstante, cada intento de reformar el sistema choca con el rechazo de los jubilados, preocupados por la posibilidad de perder sus privilegios.

¿Y cuáles son las consecuencias para los jóvenes?

Qué duda cabe que los jóvenes parten hacia un futuro incierto donde podrían no llegar tener derecho a una pensión digna. Un estudio llevado a cabo por la OCDE afirma que los jóvenes de hoy en día podrán recibir pensiones un 30% más bajas respecto a las actuales sino se realizan reformas profundas.

¿Esta el actual sistema generando jubilados felices pero jóvenes y futuros jubilados dentro de unas décadas con pensiones irrisorias que no puedan llegar a final de mes? ¿Por satisfacer a los jubilados de hoy, se están creando futuros pensionistas pobres?

¿Hacia un nuevo pacto intergeneracional?

Ante este panorama, resulta urgente repensar el pacto intergeneracional para hacerlo justo y sostenible para todas las generaciones. En otras palabras, reequilibrar las cuentas.

Y ello conlleva adoptar medidas tan impopulares como elevar la edad de jubilación, estimular la previsión individual mediante incentivos fiscales, o implantar sistemas de capitalización para anticipar parte de los beneficios que hoy se aseguran a la fecha de jubilación.

Asimismo, no se deben olvidar los incentivos políticos para que los jóvenes tomen más parte en el proceso. Su voto debería valer tanto como el de los mayores. El problema es que cualquier reforma en este sentido se da de bruces con la barrera de los jubilados: son ellos quienes ahora tienen los votos y quienes decidirán si las cosas cambian.

El sistema de pensiones del futuro, y por tanto la sociedad que heredaremos, dependen de los cambios que los políticos sin miedo realicen en el presente.

Imágenes | Pixabay, Unplash


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El pacto intergeneracional es una estafa a los jóvenes: los jubilados extraen todo lo posible del sistema porque tienen los votos para forzarlo

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El Blog Salmón

por
Sergio Delgado

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