3.5
Reviewer
2024 fue un año curioso e interesante para el género del terror y horror en pantalla grande o streaming. Es aquí, donde debemos mencionar el trabajo de Longlegs: ´Coleccionista de almas´ de Osgood Perkins que nos dejó siniestramente satisfechos y extrañamente cautivados. Ahora en 2025, Oz Perkins, vuelve a la dirección y guión con El Mono, película basada en el cuento del mismo nombre de Stephen King, producida por James Wan (Saw, 2004) y la cual cuenta con las actuaciones de Theo James, Tatiana Maslany y Elijah Wood.
No queremos lanzar la tesis de todos esos buenos proyectos que tuvimos el año pasado, pero en este momento y al abrir las puertas había una gran expectativa por la primera carta del género de terror que se presentaba: ´Hombre Lobo´ de Blumhouse, la cual fue algo irregular y extraña, que tras la dirección tendría a James Wan.
Así que luego de algo tibio, febrero puso las manos a la obra y nos trajo un curioso e interesante trabajo que solamente necesita de un vocabulario gamberro, humor negro y ácido, pero bien balanceado, así como un alma bien sazonada al estilo ´Destino Final´, con el ojo y lo enigmático de Perkins para decir: ¡Toma chango tu banana!
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De qué va El Mono
En ocasiones, los secretos familiares deberían quedarse ocultos en la oscuridad. Pero hay otros que desean salir de su encierro para hacer temblar a la línea de sangre familiar.
Lois (Tatiana Maslany) es madre soltera de los gemelos Hal y Bill (Christian Convery), quienes descubren en el armario de su casa, un antiguo mono de juguete que tenía su padre muy bien guardado y del cual nunca les había hablado o mostrado. Cuando los hermanos giran la llave en la espalda de este juguete y lo hacen funcionar, el movimiento de una baqueta y una extraña pero pesada melodía que emana de su tambor hará que una serie de violentas, grotescas y macabras muertes comiencen a ocurrir a su alrededor.
Tras los decesos que se han desatado, ambos deciden poner cadenas y encerrar al Mono de juguete en una caja azul de regalo, con la leyenda en su tapa: “Como la vida misma”, para luego tirarlo en un pozo oscuro y profundo. Momento que los marcará en su infancia, pero aprenderán a continuar con sus vidas mientras crecen, lo que ocasionará que tengan una distancia larga de 25 años.
Pero la maldad nunca descansa y las extrañas muertes con su toque sangriento vuelven a la vida de los gemelos. Hal (Theo James), un hombre solitario y trabajador comprometido, pero no tan genial padre, debe regresar a la casa de su infancia porque El Mono de juguete ha regresado con su naturaleza maldita. Así que será el momento de buscar a su hermano Bill para unir fuerzas de nueva cuenta, y pasar tiempo con su hijo adolescente al mismo tiempo. Los tres deberán destruir aquel juguete y antes de que este acabe con todo a su alrededor.
El mal está en todas partes, y el sonido del mono es sólo el comienzo. ¿El mono es el verdadero agente del caos y del mal, o Hal está siendo castigado por la vida misma para que él pague algo de su pasado?
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“Fuimos elegidos… para atestiguar su poder… sobre la vida y la muerte de las formas más retorcidas posibles.”
Habría que mencionar que, si esperamos lógica y sentido como seriedad a esta puesta en escena que es El Mono de Osgood Perkins, algunos van a estar muy desilusionados. Y vamos por partes para conocer que nos depara esta siniestra y macabra historia entre manos.
En ´Longlegs´ había publicidad, un terror más allá de lo que podíamos ver. Algo enigmático y muy de autor, donde la naturaleza y alma humana tenía un factor importante, así como el sello de Perkins que se elevaba entre otras producciones, tejiendo un mal al que no muchos están acostumbrados, pero se tomaba su tiempo para cimentar todo lo que nos quería contar.
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Acá en El Mono, Perkins ocupa todo su ingenio visual para ciertas tomas y darnos una atmósfera en lo visual, pero no en un plano general durante el filme y que podamos sentirlo en su totalidad, lo cual no es algo tan malo, pero si extraño que hasta sientes que algo hace falta al igual que un ritmo desigual, donde se eleva y va a prisa con su carnicería, pero ya llegaremos a ese punto.
La dirección y escritura que el autor de este filme tiene de la historia de Stephen King es muy diferente, audaz, mortal y hasta más satisfactoria en ciertos momentos.
El guión y filme se toma sus momentos para ponerse serio en ciertos puntos, tocando temas como la pérdida, la familia y los lazos de hermandad, como el peso y decisiones del pasado. Y creo que todos esos detalles funcionarían si estuviéramos hablando del género dramático u otra obra, pero acá es un tipo de clase B, donde todos esos detalles se ven pintados como algo tramposo y se le añade un toque morboso, oscuro, ácido y punzante.
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Nos tomamos un break para hablarles sobre el humor, aquellos chistes de pastelazo, simplones y hasta bien pensados como ejecutados que funcionan de maravilla, lo que nos hará decir: ¿Qué chingados anda pasando y por qué me la ando pasando raro? O simplemente, un respiro necesario o combinado con lo que veamos en ese instante en pantalla, volviéndose la cereza del pastel.
Todo lo anterior con el humor y las trampas que tiene la historia es un punto fuerte muy bien trabajado.
Y cuando la cinta decide abandonar el rasgo serio, maduro y con sentido que llega a evocar, de un momento a otros se atreve a danzar en una desenfrenada y alocada cinta donde la misma muerte se divertiría con los actos y caos ejecutado que hay aquí y donde alguna película de ´Destino Final´ abrazaría con mucho amor por esas similitudes que guarda El Mono con su infame toque de batería.
Y son las muertes, lo sangriento y grotesco que le da un alma y espíritu a El Mono de Perkins -no, no hay doble sentido en esto-, donde nos ofrece una adaptación de Stephen King que funciona y es enérgica consigo misma, la cual debe superarse a cada paso y que se arriesga a alejarse de ese tono original de lo escrito por el padre de Pennywise o creador de aquella saga de La Torre Oscura.
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Cada acto se establece a su manera de forma precisa. Pero como bien habíamos mencionado, el ritmo aquí es desigual y donde necesitamos más muertes para acelerar el proceso de diversión antes de caer en el sueño y que nuestras pupilas dejen de estar dilatadas. Un rasgo contradictorio que le ayuda mucho para esperar con ansías lo siguiente por venir.
A la mitad del juego, hay un giro de tuerca que a propios y extraños puede tomar por sorpresa, lo cual hace que esto sea más interesante pero no tan bien aprovechado.
Pero el último acto, nos brinda de un final mordaz, ácido y alocado, sin ese toque y final a lo que King nos tiene muy acostumbrados en sus relatos donde nos da una buena entrada, un desarrollo interesante y un final regular, malo o no tan elevado a lo que la historia necesita.
“And I heard, as it were, the noise of thunder
One of the four beasts saying,
‘Come and see and I saw, and behold a white horse”
-´The Man Comes Around´, Johnny Cash
Nada de todo lo anterior sería posible sin la habilidad de Oz Perkins tras la cámara y la escritura para eludir el tono serio y moldearlo a algo con sentido y luego sin ello, haciendo que mundos choquen en el gusto macabro. Claro, sin olvidarse de su cast y las habilidades que tiene cada uno para interpretar a cada personaje que jugará el juego oscuro de El Mono.
Tatiana Maslany interpreta a Lois, una madre que ama a sus hijos y no teme mostrarles la crueldad y verdadera humanidad de las relaciones adultas, así como el sentido que la vida tiene al llegar cierta edad sin dejarles de amar y ser comprensiva.
Maslany hace suyo a este personaje, aunque con poco tiempo en pantalla. Ella logra que su tono amable y raro se vuelva un gran soporte para el joven Christian Convery, quien interpreta a los gemelos Hal y Bill, un yin yang, un blanco y negro que sirve para que esta historia cobre frutos más adelante. Y donde el mismo Convery puede hacer gala de su actuación y manejar dos energías diferentes que no pensarás que es el mismo y donde terminarás compadeciéndote de un gemelo y odiando al otro.
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Theo James sigue los pasos de Convery, haciendo una doble presentación como un adulto Hal y Bill, dos polos opuestos en donde el primero es un personaje sin mucha habladuría, histérico por momentos pero que entra en un estado de calma ante tanto caos personal y sobrenatural, lo cual por momentos se siente como un robot y más con la relación que tiene con su hijo. Mientras que Bill, es alguien caricaturizado, mediocre, vengativo y malvado por momentos, pero eso, es lo que le da un toque a la trama de ambos y una esencia como alma.
Convery y James tienen todo el peso del mundo de El Mono en este trabajo, pero ambos logran destacar con diferentes almas dentro de este largometraje.
¿Nos olvidamos de Elijah Wood como Ted? Su personaje es simplemente un cameo para cierto punto importante de la trama. Y aquí, los retamos a encontrar al mismo Osgood Perkins entre los personajes de El Mono.
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Cuidado cuando veas que el mono levanta la baqueta y la gira, porque nos espera una historia pequeña con ciertos puntos serios y trampas dentro de un trabajo del cual el mismo Stephen King puede estar tranquilo y ser feliz para sonreír en oscuridad.
Pero cuando esa batería de El Mono comience a sonar, prepárate para dar risotadas ante buenos chistes y disfrutar como maníaco o amante del gore, esas escenas sangrientas que son la gloria entre una carnicería sobrenatural, dignas de la saga ´Destino Final´ y donde cada actor y extra se la rifa para bañarnos con tanto galón de sangre.
Podríamos creer que Osgood Perkins no pone su sello de autor en El Mono como en ´Longlegs´, pero extrañamente juega de manera arriesgada y nos demuestra lo contrario con este espectáculo, adaptación y entretenimiento que cumple cuando no interpone su tono serio e ignora sus reglas de juego por algo visceral y avanzar rápido y sin sentido.
El juego diabólico de El Mono dejará algunas risas sangrientas desde nuestros asientos con este entretenimiento terrorífico y cómicamente infernal.