
Imagina el rugido de los motores en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Es 2015 y la Fórmula 1 regresa a México después de más de dos décadas. Los anuncios cubren la ciudad, los medios transmiten cada detalle y las marcas compiten por aparecer en cada rincón: en vallas publicitarias, uniformes de pilotos y transmisiones televisivas.
Era la era del espectáculo y de la visibilidad masiva. Hoy, diez años después, la estrategia de promoción del Gran Premio de México ha evolucionado, reflejando el cambio en la forma de hacer marketing en una era marcada por la digitalización, la hiperconectividad y el propósito de marca.
Tan solo en 2024, 8.5 millones de personas siguieron las carreras por televisión, según HR Media; y se generaron 168.5K menciones en redes sociales, de acuerdo con Colocando Ideas, evidenciando que el alcance del evento va mucho más allá del espacio físico. Además, México se ha posicionado entre los cinco países con mayor audiencia digital, como ocurrió durante los dos primeros GP de la temporada 2022, según cifras de la plataforma Zoomph.
El impacto económico también ha sido notable, pues en 2024 generó más de 15,600 mdp en derrama económica, de acuerdo con la Secretaría de Turismo, consolidándose como el evento deportivo internacional con mayor impacto en el país. A nivel mediático, Nielsen Sports estimó un valor publicitario equivalente superior a los 200 mdd, reflejo del posicionamiento del evento como un activo de marca con impacto directo en turismo e inversión.
Estos datos muestran cómo la audiencia del GP de México ha evolucionado, pasando de la mera asistencia al evento a una participación activa y constante en múltiples plataformas. Al mismo tiempo, el foco se ha trasladado del evento en sí a una narrativa multiplataforma, convirtiendo a la F1 en una plataforma para vivir, contar y amplificar emociones.
Diez años de evolución hacia un marketing que trascienden el evento
Esa transición, de generar visibilidad a construir experiencias y vínculos, refleja el cambio estructural que hoy representa al marketing contemporáneo. Ya no es suficiente con atraer las miradas de la audiencia, las marcas deben construir pertenencia. La Fórmula 1 ha entendido que cada punto de contacto con su audiencia —redes sociales, contenido de influencers, experiencias en el circuito, activaciones de marca y plataformas digitales— se convierte en una oportunidad para reforzar la conexión emocional y construir una narrativa consistente que trascienda el evento.
Te podría interesar: Día de Muertos: Sectur estima 1.6 millones de turistas en México
En 2025, la estrategia ya no consiste en llenar gradas, sino en diseñar ecosistemas de marca que viven antes, durante y después del evento. Los fans no solo compran boletos, crean y comparten contenido, siguen a pilotos en redes sociales, se identifican con escuderías, visten los colores y forman parte de una narrativa global. Esto quiere decir que el engagement ya no se mide solo en impactos, sino también en pertenencia.
Así como los autos evolucionan tecnológicamente cada temporada, el marketing también ha afinado su motor. Y en ese sentido, los diez años de la Fórmula 1 en México simbolizan una transformación más profunda, la del marketing que dejó atrás la búsqueda de velocidad por la de permanencia.
Cuando todos los canales hablan el mismo idioma
En la F1, la victoria depende de una coordinación milimétrica entre ingeniería, datos y ejecución; en el marketing, ocurre lo mismo. El verdadero poder de una marca radica en la precisión con la que sus distintos componentes —relaciones públicas, medios pagados, redes sociales y contenido— funcionan como un solo sistema. Lo que para la F1 es ingeniería de precisión, para las marcas es coherencia de propósito.
La clave está en la sincronía. Los mensajes no compiten entre sí, se refuerzan. Lo que se dice en un comercial de televisión de la F1 encuentra eco en una historia en Instagram; lo que un medio publica se amplifica con las declaraciones de un piloto; lo que un fan comparte se convierte en extensión natural del discurso oficial. Todo forma parte de un sistema interconectado donde la narrativa fluye, y la inversión, en lugar de dispersarse, se potencia.
Este modelo, en el que las relaciones públicas pueden actuar como hilo conductor, garantiza que cada táctica comunique el mismo propósito de marca. Más que solo “estar presente” en distintos medios, ahora lo relevante es construir una conversación unificada que conecte con distintos públicos desde una misma identidad.
En términos prácticos, esto significa mayor eficiencia presupuestal: cada acción alimenta a la siguiente, cada impacto suma valor al anterior. El retorno de inversión ya no se mide solo en clics o rating, sino en la capacidad de mantener la atención y la emoción viva durante todo el año.
La Fórmula 1 en México ha logrado esto con maestría, pues ha pasado de ser un evento de tres días a convertirse en una narrativa permanente que se reinventa en cada temporada. Un espectáculo donde los motores rugen, sí, pero donde el verdadero impulso proviene de un ecosistema de medios que late al unísono.
Y esa quizá sea la lección más importante para las marcas de hoy. Porque cautivar por un instante es fácil, pero permanecer en la mente y el corazón de la audiencia exige coherencia y consistencia. La Fórmula 1 en México lo demuestra: cuando cada punto de contacto refuerza una misma historia, el marketing deja de ser una carrera por la atención y se convierte en un trayecto continuo hacia la lealtad.
Lo último:
- El marketing también corre en equipo: la lección de la F1 para las marcas
- Texas pide abrir la frontera al ganado mexicano “lo antes posible”
- Cempasúchil, la flor mexicana que da vida al Día de Muertos en todo México
- Dow Jones gana 2.5% en octubre; S&P 500 cierra su sexto mes al alza
- Nvidia venderá 260,000 chips Blackwell a empresas de Corea del Sur
The post El marketing también corre en equipo: la lección de la F1 para las marcas appeared first on Alto Nivel.

