El iPad mini 7, presentado por Apple el pasado mes, podría parecer un dispositivo de nicho en comparación con los grandes lanzamientos de la compañía. Sin embargo, esconde un secreto que lo convierte en un ejemplo perfecto del ingenio de Apple en el desarrollo de sus propios chips. Aunque se esperaba que incluyera el potente A18, Apple sorprendió al integrar en su lugar el A17 Pro, un movimiento que no solo optimiza el hardware, sino que también demuestra la capacidad de la empresa para sacar el máximo provecho de su tecnología.
Una jugada inesperada: el A17 Pro en lugar del A18
Antes de su lanzamiento, todo apuntaba a que el iPad mini 7 contaría con el chip A18, el mismo que equipa al iPhone 16. Este chip no solo prometía las capacidades necesarias para Apple Intelligence, la innovadora funcionalidad de inteligencia artificial de la compañía, sino que parecía el paso lógico.
Sin embargo, Apple desafió las expectativas e integró el A17 Pro, un chip que se estrenó en los iPhone 15 Pro y Pro Max del año pasado. ¿Por qué elegir una tecnología anterior en lugar de la más reciente? La respuesta está en la eficiencia y en cómo Apple ha sabido manejar los desafíos de fabricación.
El A17 Pro fue fabricado con un proceso de 3 nanómetros de primera generación que, aunque prometía avances significativos, resultó ser problemático. Este proceso no solo elevó los costes de producción, sino que también generó chips con especificaciones ligeramente inferiores, con la falta de un núcleo GPU en algunos casos. En consecuencia, Apple adoptó rápidamente una segunda generación de este proceso para producir el M4.
Aquí es donde el iPad mini 7 se convierte en un caso de estudio fascinante. En lugar de desechar los A17 Pro que no alcanzaron el estándar para los iPhone 15 Pro, Apple los ha empleado en el iPad mini. Este enfoque no solo permite aprovechar un stock existente, sino que ofrece a los usuarios una mejora significativa en el rendimiento del mini sin incrementar los costes.
¿Qué significa esto para los usuarios?
A pesar de contar con un A17 Pro “reducido” (un núcleo GPU menos que el original), el iPad mini 7 sigue siendo una máquina sorprendentemente potente. Este modelo ahora es compatible con Apple Intelligence, al igual que otros dispositivos de gama alta, lo que lo convierte en una opción interesante para quienes buscan un dispositivo compacto con capacidades avanzadas de IA.
Además, este movimiento refuerza el liderazgo de Apple en la industria de los semiconductores. Mientras otras empresas enfrentan dificultades para mantener el ritmo de la innovación, Apple demuestra su habilidad para reutilizar recursos y maximizar el potencial de sus tecnologías.
El iPad mini es, por naturaleza, un dispositivo que genera menor número de ventas con relación al global de la compañía de Cupertino. Sin embargo, esto lo convierte en el candidato perfecto para integrar componentes que, en otros casos, podrían haber sido descartados. El resultado: un producto más asequible para la empresa y con mejoras significativas para los usuarios.
En definitiva, el iPad mini 7 no solo consolida la posición de Apple como líder en silicio, sino que muestra cómo la compañía utiliza cada oportunidad para optimizar sus procesos y ofrecer valor a sus clientes.
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