El inversor inteligente controla gastos, analiza su situación, aumenta ingresos y ahorra constante para crecer financieramente.
En esto de invertir, la gente se obsesiona con la última criptomoneda de moda o con adivinar si las acciones de tal empresa van a subir como la espuma. Y sí, claro que es importante saber qué comprar y cuándo vender. ¡Quién va a decir que no! Pero seamos sinceros, esa no es la primera jugada en este partido.
Antes de soñar con rendimientos estratosféricos, antes de volverte un experto en gráficos y análisis técnico, tienes que hacer una radiografía de tu propia situación. ¿Cuál es tu película? ¿Cuáles son tus puntos fuertes y dónde te tambaleas? Esa es la verdad revelada: la inversión empieza por casa, por entender tu propio terreno de juego financiero.
Piénsalo bien. De nada sirve encontrar la inversión del siglo si tu bolsillo es un colador. Si cada mes te rascas la cabeza para llegar a fin de mes, cualquier ganancia se esfumará como arena entre los dedos. Por eso, la primera movida maestra es poner orden en tus finanzas personales.