Desde Bikini Kill hasta Taylor Swift, la música como una resistencia feminista que nos atraviesa a todas

Por Ana Paula VB

Cuando lo político se vuelve personal hasta la música adquiere un significado especial,
transformándose en una forma de luchar contra un sistema que nos quiso reducir a musas por miedo a llamarnos artistas; un terreno de combate en donde además de protestar por la violencia estructural, también se vuelve un espacio de escucha y acompañamiento, una forma de autoexpresión que nos atraviesa de forma tan intensa, que ahí estamos, coreando las rolas que nos sostuvieron cuando el mundo pareció demasiado despreciable.

Por suerte, cada vez es más la música hecha por y para morras, con la que puedes protestar y perrear hasta el piso o llorar por haber caído en una de las trampas de la heterosexualidad y los cuentos de hadas, o sea, un corazón roto. Y dentro del mar de artistas, quienes son tan diversas como el feminismo mismo, existen dos mujeres que resultan diferentes entre sí pero al mismo tiempo nos atraviesan por completo: Bikini Kill y Taylor Swift.

Ya sé, resulta muy difícil pensar en Kathleen Hanna, Kathi Wilcox y Tobi Vail conviviendo dentro de un mismo festival que TayTay porque es verdad que su música es completamente diferente. Pero quizás eso es lo que las hace tan comparables, que en ambas hay formas de resistir: desde la ternura y transformación del dolor, hasta la digna rabia y desfachatez directa. Ambas igual de humanas, universales y volátiles que logran unir a mujeres de todo el mundo.

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Riot Grrrl: ruido, rabia y rebeldía para escupir en la cara

A finales de los años 80 y principios de los 90, un rugido revolucionario comenzó a expandirse en las entrañas del underground musical estadounidense porque además de las guitarras del punk que aún escandalizaban a los más conservadores, también podía escucharse el grito desgarrador de mujeres jóvenes hartas de las limitaciones impuestas por una industria musical patriarcal y una sociedad que las relegaba a papeles secundarios.

La propuesta era clara: la música no solo debía ser un reflejo de la lucha, sino también una forma de acción directa, un vehículo para transformar las emociones en resistencia y así nació el movimiento Riot Grrrl que hizo de Olympia, Washington el centro de una revolución musical. La música que puso la primera piedra estuvo a manos de Bikini Kill y otras bandas como Bratmobile, Heavens to Betsy y L7.

Este grupo de mujeres se propuso crear un espacio en donde todas pudieran expresar sus frustraciones, deseos y luchas sin las limitaciones impuestas por los hombres que, aunque se proclamaban “anarquistas”, el machismo se desbordaba por cada estoperol de su ropa. Como era de suponer, la música se convirtió en la herramienta más directa para dar forma a estas emociones; un grito de guerra en medio de una sociedad que constantemente silenciaba a las mujeres.

Fue así como en 1990 gracias a Bikini Kill el sonido del punk adquirió una nueva dimensión; pues noeran solo canciones, eran manifestos que hacían explícitas las experiencias de violencia sexual, acoso, discriminación y frustración que muchas mujeres vivían en silencio. Kathleen Hanna no tenía miedo de ser directa, cruda, incluso “vulgar” para muchos rockeritos, ya que su actitud no solo era un rechazo a los estereotipos, sino una reivindicación feroz de la autonomía femenina para decidir sobre su propio cuerpo y su espacio en la sociedad.

Pero, más allá de su agresividad sonora, lo que hizo que Bikini Kill fuera tan crucial para el movimiento fue su compromiso con la construcción de una comunidad, pues la banda promovió un espacio seguro en sus conciertos, donde las morras podían encontrarse, compartir experiencias y sentirse parte de algo más grande que ellas mismas.

De hecho, uno de los lemas más conocidos del movimiento Riot Grrrl fue “Girls to the front” (“Las chicas al frente”), una consigna para garantizar que las mujeres pudieran ocupar un lugar central en la música, un espacio que históricamente les había sido negado. De esta forma, la lucha comenzó acolarse en espacios impensables, en donde el ruido era comparado con la rabia de cada asistente. Una confrontación directa.

Taylor Swift, la reivindicación de los sentimientos y la ternura radical.

A pesar de sus múltiples privilegios, es innegable la manera en que Taylor Swift ha sabidotransformar la vulnerabilidad emocional en una forma de poder. En una industria musical (aún)dominada por figuras masculinas, donde la emocionalidad femenina es asociada con debilidad o”histeria“, Taylor supo reapropiarse de los sentimientos para construir una narrativa en la que la expresión emocional no solo es válida, sino necesaria. A lo largo de los años, ha convertido el acto de exponer sus sentimientos en un acto de resistencia contra el estigma social de la mujer “emocionalmente inestable”.

Las canciones de Taylor a menudo abordan el amor y el desamor, dos temas que se consideran“triviales” o “frivolos” cuando se relacionan con las mujeres. Sin embargo, TayTay demuestra que la expresión de los sentimientos es, de hecho, un acto de valentía por lo que cada canción es una reivindicación de su derecho a ser humana, a sentir profundamente y a no pedir perdón por ello, reclamando el derecho de las mujeres a sentir sin que su emocionalidad se vea reducida a una”debilidad” y hasta puede ser interpretado como un acto de ternura radical.

En una sociedad donde predomina la competitividad, el individualismo y la deshumanización de mujeres, elegir ser tierna, cuidar, escuchar y abrazar el dolor de las otras se convierte en un desafío directo a las normas que nos enseñan a ver las emociones como algo frágil y secundario. Así, al reclamar la ternura como una herramienta política, el feminismo pone en primer plano el derecho a ser tratados con humanidad, algo que ni siquiera debería pedirse.

Dos formas de existir y resistir

Es absolutamente cierto que no existe una sola forma de luchar y enfrentar una violencia estructural que parece no ceder, por lo que dentro de la música también hay diversas protestas que convergen entre sí, sabiendo que todas ellas son igual de valiosas y necesarias. No importa si quieres salir a gritar y romper todo lo que está mal o si usas tus sentimientos como una resistencia frente al caos, siempre hay una canción que te convierte en rebelde.