Ah, el metro Velódromo: sitio que alberga tres venues cercanos y nunca sabes que te encontrarás al ir a un concierto. Al ver tanta gente en un principio pensé “perfecto, el punk sigue vivo”; luego, la realidad. En el puente que cruza Viaducto para llegar a Atletas, decenas de vendedores con mercancía de Maná. El surrealismo de caminar entre playeras con los diseños más whitexican posibles con miras a llegar a uno de los eventos punk más importantes vistos en México, no tuvo precio.
Mientras el Domo de Cobre se preparaba para cantar a todo pulmón la “Mariposa traicionera”, aún costado, en el Pabellón Oeste, un cartel de aquellos que solíamos ver a la gringa lejanía se presentaba en una celebración muy importante del género. Dos leyendas de California unidas en una gira sola gira: Descendents y Circle Jerks. La expectativa desde el anuncio fue infinita, en especial después del pavor que nos metieron varios integrantes de ambas agrupaciones por temas de salud. El tiempo no perdona su paso.
La pista tardó en llenarse pero los presentes, celebraron cada momento, los temas de tres acordes, el humor sarcástico, la crítica política y al mainstream. Un par de bandas que ya se rindieron homenaje entre si a través de un EP y que ahora, los fans mexicanos recibían con el mismo fervor. No me equivocaba, el punk sigue vivo.
Circle Jerks: poniendo en alto el hardcore punk
Dado que su recital en House of Vans se agotó en 30 segundos hace un par de años, esta fue la oportunidad de muchos para presenciar a este ícono del hardcore, pioneros de los temas veloces, cortos y directos en tu coro. No solo era ver a Keith Morris como se debe (y no a las jodidas 3 pm como le pasó a OFF! en el Corona Capital) junto al guitarrista Greg Hetson y el bajo bestial de Zander Schloss: en la batería estaba nada más y nada menos que Joey Castillo, ex Queens of the Stone Age. Tsss.
Para el toque más punk, su concierto inició con una serie de problemas técnicos (así está bien, debe ser imperfecto), mismos que el vocalista se encargó de cubrir con algunas anécdotas cotorras, mismas que alargó a lo largo del show. Digo, tienes una hora por abarcar, ¿cómo más lo iba a lograr con un debut que dura apenas 15 minutos?
Circle Jerks le dio un repaso total a su discografía, del “Deny Everything” y “Letterbomb” al “Beverly Hills”, “Coup d’etat” y su versión al “Wild in the Streets”, hasta “Junk Mail” y “Leave Me Alone”. Entre cada una, Morris intercambiaba palabras, como el memorable “Bible freaks, you’re all going to hell!”. Aún emociona escuchar ese tipo de comentarios reaccionarios, más en esta época tan conformista y pazguata.
A la hora, el cuarteto abandonó el escenario, agradecidos de la entrega del público en primeras filas. Aunque en si su música es más dura que la de sus compañeros de Manhattan Beach, francamente no pensé que a continuación, el Pabellón viviría una de las fiestas más intensas que haya visto.
Así fue el concierto de Descendents en el Pabellón Oeste
En primera fila, un jovenazo demostraba su devoción hacia ambas bandas presumiendo sus vinilos y el Everything Sux de Descendents ya ondeaba en lo más alto.
Puntuales al llamado, la alineación que desde 1986 (con sus respectivas pausas académicas del Dr. Milo) le dio un giro melódico al hardcore, influenciando así a las siguientes generaciones de punks venideros, en especial aquellos que adoptaron al género a inicios de los 80s, regresó a México, ocho años después de su memorable actuación en la extinta Carpa Astros.
Puro guitarrazo de principio a fin, sin parar, con una energía que muchos treintañeros como uno quisiera tener. “Feel This”, la excelente “Hope”, “Silly Girl” y “I Wanna Be a Bear” iniciaron una velada donde la gente voló, brincó y se unió en cada coro con este espíritu de taberna y camaradería que transmite el buen punk.
En todo momento, el público mostró un compromiso total hacia Milo, Karl, Bill y Stephen. Nada como cantar el desenfadado “Everything Sux”, moverse como poseído en “I Like Food” o mi postal favorita: la persona que frente a mi alzó su bastón al aire cuando sonó “When I Get Old”. Que bello.
Descendents siguió adelante su hora con paso fugaz en una recta final muy especial donde escuchamos practicamente todas las joyas que amamos: “I’m the One”, “Bikeage”, “Thank You” y “Suburban Home”. Luego, la incertidumbre. La banda se despidió y aunque sabíamos faltaban más, encendieron las luces del Pabellón para desconcierto de todos. Incluso varios estaban por marcharse cuando una vez más, el cuarteto reapareció en el escenario.
Un regreso bien aleatorio, por cierto, con un cover a “Cuando calienta el sol”, cantado entre Milo y Bill como si se hubieran tomado una caguama de fondo tras bambalinas. Obvio nos faltaba escuchar el éxito “Good Good Things”, así como un trágico recordatorio por parte del cantante: “en enero de 2025, tendremos un criminal como presidentes, estamos jodidos”. Ay.
Pasadas las 11 llegó el momento de decir adiós al Pabellón pero a la vez, en nuestra mente queda una de esas experiencias únicas en la vida. Aquellos carteles que dibujábamos con furia y orgullo en la prepa, se había hecho realidad y no pudo ser mejor.
Setlist de Descendentes en el Pabellón Oeste
- Feel This
- Hope
- Silly Girl
- I Wanna Be A Bear
- Clean Sheets
- Everything Sux
- Nightage
- Victim of Me
- Nothing With You
- I Like Food
- Rotting Out
- Myage
- My Dad Sucks
- Van
- I’m Not a Punk
- ‘Merican
- On Paper
- Weinerschnitzel
- No, All!
- When I Get Old
- Coolidge
- Without Love
- Coffee Mug
- I Don’t Want to Grow Up
- I’m the One
- Bikeage
- Thank You
- Suburban Home
- Smile
- Cuando calienta el sol
- Good Good Things
- Marriage
- Grudge
- Get the Time