Nick Rattigan retorna a las andadas discográficas tomando la mano del sello Secretly Canadian con una historia interesante detrás: para la creación de su nueva obra, el músico se mantuvo aislado de cualquier clase de distracción. Y fue bien estricto, tanto, que el resultado inmediato fue lo suficientemente escalofriante como para que su autor se refiriera a éste como una “mina terrestre” pues, todavía frescas, aquellas tonadas se asomaban como auténticos explosivos emocionales, capaces de hacer trizas la entereza del firmante. Dichas canciones ya pueden escucharse, están firmadas por Current Joys y el álbum que las concentra lleva por nombre East my love.
Completamente solo, en medio de un bosque en Tennessee, sin señal telefónica ni nadie en kilómetros alrededor: así el escenario que el artífice de Current Joys preparó para desgajarse a cuchillo limpio. De tal aventura salió con un puñado de canciones cuya severidad, se supo pronto, iba a ser complicado enfrentar, al menos de inmediato. La mejor idea era dejar reposar aquel cancionero hasta que su creador se sintiera capacitado, lo suficientemente fuerte, como para interpretarlo. “Espero que la gente encuentre en este álbum un consuelo para cualquier ansiedad o depresión”, ha dicho Rattigan. Y uno le pone play a la obra pensando, ¿en verdad, Nick? Y sí. Es la suya ilusión que nace del pesar.
“Escribirlo fue como mi manta de consuelo”, cuenta el propio artista del disco aquí tratado, recordando ya sereno la tormenta por la cual su cabeza atravesaba en aquellos días, perdido en el bosque, sin más datos que los que su catálogo emocional albergaba. “En medio de toda la locura que pasaba por mi mente, intentaba calmar mi alma con música country y folk trascendental; mensajes para mí mismo desde un lugar diferente”. Importante contar que East my love fue escrito tres años antes de la salida de Love + Pop, el álbum previo de Current Joys, es decir, por ahí de 2020. Estamos hablando pues de que a Rattigan le tomó cuatro años conciliarse con el temario que ahora nos acerca a los oídos.
Son doce las composiciones que el cantautor condensa en esta ocasión. Los temas fueron delicadamente producidos y mezclados por Andrew Sarlo, mientras la masterización de estos corrió a cargo de Heba Kadry. Escuchar este montón de tracks con lo antes escrito como contexto pone en perspectiva lo duro que puede llegar a ser un vaciado emocional, justo cuando la sinceridad es encarnada por una tonada y el micrófono opera como confesionario para que en lugar de penitencia en forma de rezos vengan likes. Directamente, Current Joys nos invita a deshacernos de dinámicas frívolas y a encerrarnos con él, Nick Rattigan, a lo largo de un disco que, a su modo, ofrece resistencia ante las patéticas dinámicas de creación y escucha que padecemos.
Pasemos lista. Esa voz que se desgarra palabra a palabra: aquí está. La guitarra de palo que se lamenta cada que las uñas la raspan: también se halla acá. Aquellas historias sacadas de la libreta de garabatos de una quinceañera enamorada y perdida: claro, también pueden escucharse de este lado. Agreguemos exquisitos arreglos de cuerdas y tenemos lo que East my love es, a grandes rasgos. Resta sólo que cada oyente decante su propia forma de apreciar vivencias para que todos cantemos juntos y, quizás así, la frivolidad un párrafo arriba descrita se esfume, aunque sea unos minutos. Se trata, finalmente, de algo tan simple y hondo como abrazarnos con Nick allá, en ese bosque de Tennessee donde decidió hace años vulnerarse.
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