Siempre debemos tener nuestro sistema operativo a la última. Gracias a ello podemos tener las últimas medidas de seguridad, y las últimas características, para asegurarnos de que nuestro ordenador funciona correctamente. En el caso de Windows, Microsoft lanzó hace ya unos años Windows 11, el cual está actualizado a la versión 24H2. Apple, con su sistema operativo, es más simple, ya que recientemente lanzó macOS 15. Pero, ¿qué pasa con Linux? ¿Qué debemos tener en cuenta para estar a la última?
Linux se ha ganado la fama de «complejo» con razón. Y es que, para los usuarios que no tienen nada de experiencia en este sistema, puede resultarles complicado saber cómo funciona el sistema de versiones de este SO. Por ejemplo, una rápida búsqueda en Internet nos devuelve que Linux está en la versión 6, mientras que también hay un sistema llamado «Ubuntu», que está en la versión 24.10, u otro sistema, Mint, en la versión 22. Entonces, ¿cuál es la última versión de Linux?
Kernel Linux, lo más importante
Lo primero que debemos hacer es diferenciar Kernel de distribución. Linux, como sistema operativo, es el núcleo, o Kernel, del que tanto hemos oído hablar. Este es el punto más importante a la hora de buscar la versión más reciente del sistema operativo, ya que es donde se encuentran todos los componentes necesarios para que el sistema operativo pueda funcionar: desde los procesos básicos hasta los drivers.
El Kernel Linux, en estos momentos, se encuentra en la versión 6.11.3. Esto quiere decir que se encuentra en la versión 6, que esta versión ha recibido 11 sub-actualizaciones, y que esta undécima subversión ha recibido 3 revisiones con correcciones menores. Esta última versión llegó a los usuarios el pasado 10 de octubre de 2024. Y, este mismo fin de semana, también se ha lanzado la Release Candidate 3 de Linux 6.12, la versión beta que, próximamente, llegará a todos los usuarios.
Si tienes un Linux instalado, y quieres conocer la versión del Kernel, puedes conocerla ejecutando el siguiente comando:
uname -r
Pero Linux, como tal, no es un sistema operativo que podamos instalar y usar. Y es aquí donde entran en juego las distribuciones.
Distribuciones, el «sistema operativo»
Una distribución Linux es lo que podemos conocer como «sistema operativo». Las distros lo que hacen es coger el Kernel y configurarlo junto a otros conjuntos de herramientas, aplicaciones y bibliotecas para que se pueda instalar y pueda funcionar en un ordenador. Estas distros colocan, junto al Kernel, elementos clave como gestores de paquetes, controladores de procesos, un escritorio, aplicaciones y software adicional, etc.
Hay cientos de distribuciones Linux en toda la red, cada una con unas características y unas peculiaridades que permiten a los usuarios elegir la que mejor se adapta a sus necesidades. Y, por supuesto, estas distros también tienen versiones.
Por ejemplo, Ubuntu, una de las principales distros de toda la red, se encuentra en la versión 24.10, lanzada este mismo mes. Pero Linux Mint, otra de las más conocidas, se encuentra en la versión 22. Manjaro, una distro excelente para usuarios algo ya avanzados, está en la versión 24.1. Y tenemos otros dos extremos de versiones, como Fedora, que se encuentra en la versión 40, o Debian, que está en la versión 12.7.
Generalmente, cuando instalamos una nueva versión de las distribuciones Linux (por ejemplo, al pasar de Ubuntu 24.04 a la 24.10), estas suelen venir con nuevas versiones del Kernel. Aunque también podemos forzar su actualización, cuando hay nuevas versiones, para poder recibir las mejoras de estas actualizaciones. Pero, cuando tenemos una distro instalada, lo más normal es que no cambie de versión ni subversión del núcleo, sino que reciba las revisiones (por ejemplo, de 6.11.2 a 6.11.3).