Conoce los 5 videos musicales de metal más famosos

El metal, con su historia de desafío y su capacidad para conjurar imágenes que oscilan entre lo visceral y lo surrealista, encontró en los videos musicales un lienzo ideal para amplificar su potencia. Desde el nacimiento de MTV en 1981 hasta la era del streaming, este género ha producido piezas audiovisuales que no solo acompañan la música, sino que la elevan a una narrativa visual que trasciende generaciones. Aprovechando datos de plataformas como YouTube, donde las reproducciones se cuentan por centenas de millones, y el impacto cultural que estas obras han tenido en la escena, este artículo explora cinco videos que han definido el metal en términos de alcance, creatividad y resonancia. En un mundo donde lo sonoro y lo visual se entrelazan, estas producciones destacan como pilares de un género que se niega a ser silenciado.

El primero en la lista es “Sweet Child O’ Mine” de Guns N’ Roses, un tema de 1987 que acumula más de 1,700 millones de vistas en YouTube hasta marzo de 2025. Grabado en blanco y negro en el Ballroom de Huntington Park, California, el video captura a la banda en un ensayo caótico, con Axl Rose serpenteando entre cables y focos mientras las cámaras giran como buitres. La inclusión de novias y groupies en el metraje aporta un aire de espontaneidad cruda, reflejando la energía desbocada del hard rock que rozaba el metal. Aunque su estética no apuesta por lo teatral, la simplicidad de mostrar al grupo en su hábitat natural lo convirtió en un retrato icónico de una era donde el exceso era norma.

Metallica entra en escena con “Enter Sandman” (1991), un video que supera los 1,200 millones de reproducciones y marcó su salto definitivo al mainstream. Dirigido por Wayne Isham, mezcla imágenes de la banda tocando en un almacén con secuencias oníricas: un niño huyendo de pesadillas, un anciano enfrentando la muerte y un camión que acecha en la oscuridad. La canción, con su riff hipnótico y la voz de James Hetfield invocando al “hombre de arena”, encuentra en estas viñetas un eco visual que amplifica su tensión psicológica. Fue el primer gran despliegue audiovisual de Metallica tras años de resistirse al formato, y su impacto lo convirtió en un estandarte del thrash metal abriendo puertas al gran público.

Desde el nu metal, Linkin Park aporta “Numb” (2003), con más de 2,100 millones de vistas, un récord que lo sitúa como el video de metal más visto en la plataforma. Filmado en Praga, sigue a una joven alienada, interpretada por una actriz que no era Chester Bennington, mientras las catedrales góticas contrastan con su tormento interior. La banda aparece en una iglesia abandonada, con Bennington gritando frente a un micrófono que parece un confesionario profano. La edición fragmentada, que entrelaza el aislamiento de la protagonista con los acordes electrónicos y el rap de Mike Shinoda, captura la angustia generacional de los 2000, haciendo del video un artefacto que trasciende el género.

Rammstein, maestros de la provocación, irrumpen con “Du Hast” (1997), que roza los 500 millones de reproducciones. Dirigido por Philipp Stölzl, el clip es un thriller industrial: un hombre llega a un almacén en llamas, traiciona a su pareja y enfrenta a una banda de encapuchados en un juego de lealtades retorcidas. Los cortes rápidos y la paleta de colores saturados —rojos ardientes, negros profundos— dialogan con los ritmos marciales y la voz de Till Lindemann, que escupe alemán como si fuera metralla. Más allá de lo musical, el video encapsula la teatralidad subversiva de Rammstein, una marca que los distingue en el metal industrial.

Por último, “Chop Suey!” de System of a Down (2001) cierra la selección con más de 1,300 millones de vistas. Dirigido por Marcos Siega, combina imágenes de la banda en un concierto caótico con planos surrealistas: Serj Tankian y Daron Malakian enfrentándose como reflejos distorsionados, mientras una multitud en éxtasis choca como olas. La inclusión de elementos armenios, como el arte de Tigran Tsitoghdzyan, añade una capa cultural que enriquece la crítica social del tema. El montaje vertiginoso y la energía desquiciada del video lo convirtieron en un emblema del metal alternativo, resonando con una audiencia que buscaba algo más que ruido.