Atlas vs Comet: ¿Podrán los 2 mejores navegadores de IA destronar a Google Chrome?

Cada día que pasa, aparecen nuevos aspirantes que ponen en cuestión el trono de Google Chrome. Pero 2025 está siendo un año especialmente prometedor para nuevas opciones. Por un lado, tenemos Atlas, el navegador inteligente de OpenAI basado en el ecosistema de ChatGPT. Pero también ha llegado con fuerza Comet, la propuesta de Perplexity AI que hace de la inteligencia artificial su motor principal.

Uno permite delegar consultas, resúmenes y acciones complejas con su Agent Mode, mientras que Comet actúa como un copiloto constante para hacer búsquedas por nosotros u organizar todas nuestras webs. Aunque comparten similitudes y también muestran diferencias, ambos enfoques son muy diferentes a lo que conocemos como navegadores tradicionales. Y es que han puesto por delante a la inteligencia artificial, y la mayoría de tareas están asistidas por sus propios agentes. Aun así, la pregunta es si son realmente prácticos para un usuario medio. Y sobre todo, si están capacitados para sustituir a Chrome a día de hoy.

Vamos a enfrentar a Atlas y a Comet en cuanto a su uso, funciones y visión de futuro. Así descubriremos si tienen potencial para convertirse en los reyes de los navegadores.

Atlas de OpenAI

Atlas apuesta por la integración absoluta de todo el ecosistema de ChatGPT imbuida dentro de la navegación. De hecho, cada pestaña puede transformarse en un panel de diálogos directos con la IA. Es capaz de analizar webs, automatizar búsquedas, traducir y extraer datos. Sin contar con que puede responder en tiepo real a órdenes completas.

Su gran baza es el «modo agente». Este funcionamiento hace que el usuario pueda pedir a la IA que realice tareas encadenadas, como puede ser una comparativa de precios, encontrar patrones en textos largos o resumir una noticia basándose en distintas fuentes. En la parte de la privacidad, Atlas pide confirmación para cada acción que proponga la propia IA. Por lo que prioriza el control, la transparencia y la privacidad.

Aun así, las restricciones vienen por parte del pago. Necesitamos tener una suscripción a ChatGPT Plus y requiere que tengamos sesión iniciada en OpenAI con nuestra cuenta para aprovechar sus capacidades. Una barrera de entrada mayor que para otros navegadores, incluso en comparación con Comet, que no requiere de ningún pago para su ejecución.

Comet de Perplexity

Comet propone una filosofía parecida, pero diametralmente opuesta a OpenAI. En este navegador, la IA es un «copiloto» permanente que nos acompaña en cada web. Funciona en segundo plano sin necesidad de obligarnos a aprobar cada automatismo. Resume el contenido de páginas webs, tiene respuestas instantáneas incluso a consultas contextuales, enlaza información desde múltiples fuentes y permite navegar de manera proactiva.

Otra de sus ventajas es que es compatible con las extensiones de Chrome -al estar basado en Chromium- y disponemos de él de manera gratuita, sin requerir de ningún tipo de cuenta premium. Aun así, en su versión gratuita, tenemos un bloque reducido de consultas al día en comparación con una suscripción premium.

Aun así, está diseñado para que la IA asista al usuario en todo momento, desde la redacción de texto hasta la organización de información mientras navegamos. La privacidad depende de la política de Perplexity, aunque es más transparente que el propio Chrome. En cuanto a velocidad y consumo de recursos, Comet se iguala a Chrome, pero añade un valor real y palpable gracias a la automatización inteligente.

¿Pueden reemplazar a Chrome?

Atlas y Comet dan un giro radical a la concepción que tenemos de navegador web. Ahora no es solo una ventana a internet, sino un «mayordomo» inteligente que nos ayuda, anticipa y responde.

Por su parte, Atlas es perfecto para entornos profesionales y usuarios que priorizan un mayor control de los procesos de IA. Pero Comet favorece en todo momento la facilidad, inmediatez y automatización diaria. Ambos superan a Chrome en tareas relacionadas en la IA. Aún queda camino para desplazar a Google como referente universal. Solo queda saber cómo acepta el mundo a estos navegadores.