Revisamos aquí el trabajo de Amor Muere, un grupo que cierra el año con un disco que fue exhibido en una potente gira por Europa. Además, sus integrantes destacan con otras ediciones solistas, lo cual erige esta banda entre lo más destacado del México de 2024.
TXT:: Juan San Cristóbal
La banda
El grupo Amor Muere surge del encuentro de cuatro artistas que en Ciudad de México confluyeron en torno a la música. La obra de Mabe Fratti, Concepción Huerta, Gibrana Cervantes y Camille Mandoki se despliega por separado y en forma individual, pero converge en este proyecto que las ubica en un cuarteto, una idea que este año se ha consolidado con la edición del disco A time to love, a time to die y la consecuente gira que le permitió tocar en la NTS Radio y en el festival Rewire, entre otras fechas en Europa.
Más allá de la música, la banda permite interpretarse desde su tiempo, en lo inusual de un grupo de 4 mujeres que ya por separado habían destacado a través de su música. Si ya una frase cliché decía que “el rock está muerto”, otra frase, también cliché, pregona que “el futuro es feminista o no será”. Pues aquí tenemos una banda que se aleja de los cánones del rock, reemplaza la guitarra por un chelo y un violín, planteando una propuesta de sonoridades, identidades y narrativas que derivan en la música de ahora.
Los discos
Al revisar la discografía de Amor Muere, es perentorio comenzar con A time to love, a time to die. Este LP fue editado en noviembre del 2023 por Scrawl Records, en Londres. El disco se despliega en cinco cortes que ofrecen una síntesis sólida del sonido de esta banda, una sinergia superior a la suma de las partes, o inferior, en el sentido de reducir las intervenciones hasta lograr sutiles ambientaciones entre la electrónica y las cuerdas.
Por separado, hay otros discos que bien vale mencionar. El trabajo de Mabe Fratti ya había despegado con el LP Pies sobre la tierra, del 2020, pero este 2024 presenta Sentir que no sabes, ambos editados por el sello británico Tin Angel Records. Sentir que no sabes es un disco que eleva la propuesta, con un muy excelente tour por Estados Unidos y Europa entre septiembre y noviembre, con un total cercano a los 40 conciertos, lo que no es poco.
Otro nombre destacado en este grupo es Concepción Huerta, que este año editó el disco The earth has memory, que salió por el muy recomendable sello Elevator Bath. Lo de Concepción Huerta es más abstracto que los discos, una propuesta ampliada a los experimentos sonoros, la experiencia en vivo y la colaboración en duetos efímeros, pero este registro es también un destacado a la hora de revisar las ediciones del año.
Completando el espectro de referencias, es menester mencionar los trabajos de Gibrana Cervantes, quien en 2023 editó ¿Cómo pasamos a la eternidad? y en 2024 edita Vórtex submarino, dos autoediciones en un vinilo de 7 pulgadas y un casete, respectivamente. De Camille Mandoki, recomendamos el disco We used to talk for hours, un registro de 2016 que se puede escuchar en Soundcloud, y que bien refleja esta generación de artistas y ediciones digitales, las que pululan en internet, entre colaboraciones, singles, canciones o experimentos que se suben a la internet en un camino de independencia y sonidos en línea.
El concierto
El pasado 7 de diciembre del 2024 (para los archiveros), el grupo Amor Muere se presentó en la Casa del Lago de la UNAM, en el Bosque de Chapultepec de la Ciudad de México. Fue el único concierto de este grupo en el año, tocando en la ciudad donde se cruzan los caminos que dan inicio a este proyecto. Luego de las giras, luego de los discos, cerrar el año en casa y tocando al aire libre se planteaba como un buen show.
El lugar, por su parte, coronaba un año de referencias para la música en la CDMX. Ya las presentaciones de Felicia Atkinson o María Chávez, en el marco del Festival de Poesía en Voz Alta, o la fecha del festival Mutek en el foro Alicia Urrieta se erigen como puntos a favor de una cartelera gratuita y vanguardista para nuevas audiencias. Una semana atrás, la presentación de Weyes, por Luisa Almaguer, fue otro hito en la bitácora de este escenario.
Las cuatro músicas se despliegan sobre el escenario en una orientación horizontal. Las cuerdas se plantean como el exterior del cuarteto, con Mabe Fratti y Gibrana Cervantes, a la izquierda con el chelo y a la derecha con el violín, respectivamente. El uso de pedales de distorsión y efectos permite una elevación mayor en estas cuerdas, que vuelan sobre la base que en el interior surge de las máquinas y sintetizadores de Concepción Huerta y Camille Mandoki. Esta última lidera la entonación vocal, con entonaciones melódicas y sutiles, contrastadas con voces más narrativas y poéticas de Mabe Fratti, un binomio que va oscilando a lo largo del repertorio para cerrar al unísono en el último tema.
El sonido se puede calificar como algo ambiental, experimental, abstracto, es también un juego de capa sobre capa, de intervenciones mínimas y de complementos en un grupo que va acompañando el silencio. El resultado es una simbiosis que consolida en un concierto lo que anticipamos en los discos y en las solistas, que aquí confluyen en torno a la música.
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