Originaria de Tlaxcala, Alina Sánchez forma parte de una camada de mujeres que ha irrumpido para bien en la escena de las músicas diferentes y poco convencionales de este país. Es una generación cuya formación ⎯como veremos más adelante⎯ no necesariamente se da en las escuelas de música, sino en áreas afines, más cercanas al Arte y el diseño. No hay en ello ninguna novedad, aunque ahora parece ser más un acierto que una casualidad.
Alina se define como una “artista multidiciplinaria”, autodidacta, sin estudios de música formal y a quien también le interesaron “otras áreas como el dibujo, la pintura y el video”, intereses que la llevaron a estudiar en La Esmeralda, donde pudo explorar diversas disciplinas. Su discografía se conforma por algunos sencillos (Memorias, 2011; Formas orgánicas, 2013; y Vuelo, 2023; además de un par de EP’s (Waiting for the miracle, 2017; y Anti-virus-Dream catcher) y los álbumes Forest epiphany (2021), Éter (Maquila Terror Casetes, 2023) y Corpus (en colaboración con Lorena Barquet, 2024). Una obra que busca “conectar con la meditación y los procesos terapéuticos. Quiero que el sonido sirva como un puente para sanar y explorar nuestro mundo interno”.
Te consideras una artista multidisciplinaria, pero ¿cómo nace tu interés en la música?
Viene desde que tengo memoria, el sonido siempre ha sido una forma de mantenerme presente. Crecí en un pequeño pueblo de Tlaxcala y mi casa estaba frente a una gran presa. Pasaba largas horas escuchando el fluir del agua y los sonidos de los ambientes naturales, desarrollando una sensibilidad especial hacia los paisajes sonoros y cómo estos nos envuelven y calman. Para mí, la música es mucho más que sonido; es memoria y vínculo. Tiene el poder de transportarnos a épocas felices y conectar con lo más profundo de nuestro ser. Me interesa también su aspecto terapéutico. Además, la historia de la música y sus mitos me han inspirado mucho. El mito de Orfeo, por ejemplo, me encanta porque habla de cómo el sonido tiene el poder de conmover almas, atravesar espacios liminales y crear conexiones que van más allá de lo tangible.
¿En qué momento decidiste convertirte en música?
No hubo un momento exacto en el que decidiera serlo. Más bien siempre ha sido una constante en mi vida. La música estuvo ahí, acompañándome, y mi práctica artística se convirtió en un espacio natural para integrarla y hacerla parte de mi obra.
¿Cómo trabajas?, ¿lo tuyo son composiciones o improvisaciones?
Es una mezcla de ambas. Trabajo principalmente en la música electrónica, donde la improvisación es clave, pero también grabo y luego edito esas grabaciones. Utilizo técnicas como el cut-up en donde mezclo grabaciones de campo de sonidos cotidianos que aparecen al azar. Es un proceso muy intuitivo, abierto a lo que surja en el momento.
¿En qué disco crees que comienzas a tener un sonido ya más más tuyo: En Éter o Corpus?
Cada trabajo tiene algo especial. Forest epiphany, mi primer álbum, marcó un proceso muy significativo para mí en 2020. Fue la primera vez que logré compilar un proyecto completo, y el track “Muin” sigue siendo una conexión directa con mi infancia, evocando esos momentos en los que pasaba horas escuchando el agua. Este álbum fue creado en movimiento, en solo una semana, durante traslados, duelos y derivas. Representó una búsqueda constante de libertad e intuición, un proceso en el que descubrí la importancia de encontrar mi propia voz y construir un lenguaje único desde lo sonoro.
Por otro lado, Éter, mi segundo álbum lanzado en 2023, tomó un enfoque completamente distinto. Lo desarrollé a lo largo de tres años, utilizando Ableton Live y sonidos binaurales para crear una experiencia inmersiva. Este trabajo pasó por múltiples etapas de escucha: con audífonos, bocinas y momentos de absoluto silencio. Es un álbum meticuloso, cuidado tanto en lo sonoro como en lo visual y conceptual. Sentí que los sonidos alcanzaron una dimensión más amplia, conectada con un proceso integral. Fue un camino marcado por la paciencia y la dedicación, en el que cada pieza descansaba el tiempo necesario antes de ser retomada, ya fuera por días o meses, siempre libre de la presión de expectativas externas.
¿Cómo describes Éter?
Éter es una serie de atmósferas sonoras diseñadas para conectar con los sueños y la intuición. Es un álbum introspectivo y envolvente que invita a introducirse en las profundidades de la psique. Sus ondas y frecuencias inmersivas están pensadas para resonar directamente con el subconsciente.
Dices que Corpus es una pieza sobre los linajes femeninos, ¿podrías abundar al respecto?
Corpus es un acto de reivindicación y una exploración profunda de nuestros linajes femeninos. Es un intento de indagar en nuestras historias y en las mujeres que nos precedieron, para conocer sus relatos y sanar las voces que no fueron escuchadas en su tiempo. Los altares audiovisuales que conforman este proyecto buscan actualizar esas historias no contadas, aquellas que fueron censuradas, olvidadas, relegadas o poco comprendidas. A través de estos espacios, Corpus plantea una conexión entre el pasado y el presente, abriendo un diálogo que reconoce y da lugar a esas narrativas silenciadas.
¿Por qué está firmado por ti y Lorena Barquet si, creo, el trabajo de ella es solo en uno de los tres tracks?
Corpus fue concebido y desarrollado en conjunto con Lorena Barquet. Desde la idea inicial hasta la construcción del álbum, la trabajamos juntas para explorar nuestras historias familiares, especialmente las de nuestras abuelas. Nuestro objetivo era nombrarlas, darles voz a través del sonido, videoarte, performance y contar sus relatos, no solo desde lo que conocimos y aprendimos, sino también desde los silencios que dejaron. Aunque solo hay un track en el que aparece su voz y yo trabajé el ambiente sonoro, la idea y la construcción conceptual del proyecto fueron completamente colaborativas. Este trabajo representa un puente entre lo que heredamos y lo que decidimos resignificar y dejar ir, un diálogo construido desde nuestras vivencias y memorias compartidas.
Para cerrar, ¿trabajas en un nuevo proyecto en la actualidad?
Estoy trabajando en un nuevo álbum que será lanzado en formato casete con el sello Infra Ediciones, con sede en Guadalajara, México. Aunque aún está en proceso. Además, estoy creando un EP para el sello Engram Recordings, en Berlín, Alemania, con el que ya he colaborado previamente.
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