
El ahorro formal en México ha mostrado un crecimiento significativo en los últimos tres años, pasando del 21% en 2021 al 30% en 2024, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024. Este incremento refleja un avance en la bancarización y en el uso de instrumentos financieros regulados por parte de la población.
Después de años de estancamiento, la inclusión financiera en México muestra signos de recuperación. En 2024, cerca de 8 de cada 10 personas adultas en el país contaban con al menos un producto financiero formal, marcando un incremento significativo desde 2015, según la ENIF.
Este crecimiento se ha visto impulsado por una mayor diversificación de los productos financieros y el avance en la inclusión de sectores tradicionalmente rezagados, como las mujeres y la población en localidades rurales.
El reporte señala un aumento en el acceso a productos financieros digitales, como las cuentas contratadas por internet, que pasaron del 3% en 2021 al 10% en 2024. Además, 6 de cada 10 personas realizaron consultas y movimientos en sus cuentas a través de sus apps bancarias.
Ahorro y acceso al crédito en México
El crecimiento del ahorro formal también podría responder a un mayor interés en la planeación financiera y la construcción de patrimonio.
Según la encuesta, el 41% de las personas que ahorran formalmente lo hacen para atender emergencias, mientras que el 30% lo destina a la compra, remodelación o ampliación de vivienda. Además, un 22% de los encuestados ahorra para la educación y el 13% lo usa para pagar vacaciones y eventos personales.
En cuanto al acceso al crédito, el 54% de la población cuenta con algún tipo de financiamiento, ya sea formal o informal. Sin embargo, solo el 37% tiene crédito formal, mientras que el 29% aún depende de fuentes informales como préstamos de familiares, amigos o casas de empeño.
Las tarjetas departamentales y de crédito son los productos más comunes dentro del crédito formal, con una penetración del 23% y 16%, respectivamente.
No obstante, el acceso al crédito hipotecario y personal sigue siendo bajo, con un 6% y 4% de la población utilizando estos productos, respectivamente. La encuesta revela que los altos costos y la desconfianza en las instituciones financieras siguen siendo barreras para una mayor adopción del crédito formal.
Brechas de género y disparidades regionales
Uno de los datos más alentadores de la ENIF 2024 es el avance en la inclusión financiera de las mujeres. En 2024, el porcentaje de mujeres con al menos un producto financiero aumentó en 11 puntos porcentuales con respecto a 2021, superando el crecimiento observado en los hombres (7 puntos porcentuales).
Sin embargo, la brecha de género persiste: el 73% de las mujeres tienen al menos un producto financiero, en comparación con el 81% de los hombres.
Las disparidades también son evidentes a nivel regional. Las regiones del norte del país y la Ciudad de México presentan los mayores niveles de inclusión financiera, con un 85% y 80% de la población con al menos un producto financiero, respectivamente.
En contraste, la región Sur es la que presenta el mayor rezago, con un 68%, a pesar de haber mostrado una mejoría de 8 puntos porcentuales con respecto a 2021. La brecha entre áreas urbanas y rurales también se ha reducido, aunque persiste, con un 74% de la población urbana con al menos un producto financiero, frente al 66% en zonas rurales.
Educación y confianza en el sistema financiero
La ENIF 2024 confirma la importancia de la educación y el estatus laboral como factores determinantes de la inclusión financiera. En 2024, el 60% de la población con educación primaria tiene al menos un producto financiero, mientras que este porcentaje se eleva al 93% en la población con educación superior.
Asimismo, el 98% de la población con empleo formal tiene al menos un producto financiero, en comparación con el 64% de la población sin empleo y el 73% de la población con empleo informal.
Educación financiera: un panorama mixto
La ENIF 2024 apunta que si bien existe un reconocimiento generalizado de algunos conceptos financieros básicos, la aplicación práctica de estos conocimientos y la comprensión de otros temas clave aún presentan áreas de oportunidad.
En cuanto al conocimiento de conceptos básicos, la encuesta muestra que una proporción importante de la población comprende las ventajas de la diversificación (71%) y el concepto de riesgo (78%), ambos con un incremento de 2 puntos porcentuales con respecto a 2021.
Asimismo, el 77% de la población respondió tener conocimiento sobre la pérdida de valor del dinero en el tiempo, lo que indica una comprensión aceptable del concepto de inflación (92%).
A pesar de este entendimiento razonable de algunos conceptos, el índice de alfabetización financiera se mantuvo sin cambios en comparación con 2021 y 2018, ubicándose en 58 puntos.
La confianza en las instituciones financieras sigue siendo un reto. Menos de la mitad de la población cree que su dinero estaría seguro en los bancos o que las instituciones resolverían sus quejas de manera justa.
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