10 increíbles canciones de metal para relajarte un viernes

El viernes llega como un suspiro después de cinco días de caos, y el metal, lejos de ser solo un rugido ensordecedor, tiene rincones que invitan a bajar las revoluciones. No se trata de apagar la distorsión ni de traicionar el género, sino de encontrar esas composiciones que, sin renunciar a su ADN, te envuelven en una calma densa, introspectiva, casi táctil. El metal no siempre busca destrozarte los tímpanos; a veces, te arrastra a un lugar donde el peso de las guitarras y la cadencia de los ritmos se convierten en un refugio. Aquí van diez canciones que demuestran cómo este género puede ser tu aliado para cerrar la semana con los pies sobre la mesa y la mente a la deriva.

1. Soen – «Lotus»

Arrancamos con los suecos de Soen, un nombre que resuena entre quienes buscan metal con alma. «Lotus», del álbum homónimo de 2019, es un viaje de texturas suaves y crescendos controlados. La voz de Joel Ekelöf flota sobre un colchón de riffs que no apabullan, sino que acarician. Es el tipo de canción que podrías escuchar con una cerveza en la mano mientras el sol se esconde.

2. Opeth – «Harvest»

Si hay una banda que sabe navegar entre la furia y la quietud, esa es Opeth. «Harvest», sacada de Blackwater Park (2001), es un lienzo acústico salpicado de detalles progresivos. Mikael Åkerfeldt entrega una interpretación que suena a confesión, mientras las guitarras tejen una red que sostiene el peso de la semana sin romperla. Un clásico que no necesita gritar para hacerse sentir.

3. Katatonia – «My Twin»

Los veteranos de Katatonia tienen un don para lo sombrío, y «My Twin», del disco The Great Cold Distance (2006), lo lleva a otro nivel. Aquí no hay prisas: el ritmo se arrastra con una elegancia casi hipnótica, y las capas de sonido se apilan como niebla sobre un lago. Es perfecta para esos viernes en los que solo quieres mirar por la ventana y dejar que el tiempo se disuelva.

4. Porcupine Tree – «Lazarus»

Vale, Porcupine Tree no es metal puro, pero su ADN progresivo tiene raíces que tocan el género. «Lazarus», de Deadwing (2005), es una balada que respira melancolía y calidez al mismo tiempo. Steven Wilson construye una atmósfera que te envuelve como una manta vieja, ideal para desconectar sin salir del espectro que los fans del metal aprecian.

5. Anathema – «Untouchable, Part 2»

Anathema dejó atrás sus días de doom para explorar territorios más etéreos, y «Untouchable, Part 2» (Weather Systems, 2012) es un ejemplo brillante. La voz de Lee Douglas se entrelaza con arreglos que suben y bajan como olas lentas. Es una canción que te pide cerrar los ojos y dejar que las emociones fluyan, sin forzar nada.

6. Riverside – «The Time I Was Daydreaming»

Los polacos de Riverside saben cómo hacer metal progresivo que no te machaca. Esta pista, de Second Life Syndrome (2005), tiene un pulso pausado y un tono que invita a perderte en tus propios pensamientos. Mariusz Duda canta como si estuviera contándote un secreto, mientras los instrumentos dibujan un paisaje sonoro que no exige atención, solo presencia.

7. Tool – «Forty Six & 2»

Tool no suele asociarse con relajación, pero «Forty Six & 2» (Ænima, 1996) tiene un groove que te atrapa sin agresividad. El bajo de Justin Chancellor y la batería de Danny Carey crean un ritmo casi meditativo, mientras Maynard James Keenan te guía por un laberinto psicológico. Es intensa, sí, pero su cadencia te permite flotar en ella.

8. Leprous – «The Price»

Noruega nos trae a Leprous, una banda que mezcla metal progresivo con una sensibilidad única. «The Price», de The Congregation (2015), equilibra energía y reposo. La voz de Einar Solberg corta como un cristal limpio, y el arreglo te lleva por subidas contenidas que desembocan en una calma extraña, casi catártica. Un tema para escuchar con auriculares y el volumen justo.

9. Tesseract – «Nocturne»

El djent de Tesseract puede sonar técnico, pero «Nocturne» (Altered State, 2013) tiene un enfoque más atmosférico. Los británicos usan su precisión para construir un espacio sonoro que te envuelve sin abrumar. Es como caminar por una ciudad vacía al anochecer: hay movimiento, pero también una paz rara.

10. Pain of Salvation – «Ashes»

Cerramos con Pain of Salvation y «Ashes», del álbum The Perfect Element, Part I (2000). Daniel Gildenlöw entrega una actuación cruda pero contenida, acompañada de un ritmo que avanza despacio, como un río que no tiene prisa. Es una canción que te pide sentarte, respirar y dejar que el viernes se desvanezca.

Estas diez piezas no son solo canciones; son portales a un estado mental donde el metal se convierte en compañero, no en antagonista. Todas están disponibles en plataformas como Spotify o Bandcamp, y sus discos respectivos son referencias obligadas para cualquier seguidor del género. Si quieres explorar más, bandas como Alcest o The Ocean también tienen joyas en esta línea. Por ahora, sube el volumen lo justo y deja que el viernes se funda con las notas.