Ian Astbury: ¿Quién decide qué es el rock & roll, hasta dónde llega?

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“Hay gente que nace bajo circunstancias complicadas y yo entiendo de eso. Mi padre fue un refugiado de la Segunda Guerra Mundial. Vengo de una familia de refugiados. Sé de pobreza, de ignorancia, de falta de educación. Jamás fui a la Universidad; lo aprendí todo en las calles, viviendo experiencias que enriquecí con libros, películas y pinturas. Conversando”. Ian Astbury abre fuego así, retratándose sin cortapisas al otro lado del teléfono. El cantante de The Cult ya ha dicho antes que alguna vez calificó para entrar al siniestro Club de los 27; sin embargo sigue de este lado, “leyendo, meditando, practicando yoga, viendo películas y escuchando música, comunicándome con los demás… viajando”.

Y vaya que el músico ha viajado. Si bien nació es Cheshire, Inglaterra, domina las calles de Liverpool, Brixton y Bradford; al tiempo, ha vivido lo mismo en Glasgow que en Irlanda del Norte y Canadá. “Me gusta sentir la energía de las ciudades y de su gente”, comenta el músico, concentrándose en el segundo punto especialmente, refiriéndose a su ánimo por indagar en lo que hay dentro de los demás: su espiritualidad. “Cualquier persona que esté viva posee espíritu. Y me parece que si estás dispuesto a conocer a alguien profundamente es porque cuentas con ganas de acceder a otro tipo estimulación, una donde es posible expandir la consciencia, y eso es algo en lo que estoy muy interesado, en descifrar ciertos misterios”.  

Siendo adolescente, Astbury cayó de rodillas ante la descarga eléctrica de un trueno llamado punk. Entonces ya se entendía con David Bowie y New York Dolls gracias a la radio y la TV; sin embargo fue en unas vacaciones en Inglaterra, justo en 1977, que se encontró con Never mind the bollocks, de los Sex Pistols, y de inmediato le pidió a su madre que le comprara el LP. Cambiaría su facha entonces, sufriría una transformación radical que lo llevaría a lecturas existencialistas, a The Clash y a los Ramones. Luego, vía John Lydon, se toparía con el reggae; Peter Tosh, Bob Marley. Robando comida para mantenerse de pie, durmiendo en estaciones de tren, terminó viviendo en una casa donde se encontraría con una banda que buscaba asomar la cabeza de las cloacas. Así, Southern Death Cult deribaría en Death Cult y finalmente, con Billy Duffy e Ian como cabezas, nacería The Cult.   

De golpe, Astbury dejaría de ser un okupa para posar en las portadas de las revistas más prestigiadas de música. Tras editar Dreamtime y Love a mediados de los años 80, de la mano de Electric (1987) The Cult alistaría su llegada al cielo de las listas de éxitos con Sonic temple (1989) para así conocer las mieles de los estadios, con Metallica y Guns N´Roses como vecinos de camerino. En tal escenografía, Ian se convertiría en un rockstar hecho y derecho; estaba por colocar bajo el reflector al narcisista autodestructivo, según él mismo se ha calificado, que bien pudo entrar en el mencionado Club de los 27. Una etapa clave, pues desde entonces el hombre no ha parado de cambiar. “He experimentado cosas”, afirma el inglés, “actualmente cuando me he acerco al abuso me detengo, cuando sé que he tenido suficiente. Se vale explorar la condición humana para así entender ciertas cosas. El balance es ideal en este sentido”.

El compositor se refiere así al uso de sustancias, enfocándose en aquellas que le han permitido expandir su consciencia. “Me interesa eso, expandirme, sin embargo le guardo respeto a los psicodélicos, estoy consciente de lo que significan. Hay que acercarse a ellos en un ambiente controlado. No son una forma de escape ni una simple herramienta de placer”. En tal carril, el artista dice nutrirse “leyendo, meditando, practicando yoga, viendo películas y escuchando música, comunicándome con los demás… viajando. En este momento en que se halla la evolución del ser humano estamos examinando tanto el materialismo como los alcances de la tecnología, así como la expansión de la consciencia, buscando formas nuevas de comunicación con la ayuda de la psicología e incluso el esoterismo. Hoy en día todo está siendo cuestionado y eso me fascina, especialmente con las artes. Porque el Arte se conforma por individuos que se expresan a través de la creatividad, algo en lo que yo también me he ido desarrollando”.

Respecto a tal desarrollo, luego de que The Cult abriera un paréntesis en su historia a mediados de los años 90, el cantante le daría vida a The Holy Barbarians para después ocupar el sitio de Jim Morrison al lado de Ray Manzarek y Robby Krieger, bajo el nombre de The Doors of the 21st Century. Casi nada pasó allí: el Wolf Child se puso la piel del Lizard King. Aunque esto no significó dar un paso atrás, sino indagar a fondo en el significado del rock and roll. “Es que éste sufrió una transformación importante en los años sesenta, con bandas como Love, Pink Floyd o los Rolling Stones. Pero, ahora, ¿quién decide qué es el rock & roll, hasta dónde llega? Los géneros musicales se han ido integrando, adaptándose al tiempo. Yo me expreso escribiendo, pero también me gustan los aspectos visuales (he hecho algunos filmes) así como trabajo con la guitarra, el piano y la batería y me interesa lo que sucede en el mundo de la música electrónica. Para mí, el término rock and roll se refiere más a un estilo de vida”.

Distante de la clase política —“porque es gente que toma decisiones que debemos acatar cuando se toma control del medio ambiente, pero que viene y va, y eso jamás va a cambiar”—, el cantante acepta que sigue encontrando respuestas en la música de Bowie, especialmente en el álbum Low —“un trabajo magnífico. Me encantan los tracks instrumentales así como el cruce de caminos entre elementos textuales y el uso de herramientas electrónicas”— y que hoy día se enfoca en no practicar “conductas negativas”. Para Ian, tras estar del lado oscuro del camino con sus respectivos colapsos, actualmente resulta fundamental “encontrar las frecuencias correctas. Aunque entiendo que cada quien vive la vida como desea, que cada quien toma sus propias decisiones y cada uno sabe cómo aprovechar este regalo que significa estar vivo”.

Under the midnight sun (2022) es el título del más reciente álbum de The Cult. El trabajo que tiene a Billy e Ian de gira por Latinoamérica desde inicios de 2025, con paradas en Brasil, Chile, Argentina y México. Sobre éste, el paso del tiempo sin abandonar la carretera, Astbury reflexiona: “Todo este asunto de envejecer haciendo música es inédito. Ahí están los Rolling Stones, no sabemos si estos tipos van a alcanzar los noventa años de edad y seguirán ahí. No hay reglas escritas. Personalmente puedo asegurar que por siempre estaré expresándome, enfocándome en los cambios. The Cult está ahora mismo viviendo un momento especial, creando canciones. Han usado recientemente nuestra música para la TV y nuestra estética sigue influenciando a muchas personas. En realidad es ésta una época interesante para nosotros”.

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